Pelota y nacionalismo

Martes de Dimas

El béisbol o pelota, inventado en Estados Unidos se convirtió en la práctica sociocultural más importante de Cuba. Se jugaba en la Isla a mediados del siglo XIX. Alrededor de 1868 se crearon los Rojos del Habana. En 1874 se jugó el primer partido registrado con estadísticas. En 1878 se fundó el Almendares Base Ball Club y en 1907-1908 se impuso a equipos profesionales de Estados Unidos. Se construyeron estadios como el Almendares Park y el Nuevo Almendares Park, en los que se jugó hasta 1926 y se fundó la Liga Cubana de Béisbol.

Desde esa época los peloteros cubanos brillaron en las Grandes Ligas. José de la Caridad Méndez, conocido por el sobrenombre de Diamante Negro, le propinó 25 ceros consecutivos a los Rojos del Cincinnati y llegó a ser manager del Kansas City. Adolfo Luque, quien impuso en 1927 el record de 27 victorias y 8 derrotas, había sido calificado por el Diario de la Marina del 1 de octubre de 1923 como representante del conjunto de la nación cubana. Y Miguel Ángel González fue el primer latinoamericano que dirigió una novena de Grandes Ligas. Alrededor de ellos y de otros muchos cristalizaron sentimientos nacionalistas.

En 1928 se creó el Instituto Nacional de Educación Física; en 1935 se organizó la Comisión Nacional de Educación Física; en 1936 se creó el puesto de Comisionado de Pelota Profesional; en 1938 se creó la Dirección General Nacional de Deportes y Educación Física; se fundó el Salón de la Fama del Béisbol Cubano. Se construyó el estadio de la Tropical para 15 mil aficionados y la pelota cubana se desarrolló en cuatro circuitos: el profesional; el semiprofesional, integrada por peloteros de origen humilde; los equipos de los centrales azucareros y la pelota amateur.

En junio de 1947 se suscribió un acuerdo con el béisbol profesional de Estados Unidos, con la cual Cuba se convirtió en un circuito subsidiario de las Grandes Ligas. Los peloteros, cubanos, al quedar sujetos a las normas del béisbol profesional, no podían jugar en Cuba, pero el reclamo de la Liga Cubana obligó a modificarlo y los cubanos, como ocurrió con el legendario Orestes Miñoso, volvieron anualmente a jugar con el Marianao.

Gracias a la radio la pelota llegó a todos los rincones del país y a partir de 1950, con las trasmisiones televisivas la Liga Cubana, devino pasión, se incorporó a la mitología y se consolidó como el deporte nacional

Los resultados hablan por sí solos. De las 5 series mundiales amateurs celebradas en La Habana entre 1939 y 1943, Cuba ganó 4. De las 12 ediciones de la Serie del Caribe, entre 1949 y 1960, Cuba venció en 7. Los Cubans Sugar Kings ganaron la Pequeña Serie Mundial de 1959 y Cuba tenía 98 jugadores en Grandes Ligas y 68 elegidos para el Salón de la Fama.

En la pelota, aunque inicialmente fue un juego de cubanos blancos, constituyó un crisol étnico y cultural de gran dinamismo. En la Guerra de Independencia negros y blancos combatieron juntos, entre ellos muchos peloteros, y aunque los prejuicios raciales no desaparecieron, la integración racial se fue imponiendo en el circuito de los centrales azucareros y en los campeonatos profesionales. Hechos que le brindaron a este deporte un papel fundacional en la nacionalidad cubana.

La Revolución

La relación entre pelota y política no era novedad. En la colonia los autonomistas cubanos la usaron como ingrediente de sus proyectos modernistas. En la República Presidentes como Gerardo Machado y Fulgencio Batista también la utilizaron, pero fue después de 1959 que esa relación se dimensionó. Fidel Castro se convirtió en el jefe de Estado que más intervino en la pelota, con un proyecto totalizador. El Estado desplazó a la sociedad civil y subordinó al deporte en general y a la pelota en particular a la política y la ideología.

En febrero de 1961 se creó el Instituto Nacional de Deporte, Educación Física y Recreación (INDER), subordinado al Presidente de la República por el Decreto 936. La pelota profesional fue abolida y la deserción de los deportistas del país se consideró traición a la patria.

Algunos discursos del Jefe de la Revolución arrojan luz sobre lo sucedido. El 14 de enero de 1962 dijo: algún día cuando los yanquis se decidan a coexistir con nuestra patria, también los venceremos en béisbol, y entonces podrá comprobarse la ventaja del deporte revolucionario sobre el deporte explotado. El 2 de enero de 1967 expresó: Se erradicó el deporte profesional, y sobre todo, se erradicó en aquel deporte, que era uno de los más populares: la pelota… Pero lo más interesante es que jamás ningún deportista profesional cuyo negocio es el deporte, jugó con tanto entusiasmo, con tanta entereza, con tanto coraje, como el que llevan a cabo nuestros deportistas, que no son profesionales. El 18 de marzo de 1970, cuando había cosechado grandes triunfos, repitió: la esencia del éxito de nuestro deporte es la desaparición del profesionalismo.

Con esa política y las subvenciones soviéticas Cuba estableció la supremacía durante décadas en las competencias amateurs centroamericanas, panamericanas y mundiales. Se proclamó la gran victoria sobre la pelota esclava. Rebosante de orgullo, en octubre de 1975, sentenció: si en otros países de América Latina no existe la revolución social, no se desarrolla la revolución social; por mucha técnica; por muchos entrenadores que contraten; por muchas cosas que inventen, no podrán obtener los éxitos que obtiene Cuba en el deporte.

El declive

Al reincorporarse a la Serie del Caribe después de 53 años ausentes, un torneo en el que Cuba se había impuesto en 7 de 12 torneos, en las seis series jugadas de 2015 a 2019 fue derrotada en 6. Mientras en los Clásicos, en la primera versión (2006), Cuba ocupó el segundo lugar. En la segunda (2009), pasó al quinto lugar. En la tercera (2013), no se pudo mejorar la quinta posición. En la cuarta (2017), no pudo clasificar. Lo peor fue en los topes con estudiantes estadounidenses a quienes Cuba, entre 1987 y 1996, había derrotado en 8 de 10 ediciones y al reanudarse los tope, entre 2012 y 2018, los novatos estadounidenses se impusieron en 5 de 7 oportunidades. El más reciente descalabro fue en el Premier 12 de Tokio, en noviembre de 2019, donde Cuba quedó en el décimo lugar.

A esos resultados se une el éxodo. Cientos de nuestros mejores jugadores han desertado en busca de la esclavitud. Casi todos los mejores pitchers de los últimos 20 años abandonaron la Isla y con ellos varios cientos de peloteros de todas las categorías.

Una de las consecuencias de esa política ha sido que la pelota, un elemento fundacional de la nacionalidad cubana e ingrediente de nuestra cultura, está siendo desplazada por el futbol. Se trasmiten este deporte, donde no juega ningún cubano y se prohíbe la trasmisión de la pelota profesional, donde participan decenas de cubanos. El resultado ha sido que el fútbol gana adeptos mientras la pelota los pierde.

Para que la pelota recupere su valor y continúe desempeñando el papel que antes tuvo como componente de la historia y de la cultural de la nación se impone abandonar el rumbo equivocado y liberarla de la tutela política e ideológica a la que está sometida.

La Habana, 17 de enero de 2020

 

 


  • Dimas Cecilio Castellanos Martí (Jiguaní, 1943).
  • Reside en La Habana desde 1967.
  • Licenciado en Ciencias Políticas en la Universidad de La Habana (1975), Diplomado en Ciencias de la Información (1983-1985), Licenciado en Estudios Bíblicos y Teológicos en el (2006).
  • Trabajó como profesor de cursos regulares y de postgrados de filosofía marxista en la Facultad de Agronomía de la Universidad de La Habana (1976-1977) y como especialista en Información Científica en el Instituto Superior de Ciencias Agropecuarias de La Habana (1977-1992).
  • Primer premio del concurso convocado por Solidaridad de Trabajadores Cubanos, en el año 2003.
  • Es Miembro de la Junta Directiva del Instituto de Estudios Cubanos con sede en la Florida.
  • Miembro del Consejo Académico del Centro de Estudios Convivencia (CEC).

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