Martes de Dimas
En pleno siglo XXI Cuba, país occidental, está bajo el control de un Estado totalitario. Su transformación en una democracia constituye una necesidad impostergable. Para ello los cubanos carecen de los espacios y libertades mínimos para actuar como sujetos del cambio, lo que requiere del acompañamiento de la comunidad internacional. La Unión Europea -la mayor organización supranacional del mundo- reúne las condiciones suficientes para desempeñar ese papel acompañante. Así lo demuestra una mirada retrospectiva los 25 años de relaciones con Cuba.
La Comunidad Económica Europea (CEE) fue creada en 1957 por Bélgica, Francia, Italia, Luxemburgo, los Países Bajos y Alemania Occidental. Después de más de tres décadas de desarrollo económico, en 1993, con el Tratado de Maastricht [1], al incorporarse las relaciones políticas, pasó a denominarse Comunidad Europea (CE) y a la reunión cumbre de jefes de Estado o de gobierno de sus países miembros se denomina Unión Europea (UE).
En 1996 los miembros de la UE, que hasta ese momento mantenían relaciones bilaterales con Cuba, adoptaron una Posición Común con el objetivo de alentar un proceso de transición a la democracia, al respeto de los derechos humanos y de las libertades fundamentales y a la recuperación sostenible y la mejora de las condiciones de vida del pueblo cubano.
En 2002 Cuba solicitó su incorporación a Cotonú -acuerdo de cooperación de la UE con los países de África, Caribe y Pacífico- en el que las partes están obligadasal respeto de los derechos humanos y las libertades fundamentales.
En 2003, a punto de aprobarse la solicitud, el encarcelamiento de 75 luchadores pacíficos y el fusilamiento de tres jóvenes que intentaron huir de Cuba tuvo el efecto de una patada a la mesa de negociaciones. En respuesta la UE, limitó las visitas gubernamentales a Cuba, redujo la participación en los eventos culturales e invitó a los opositores a participar en las recepciones con motivo de las fiestas nacionales de sus Estados miembros.
En 2008, cuando la mayoría de los 75 encarcelados continuaban en prisión, el efecto de la crisis, agudizada por la destrucción de los huracanes Gustav e Ike, el Gobierno decidió reiniciar las relaciones con la UE interrumpidas desde 2003. El canciller, Felipe Pérez Roque, declaró que el gobierno de Cuba haría “gestos claros de reconocimiento” a la política europea si la UE no votaba a favor de la resolución sobre Cuba en la Comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas, y añadió que de hacerlo Cuba firmaría el pacto de derechos económicos, sociales y culturales al día siguiente. Es decir, la firma no resultó de la voluntad para mejorar la situación de los derechos humanos en Cuba, sino a un chantaje político, lo que explica que la firma no se ratificó. Mientras tanto los cancilleres de los países de la UE revocaron las sanciones de 2003 e introdujeron un “compromiso renovado” con la Posición Común.
En 2010 Cuba prohibió la entrada al eurodiputado español Luis Yáñez [2] y murió en huelga de hambre el prisionero político Orlando Zapata Tamayo. Dos hechos que fueron condenados por el Parlamento Europeo. El empeoramiento de las relaciones, combinado con sucesos internos, como las reuniones de las autoridades de la Iglesia Católica con representantes de las Damas de Blanco, condujo al compromiso de liberar a todos los prisioneros políticos de la causa de los 75.
En 2014, en respuesta a la liberación de los presos políticos, la UE autorizó el inicio de las negociaciones para establecer un Acuerdo de Diálogo Político y de Cooperación con Cuba, el cual se firmó en marzo de 2016 en presencia de la Alta Representante de la UE en Política Exterior, Federica Mogherini, y del canciller cubano, Bruno Rodríguez.
De esa fecha a la celebración del primer y segundo Consejo Conjunto UE-Cuba (mayo de 2018 y septiembre de 2019 respectivamente), no hubo avances en materia de derechos humanos.
Más reciente, en junio de 2021, tres pronunciamientos marcaron un giro en las relaciones con Cuba:
1. El Parlamento Europeo condenó la existencia de presos políticos, los acosos y las detenciones arbitrarias de disidentes e instó a las autoridades cubanas a poner en libertad a todos los presos políticos y a los detenidos de manera arbitraria por ejercer la libertad de expresión y reunión.
2. En su “Informe Anual sobre Derechos Humanos y Democracia en el Mundo”, la UE reconoció que en Cuba “la libertad de expresión, de asociación y de reunión siguió siendo objeto de importantes restricciones”, ubicó la libertad de prensa entre los diez países de menor libertad en el mundo, planteó que el desacato y la propagación de las epidemias se utilizaron para restringir la información ciudadana en las redes sociales y afirmó que el Gobierno de Cuba “no suele apoyar las recomendaciones procedentes de los Estados Miembros de la UE. Y,
3. El parlamento de Lituania, único país que no ha ratificado el Acuerdo de Diálogo Político y de Cooperación, fustigó fuertemente la conducta del Gobierno de Cuba en materia de derechos humanos.
Esos acontecimientos han generado un escenario impredecible en las reuniones entre la UE y Cuba.
Detrás de lo acontecido estáel desmontaje de la sociedad civil después de 1959, la supresión de las libertades cívicas y políticas más elementales, la eliminación de la propiedad privada sobre los medios de producción y el monopolio del Partido-Estado-Gobierno sobre la política, la cultura, la enseñanza y los medios de comunicación.
El Gobierno cubano actual, en esencia el mismo que debutó en 1959, contrajo responsabilidades e intereses que está dispuesto a defender. Esa característica, que explica el carácter limitado y contradictorio de sus reformas, a la vez refleja su gran debilidad, camuflada con gestos y discursos de una fuerza inexistente. En ese complejo escenario radica la importancia del acompañamiento de la UE hacia la democracia.
En busca de eficacia a la agenda de Diálogo Político y de Cooperación hay que añadir, al menos, las siguientes cinco exigencias a Cuba:
- Condicionar la ayuda a hechos concretos y no a compromisos verbales como ha ocurrido desde la Posición Común adoptada en 1996.
- La libertad de todos los presos políticos, el cese de las detenciones arbitrarias, del acoso y cualquier otro acto violatorio de los derechos y la dignidad humana.
- La incorporación de Cuba al Pacto de Derechos Políticos y Civiles y al Pacto de Derechos Económicos Sociales y Culturales, firmados desde el año 2008.
- El acoplamientode las leyes cubanas con la Carta de las Naciones Unidas y con todos los instrumentos de derecho internacional.
- El fomento de espacios, mecanismos, intercambios y cooperación con la sociedad civil independiente de Cuba, estableciendo relaciones directas entre las asociaciones de la sociedad civil de ambas partes, sin control estatal.
Estas exigencias mínimas, extraídas de las necesidades de Cuba y de las relaciones con la UE durante 25 años, deben conformar, definitivamente, el norte a seguir en las presentes y futuras relaciones.
La Habana, 5 de julio de 2021
[1] Tratado suscrito en la ciudad universitaria de Maastricht, Países Bajos.
[2] De forma similar en 2001, Donato di Santo, funcionario del Partido Democrático de Izquierda de Italia, fue expulsado por el Gobierno cubano.
- Dimas Cecilio Castellanos Martí (Jiguaní, 1943).
- Reside en La Habana desde 1967.
- Licenciado en Ciencias Políticas en la Universidad de La Habana (1975), Diplomado en Ciencias de la Información (1983-1985), Licenciado en Estudios Bíblicos y Teológicos en el (2006).
- Trabajó como profesor de cursos regulares y de postgrados de filosofía marxista en la Facultad de Agronomía de la Universidad de La Habana (1976-1977) y como especialista en Información Científica en el Instituto Superior de Ciencias Agropecuarias de La Habana (1977-1992).
- Primer premio del concurso convocado por Solidaridad de Trabajadores Cubanos, en el año 2003.
- Es Miembro de la Junta Directiva del Instituto de Estudios Cubanos con sede en la Florida.
- Miembro del Consejo Académico del Centro de Estudios Convivencia (CEC).