Virgen de la Caridad: emblema patrio

Jueves de Yoandy

Es 7 de septiembre, víspera de la celebración de Nuestra Señora de la Caridad del Cobre, Patrona de Cuba. Una fecha que se anexa al calendario de fechas patrias como imprescindible para todos los cubanos. Una fecha que sin imposiciones de desfiles, marchas del pueblo combatiente, convocatorias a la masa-pueblo, llega a tocar cada rincón del archipiélago y el “alma desmigajada de la Nación” que se dispersa en su Diáspora.

La Virgen de la Caridad del Cobre es para los cubanos el depósito de todas nuestras fatigas; el más fiel ejemplo de la madre cubana, que en medio de la adversidad, aún junto a la cruz, permanece incólume; el rostro más cercano para llegar a Jesús en el camino azaroso que nos ha tocado vivir. Decir Caridad del Cobre es decir madre, entrega, sacrificio, ofrenda, promesa y compromiso, constancia, perdón y reconciliación. Decir Caridad del Cobre es decir fuente y matriz de la cultura cubana, es decir emblema patrio, es decir Cuba y sus símbolos, es decir protección y amparo desde lo alto, pero también ahí, justo al borde del camino, al compás de nuestras ilusiones y desesperanzas de cada día.

María de la Caridad funde en un solo elemento la fe de los cubanos, la devoción de un pueblo donde ateos, agnósticos, laicos y pastores unen su clamor a aquella Virgen Morena que apareció en las aguas de la Bahía de Nipe bajo el epíteto de la Caridad. Madre que conoce a sus hijos, y justamente nos brinda clemencia, compasión y misericordia “en este Valle de lágrimas”.

Sea religiosidad popular, sincretismo o fe católica, lo que es indiscutible es que María, más allá de la prenda amarilla que portan unos en su día, de los girasoles como flores preferidas o la mariposa blanca que refleja cubanía, o de la procesión como símbolo visible de que la Virgen camina con su pueblo, María de la Caridad está al tanto de cada fatiga de sus hijos, y como digno ejemplo de madre, vela por ellos y por la Patria que sufre.

Desde la cima del poblado de “El Cobre”; allí donde se funden la policromía del mineral, el calor de la antigua mina y el sol que parece ser más fuerte; allí donde parece que se está más cerca de la luz, de la historia de Cuba y de su pueblo, María permanece con el corazón abierto y mostrándonos la cruz como único camino hacia la verdadera libertad.

¡Hasta el próximo jueves!

Virgen de la Caridad del Cobre, ruega por nosotros.

 


Yoandy Izquierdo Toledo (Pinar del Río, 1987).
Licenciado en Microbiología.
Máster en Bioética por la Universidad Católica de Valencia y el Centro de Bioética Juan Pablo II.
Miembro del Consejo de Redacción de la revista Convivencia.
Responsable de Ediciones Convivencia.
Reside en Pinar del Río.

 

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