Adiós 2017

Jueves de Yoandy

Llegan los últimos días de 2017 y con ellos la necesidad de hacer, a veces hasta inconscientemente, un balance del tiempo vivido, un resumen de los éxitos y los fracasos como persona, como familia y como país. Este tipo de ejercicio mental ayuda a preparar el año nuevo y a establecer nuevas metas, compromisos y responsabilidades. 

Como país, lejos de hacer un análisis sobre el comportamiento de los indicadores económicos, debemos debatir sobre los rasgos que pueden caracterizar mejor a una Nación próspera y feliz. ¿Han mejorado las condiciones de vida de los ciudadanos? ¿Existen más grados de libertad de todo tipo? ¿En qué condiciones está la democracia en Cuba? ¿Ha aumentado la participación ciudadana en los asuntos sociales? ¿El ciudadano común ha estado involucrado en los principales procesos sociales de este año? Responder a cada una de las cuestiones anteriores ayudaría a valorar la trayectoria nacional. 

Como familia, debemos preguntarnos sobre nuestras principales actitudes, el crecimiento en miembros y en valores y el ejercicio cotidiano de la convivencia familiar. ¿Hemos influido todo lo necesario en la educación de nuestros hijos, sobrinos, familiares en general? ¿Hemos estado pendientes de cada situación especial que haya aquejado a alguno de los nuestros? ¿Hemos estado al alcance de los demás para tender la mano o dar un consejo oportuno? ¿Hemos sido incondicionales en el servicio, la comprensión y el respeto mutuo? ¿Hemos puesto la mayor energía en función de quienes más queremos? Meditar sobre estas interrogantes nos hará mejores miembros de un hogar saludable, que debemos fortalecer en el año venidero. 

Como persona, es válido hacer el mayor de los exámenes de conciencia. Desde el interior de cada uno de nosotros debemos renovar el amor, la amistad, la tolerancia y la capacidad de diálogo. El examen personal debe ir encaminado a generar un ser social en correspondencia con los tiempos que vivimos y con la fortaleza interior que se necesita para ver la luz aun en medio de la oscuridad.

Al concluir este año preguntémonos: ¿a cuántas personas fuimos capaces de ayudar? ¿A cuántas personas hicimos daño sin reconocerlo o sin pedir perdón? ¿Fuimos capaces de poner alma, corazón y vida en cada uno de nuestros esfuerzos cotidianos? ¿Cultivamos la amistad y el amor? ¿Se ha fortalecido nuestro espíritu de entrega a la construcción de una nación como la soñamos, o ha predominado la apatía, la dejación de responsabilidades y el desinterés? ¿Hemos sido conscientes a cabalidad de la situación actual que atraviesa el mundo, Latinoamérica y en particular Cuba? Revertir todas las preguntas anteriores, en cada uno de los espacios de desempeño cotidiano, a modo de acciones concretas, nos hará mejores personas, mejores familias y una mejor nación. 

Que la paciencia no se confunda con pasividad y que, sobre todo, no se agote la esperanza. Los tiempos difíciles deben servir para probar las verdaderas capacidades de la persona, la familia y los pueblos. 

Brindemos por la dicha de comenzar un nuevo año. Pidamos desde ahora que sea nuevo de verdad y que los cubanos alcancemos nuestros mayores anhelos.  

Amén. 

¡Hasta el 2018!

 


Yoandy Izquierdo Toledo (Pinar del Río, 1987).
Licenciado en Microbiología.
Máster en Bioética por la Universidad Católica de Valencia y el Centro de Bioética Juan Pablo II.
Miembro del Consejo de Redacción de la revista Convivencia.
Responsable de Ediciones Convivencia.
Reside en Pinar del Río.

 

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