El cetro
Óleo/lienzo. 201 x 120 cm.
2003.
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El Cetro
(El peso de mi sombra) Se fundirá el día en la noche
en una sola estancia ancestral,
palpando la brizna que el nuevo ser
asienta en el Cetro.
Árbol altivo, delgado, de tres colores,
hojas que forman pinceles y cábalas
huesos y piel, llevan el reflejo de la corteza
que envuelve el silencio,
desde la raíz,
hasta donde penetra
la memoria de la luz.
Sus brazos, son las ramas subterráneas
que se expande por doquier,
llevando el sostén gravitacional
de la esfera terrestre.
Desde su interior perfuma,
todo lo que toca, todo lo que mira
y va develando en la anquilosa razón,
su resina oleosa espermatizada,
reproduciéndose así mismo como la sangre.
Su fruto se extingue a la luz del sol,
y su alma es infinitamente oscura,
solo se alimenta del afrodisíaco
matiz nocturnal.
Sólo en él se cultiva el alma.
Cetro que lleva el peso de mi sombra
y a mi sombra regreso,
siendo la apariencia,
de mi Isla, tierra, cuerpo, sin sombras.
¿Qué es la luz sin mi sombra?
¿Qué será de las sombras sin mi cuerpo?
¡Mi cuerpo!
Y mi cuerpo… se volverá…
más adentro que la tierra misma,
allí donde se debió sembrar mi sombra.
¿Qué hará mi cuerpo sin alma?
Y el alma… ¡el alma llevará el reflejo del tiempo,
en las marcas de mi sombra, quedando disueltas en los poros de la tierra!
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