Lunes de Dagoberto
El lunes pasado nos preguntábamos por nuestra actitud personal frente a las crisis, especialmente ante esta pandemia que vivimos a nivel planetario. La disyuntiva entre el “opio” de la alienación o huida del mundo y un camino interior que nos haga conscientes de que somos responsables de nuestra propia esperanza. Era una dimensión personal del vía crucis de la esperanza.
Un amigo me escribió preguntándome si la fuente de la esperanza venía toda del interior de la persona humana o se podían encontrar razones para la esperanza trascendiendo el primer umbral más allá de nuestro ego, para abrirnos a un segundo nivel de la esperanza que es vivir en comunidad, en sociedad. Aún más, miles de millones de personas logran avanzar, libremente, hacia una segunda trascendencia, un tercer nivel de la esperanza: abrirse a una dimensión espiritual, que le permite establecer una relación más allá de lo personal, más allá de lo social hasta llegar a la relación (religarse-religión) con el Absoluto, el totalmente Otro, la Otredad, que algunos llamamos Dios. Este es el nivel más pleno y la meta superior de la esperanza.
Hoy quiero hacer un alto, en la dimensión social de la esperanza. Además de la fuente interior, la verdadera esperanza puede encontrar razones en la vida, en sociedad. Lo primero es ser y vivir como ciudadano, es decir, como miembro consciente y comprometido de la civitas de los latinos, de la polis de los griegos, de la nación moderna, es vivir el civismo como actitud y como forma de vida. El segundo paso, es la búsqueda del bien común, que no es la suma del bienestar individual sino aquellas condiciones familiares, laborales, económicas, políticas, sociales y culturales, que permiten a cada ciudadano tener una vida digna, relacionarse pacífica y fraternalmente con sus conciudadanos y aportar su contribución personal, laboral, profesional, proactiva para que la sociedad en que vive pueda avanzar “de condiciones menos humanas a condiciones más humanas”.
Gozar de los espacios, los derechos, los medios y las relaciones sociales para contribuir al desarrollo integral de la nación y de la humanidad es una fuente inagotable y fecunda de esperanza. No tenerlos es la alienación del ciudadano, la razón del hastío de vivir y del hartazgo de la lucha cotidiana.
Uno de esos espacios para el ejercicio de la soberanía ciudadana son los laboratorios de pensamiento y propuestas, llamados en el mundo de hoy: think tanks. En uso de ese derecho y deber ciudadano, un grupo de cubanos que vivimos en la Isla y en la Diáspora venimos respondiendo hoy a los desafíos del mañana en Cuba, mediante un Itinerario de Pensamiento y Propuestas para edificar, entre todos, ese porvenir más libre, próspero y feliz. Esa es una razón para la esperanza de los que formamos parte del Centro de Estudios Convivencia (CEC) (www.centroconvivencia.org).
“Pensando Cuba”
El lema que resume nuestro trabajo en el CEC es “…pensando Cuba”, siguiendo aquella inspiración de José Martí de que «Pensar es prever». «En prever está todo el arte de salvar». «Guiar es prever». «Prever es la cualidad esencial en la constitución y gobierno de los pueblos».[1] Podemos agregar, pensar, prever y salvar son una gran razón para la esperanza. Lo he experimentado en mi vida.
Mientras la crisis nos ahoga, la queja nos deprime y la tentación de escapar de Cuba se asoma en cada ocasión, por iniciativa propia o inducida por la represión, no habrá tierra fértil para la esperanza. He tenido la suerte de vivir este segundo nivel de la esperanza dedicando solo “quince minutos” de cada hora de nuestra vida a la queja, a la catarsis, a la denuncia de lo injusto, de lo alienante, del opio nuestro de cada día. Y los “cuarenta y cinco minutos” restantes a pensar, a prever, a proponer, a ser una parte de la solución.
Eso venimos haciendo en Convivencia y ya hemos ofrecido a Cuba, a quién quiera utilizarlo sin más pretensión que servir, ocho Informes con visiones y propuestas acerca de otros tantos sectores de la vida de la nación cubana: economía, marco jurídico, cultura, educación, agricultura, medios de comunicación y redes sociales, ética, política y religión, gobernanza y gobernabilidad. Todos estos Informes de propuestas futuras han sido confeccionados con estudios y aportes de cubanos de la Isla y de la Diáspora en un ejercicio de debate plural y construcción de consensos que es otro motivo para la esperanza. Se decía que no se podía pensar con cabeza propia, ha sido posible no solo en lo secundario sino en asuntos medulares. Se decía que no se podía hacer entre la Isla y la Diáspora, por las dificultades para viajar y las diferencias de enfoques, y aquí está el trabajo de esos encuentros. Se decía que no era posible sin financiamiento extranjero, y lo hemos podido realizar mediante colectas entre privados y cubanos todos. Se decía que con el agobio cotidiano y la represión creciente no había “cabeza para pensar”, y todos podemos pensar y proponer.
Hoy quiero compartir con ustedes el noveno Informe del CEC: “LA COVID-19 EN CUBA Y SUS CONSECUENCIAS EN LA ETAPA DE POST-PANDEMIA: VISIÓN Y PROPUESTAS”.[2]
Este Informe ha sido producido de la forma que hemos descrito anteriormente, pero con una diferencia: ha sido concebido y elaborado de urgencia, en medio de una pandemia mundial y para dar nuestro aporte como cubanos para enfrentarla y superarla. Convocamos a su estudio y realización, virtualmente, el lunes 6 de abril de 2020 en medio de la COVID-19 y lo hemos podido publicar en nuestra web www.centroconvivencia.org el sábado 9 de mayo 2020, a solo 33 días de su inicio, gracias a un enorme y generoso trabajo de estudio, ideación y prospección estratégica de nueve miembros del CEC, cinco viven en la Isla y cuatro viven en la Diáspora: Carmelo Mesa Lago, Omar Everleny Pérez Villanueva, Elías Amor Bravo, Jorge Ignacio Guillén Martínez, Elaine Acosta González, Rafael Sánchez, Dimas Castellanos Martí, Yoandy Izquierdo Toledo y Dagoberto Valdés Hernández. Otros miembros aportaron ideas, correcciones, precisiones en un debate intelectual que es otra razón de esperanza. El corrector de estilo y maquetador de Convivencia, Yoandy Izquierdo, tuvo que hacer maratón para pulir y culminar el trabajo.
Es nuestro primer Informe hecho con cierta urgencia, virtualmente, y en poco más de un mes. Es un invalorable ejercicio de trabajo en equipo, entrega desinteresada, testimonio de gratuidad y amor a Cuba. Pero sobre todo hemos comprobado que hay unas ganas tremendas de ser parte de la solución y no del problema. Que no se diga que en Cuba no hay pensamientos, propuestas, previsión y prospección plural y constructiva para edificar un porvenir incluyente y próspero.
El Informe consta de 7 capítulos que son:
- INTRODUCCIÓN: El problema y el diagnóstico: una crisis global sobre múltiples crisis coyunturales y estructurales locales.
- PROPUESTAS DE ESTRATEGIAS Y POLÍTICAS PÚBLICAS EN EL SISTEMA DE SALUD:
Las estrategias de salud, sugerencias de políticas públicas a corto, mediano y largo plazo; la formación científica, técnica y humanista de los trabajadores de la salud; el reconocimiento laboral, profesional, salarial y social de los trabajadores de la salud.
- PROPUESTAS DE ESTRATEGIAS Y POLÍTICAS PÚBLICAS EN EL SECTOR ECONÓMICO:
Políticas públicas en dos etapas: compensatoria y de crecimiento a largo plazo; Recomendaciones de organismos financieros regionales para enfrentar la crisis económica y proteger a grupos vulnerables; crisis económica y posibles respuestas ante la COVID-19 en Cuba; Algunos desafíos económicos específicos y vertebrales sobre la crisis de la pandemia en Cuba; Propuestas urgentes para aliviar el impacto en materia de alimentos, medicinas, combustible y transporte; Propuestas específicas ante la emergencia económica y alimentaria generada por la COVID-19 en Cuba; reforma integral y estructural del modelo económico y de las instituciones económicas.
- PROPUESTAS PARA LA ETAPA DE LA POST-PANDEMIA EN CUBA Y SU RELACIÓN CON EN EL CAMBIO DE ÉPOCA Y LA CUARTA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL EN EL MUNDO:
La concepción del cambio de época y su impacto en la etapa de post-pandemia en Cuba; cambio en la forma de hacer ciencia y tecnología; cambio en las relaciones económicas; cambio en el modo de hacer política; Cambio en las relaciones sociales y en el concepto de desarrollo humano; propuestas para la etapa de post-pandemia en Cuba en el contexto de un cambio de época global; educar y fortalecer nuestra identidad y cultura, ética y valores, espiritualidad y creencias; la innovación y las transformaciones ordenadas y pacíficas; una nueva perspectiva internacional y una nueva sensibilidad multicultural; multidisciplinariedad científico-técnica con una educación ética, cívica y humanista permanente.
- IMPORTANCIA DE LOS LABORATORIOS DE PENSAMIENTO Y DE UNA COMUNIDAD DE THINK TANKS FRENTE A LA PANDEMIA DE LA COVID-19:
Cuba, en su contexto global, requiere pensamiento y prospección estratégicos; Importancia e impacto de los think tanks en Cuba y el resto del mundo en la etapa post-pandémica; Importancia de los think tank en sistemas cerrados: el Centro de Estudios Convivencia; Necesidad de comunidades plurales de think tanks ante los desafíos de la post-pandemia; necesidad de la prospección estratégica para un proyecto-país; tejer conexión, comunicación y colaboración sistemática y productiva entre think tanks.
- CONCLUSIONES y BIBLIOGRAFÍA:
Fueron consultadas y citadas 48 fuentes bibliográficas.
Este trabajo queda a disposición de todo el que quiera leerlo, enterarse, utilizarlo todo o en parte. Es nuestro pequeño aporte para remontar entre todos los cubanos esta pandemia y la situación de urgencia crítica en que viviremos en la post-pandemia. El debate público y la búsqueda de consensos deberían quedar abiertos. Todos seremos responsables de la voluntad política y ciudadana con que respondamos o no a este inédito desafío global.
Hasta el próximo lunes, si Dios quiere.
[1] (O.C. Tomo 6, p. 325) («La lección de un viaje». Patria. O.C. Tomo 2. p. 397) (O.C. Tomo 3, p. 425) (O.C. Tomo 6. p. 159).
[2] Disponible en https://centroconvivencia.org/wp-content/uploads/2020/05/Informe-CEC-sobre-COVID-19.pdf
- Dagoberto Valdés Hernández (Pinar del Río, 1955).
Ingeniero agrónomo. - Máster en Ciencias Sociales por la Universidad Francisco de Vitoria, Madrid, España.
- Premios “Jan Karski al Valor y la Compasión” 2004, “Tolerancia Plus” 2007, A la Perseverancia “Nuestra Voz” 2011 y Premio Patmos 2017.
- Dirigió el Centro Cívico y la revista Vitral desde su fundación en 1993 hasta 2007.
Fue miembro del Pontificio Consejo “Justicia y Paz” desde 1999 hasta 2006.
Trabajó como yagüero (recolección de hojas de palma real) durante 10 años.
Es miembro fundador del Consejo de Redacción de Convivencia y su Director.
Reside en Pinar del Río.