Hace pocos días acaban de ver la luz las tan esperadas nuevas disposiciones para el Trabajo por Cuenta Propia (TCP) en Cuba, que entrarán en vigor 150 días después de publicarse en la Gaceta Oficial No. 35; es decir, a partir del 7 de diciembre del presente año. Como joven contribuyente espero y deseo que se cumplan las palabras que en entrevista con la prensa emitió la Viceministra de Trabajo y Seguridad Social: “Se trata de rectificar deficiencias para que el trabajo por cuenta propia siga avanzando”.
En las nuevas disposiciones se hace hincapié que no se trata de eliminaciones, sino de ajustes, cambios en algunos requisitos y fusión de varias actividades bajo una sola categoría. La unificación es tal, que de 201 actividades registradas, que incluían algunos nombres insólitos para cualquiera que desconozca la realidad cubana, como “zapatero remendón” y “peluquera peinadora de trenzas”, ahora se quedan en 123.
La apertura al TCP en la década anterior, y el auge que ha tomado en la presente, ha permitido, según datos oficiales, más de 434 mil nuevos empleos desde el año 2010. Con solo leer esta cifra basta para caracterizar al TCP a través de una de sus funciones principales: la generación de empleos. Los 591 456 trabajadores del sector privado con que cuenta el país representamos el 13% de los ocupados en Cuba. Por tanto, ya no somos un pequeño grupo, un sector naciente, una minoría que emerge a la par del trabajo en el sector estatal. Representamos más de medio millón de trabajadores que ingresamos al presupuesto nacional, pagamos nuestras contribuciones, las licencias operativas y la seguridad social; esto significa que los derechos deben estar garantizados.
Lejos de analizar en detalle cada una de las nuevas disposiciones, que ya tendremos en nuestras manos cuando comience a venderse en todos los estanquillos del país o se pueda descargar de la web, y sobre las que muchos expertos comentarán, quisiera hacer énfasis en el proceso de capacitación de los cuentapropistas al que se refieren los funcionarios del sector. Si bien es necesaria una correcta educación al contribuyente, que parte de una información precisa y especializada, acompañada del buen trato y la profesionalidad, creo que también es urgente y necesaria una capacitación a los propios trabajadores de la Oficinas de Administración Tributaria, sobre todo en las áreas de asistencia al contribuyente; donde el maltrato, el desinterés y muchas veces el desconocimiento, traen las peores consecuencias que, a la larga, terminan afectando al cuentapropista.
Repito que espero y deseo que se abra una nueva etapa para el TCP en Cuba, donde se deje de ver a los cuentapropistas como un problema en comparación con el trabajo estatal. La coexistencia de ambas formas de ejercer el trabajo, ambas con eficiencia, respeto a los derechos inalienables y cumplimiento de las obligaciones jurídicas, sería un medidor efectivo del grado de satisfacción personal de los trabajadores cubanos y de la población en general.
Yoandy Izquierdo Toledo (Pinar del Río, 1987).
Licenciado en Microbiología.
Máster en Bioética por la Universidad Católica de Valencia y el Centro de Bioética Juan Pablo II.
Miembro del Consejo de Redacción de la revista Convivencia.
Responsable de Ediciones Convivencia.
Reside en Pinar del Río.