A raíz de los nuevos acontecimientos sucedidos en la embajada de EE.UU. en Cuba, y las medidas tomadas por el gobierno norteamericano, las reacciones de los cubanos de aquí no se hacen esperar: sorpresa, miedo, angustia, desesperanza, dolor. Hasta desesperación se puede advertir cuando se habla del tema. Un asunto muy grave que nos atañe a todos, pues ya sabemos la historia de nuestros dos pueblos…y de sus gobiernos también. Pero se tambalean muchas cosas, o mejor dicho aún, se sacuden como los árboles bajo vientos huracanados. Llevamos muchos años entre dimes y diretes, pero casi nadie se esperaba algo como esto después de la normalización de las relaciones.
Pero lo que llama la atención de las personas con las que he podido hablar es la postura del gobierno cubano. No lo hemos visto reaccionar con el mismo lenguaje que otras veces…y eso preocupa aún más. La incertidumbre de cómo y cuándo se resolverá, crece. Mientras tanto, sujetémonos de la esperanza de que por lo menos algo se moverá de nuevo y de que puede desembocar en alguna cosa buena.
Livia Gálvez Chiú (Pinar del Río, 1971).
Licenciada en Contabilidad y Finanzas.
Miembro del Consejo de Redacción de Convivencia.
Reside en Pinar del Río.
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