“Yo creo a mi manera”

Jueves de Yoandy

Hablar de la Semana Santa en Cuba puede convertirse en un tema reducido a los cristianos. Nuestra cultura laica, con sus heridas de antaño al culto y demás expresiones de la fe, ha hecho que muchos vivan entre el agnosticismo, el ateísmo y el “yo creo a mi manera”.

En los últimos años, digamos en las dos últimas dos décadas exactamente, existe quizá un mejor conocimiento de ciertas fechas que celebra la Iglesia, dado por la influencia de tres visitas papales a Cuba. El saldo más evidente para el pueblo que no profesa su fe o no hace práctica su creencia, es el establecimiento de los días 25 de diciembre y Viernes Santo como días feriados. Lejos de detenerse a meditar sobre el porqué de esa decisión, hecho normal en cualquier país del mundo, y el significado de tan importantes fechas para la historia del cristianismo, muchos solo esperan el día para no trabajar ni asistir a la escuela.

Estas actitudes están muy relacionadas con la expresión popular antes mencionada “yo creo a mi manera”. Fueron muchos los años en que, incluso los más jóvenes, recordamos cuando alguien pasaba por cada aula de la escuela preguntando ¿quién asiste a la Iglesia? Levantar la mano significaba ser anotado en una lista que se archivaba como parte de la caracterización de cada alumno. Si obtenías buenos resultados eras bueno “pero”… ibas a la Iglesia y eso podía hacer que no fueras “integral”. Un concepto de integralidad reducido a la participación en todas las actividades político-culturales de la organización de pioneros.

Muchos decidieron esconder su fe, guardar en silencio, como si de pecado se tratara, su asistencia a cualquier evento religioso, la participación en la obra de Navidad o el catecismo dominical. Podíamos ser considerados como enajenados de la realidad y débiles espiritualmente; no siendo así cuando debías pronunciar en cada acto matutino “Pioneros por el comunismo, seremos como el Che”. Sin saber la mayoría de las veces el significado de aquel lema, o el por qué seguir su ideología, cuando existe una rica historia fundacional cubana, con claros exponentes del humanismo, la cultura y el amor a la Patria. Se escondía a Dios para evocar el nombre de los hombres.

Y así muchos cubanos hicieron suyo el recurso de “creer a su manera”, como si existieran varias. Considero que predomina una confusión entre el concepto y la forma de creer y otras actitudes acomodaticias al momento puntual que se vive y complacientes con lo que el interlocutor o espectadores esperan de nosotros. Escudados en que “esto o aquello me perjudica si lo digo” caemos en la doble moral, el autoengaño y se nos va la vida en complacer a los demás haciendo “lo que toca” como si no fuéramos dueños y protagonistas de nuestras vidas.

Hace unos días, con motivo de la preparación para la Semana Santa 2018, participé del cine debate sobre el largometraje “Dios no está muerto” en su segunda parte. La trama central del filme se mueve en torno a la verdad sobre la existencia de Dios. Allí recordamos todos los participantes, especialmente en la víspera de la Semana Mayor, que cada uno de nosotros tiene un modo particular de vivir la pasión, la muerte y la resurrección, pero que se traducen en una forma común de vivir la vida: caerse, levantarse y vivir con esperanza.

Que este Viernes Santo, “feriado”, como le llaman en Cuba, sirva para poner al pie de la cruz, en la hora cero, nuestros anhelos y fatigas.


Yoandy Izquierdo Toledo (Pinar del Río, 1987).
Licenciado en Microbiología.
Máster en Bioética por la Universidad Católica de Valencia y el Centro de Bioética Juan Pablo II.
Miembro del Consejo de Redacción de la revista Convivencia.
Responsable de Ediciones Convivencia.
Reside en Pinar del Río.

 

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