La función de la enseñanza –componente de la educación– para el crecimiento intelectual y el desarrollo de destrezas y habilidades, es empleada por los sistemas autoritarios y/o dictatoriales para el adoctrinamiento ideológico. En Cuba fue un mecanismo para brindarle carácter eterno al totalitarismo impuesto
El embargo es una medida de prohibición que un Estado toma respecto a otro por razones económicas, políticas o bélicas. En Cuba el término designa las medidas de respuesta de Estados Unidos a las expropiaciones realizadas entre 1959 y 1960
El presente resumen, acerca de dieciséis médicos cubanos reseñados en los Martes de Dimas, confirma que los conocimientos acumulados son la base del desarrollo; un principio que Isaac Newton[1] condensó en una célebre frase: “Si he llegado a ver más lejos que otros es porque me subí a hombros de gigante
El sistema totalitario cubano entró en fase terminal. Para que el mal no se repita los cubanos tenemos la obligación de establecer la relación entre la situación actual y las causas que la engendraron. Una prueba de la entrada del totalitarismo a su última etapa es la imposibilidad gubernamental para ocultarla y para revertirla
Rodrigo Álvarez Cambras (1934-2023), inclinado desde niño a la ingeniería en diseño y construcción de puentes y carreteras, terminó como médico. Siendo alumno del colegio religioso Los Maristas, de la Víbora, la muerte de su padre por tuberculosis y diabetes lo llevó a tomar una decisión que marcó su vida: "Voy a estudiar Medicina para acabar con estas enfermedades”
Una valoración de los logros de la medicina cubana posterior a 1959 obliga a tener en cuenta lo alcanzado antes de esa fecha. Con ese fin, antes de reseñar algunos galenos destacados después del poder revolucionario expongo una sinopsis de once de los médicos cubanos que, tanto durante la época colonial, como en la república
Ángel Arturo Aballí Arellano –médico, profesor y ensayista (1880–1952)–, nacido en Matanzas y fallecido en La Habana. Graduado de Medicina en la Real y Literaria Universidad de San Gerónimo de La Habana. Durante su carrera (1895-1901) obtuvo notas sobresalientes en todas las asignaturas, diez premios, cuatro menciones y, por oposición, las plazas de ayudante del Disector Anatómico, de las Cátedras de Bacteriología y de Histología
Hilda participó en operaciones quirúrgicas como extirpación de tumores cerebrales, de médula espinal y en la neurocirugía vascular, pero a diferencia de los médicos reseñados en esta serie su protagonismo no estuvo en aportes investigativos, sino en la fundación de una de las instituciones cubanas de la salud: el Centro Internacional de Restauración Neurológica (CIREN)
Jorge Pérez Ávila (1945-), graduado y doctorado en Medicina de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de La Habana, Máster en Ciencias en Farmacología Clínica de la Universidad McGill de Canadá, Especialista de I Grado, Profesor, Investigador Auxiliar y Director del Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí
Zoilo Marinello Vidaurreta –profesor, médico oncólogo y patólogo (1919-1990)–, realizó sus primeros estudios en Santa Clara, terminó el bachillerato en Letras y Ciencias en el Instituto de Segunda Enseñanza de Santiago de Cuba y se graduó de médico en la Universidad de La Habana en el año 1943.