La Navidad y los símbolos: ¿dónde está el Pesebre?

Jueves de Yoandy

Llega el fin del año, y con él, la conmemoración de la fiesta del Nacimiento de Jesús, Dios que se hace hombre para redimir a la Humanidad.

Por estas fechas la Iglesia universal, y la religiosidad popular en Cuba, recuerdan también otras fiestas o conmemoraciones. Santa Bárbara el día 4, y San Lázaro el día 17 de este mismo mes. Celebraciones que deberían servir siempre para hacernos conscientes que participamos desde ya de la comunión de los Santos.

El festejo de estas fechas provoca mucho movimiento en torno suyo. Se ofrecen sacrificios animales, se realizan bailes, se prepara comida para todo el que quiera acercarse, porque así “lo pide el santo”. Las personas se visten con prendas alusivas al santo de su devoción, se cumplen promesas y con varios días de antelación todos los detalles van engranando la celebración, que a veces puede llegar a convertirse, para determinadas familias, en la más importante del año.

Hay otro “personaje” importado que, aunque parte de la realidad (San Nicolás, patrono de los niños, que se celebra el 7 de diciembre) el mercado lo ha transformado en Santa Claus, o Papá Noel, y este obispo, Nicolás, servidor de Cristo, ha quedado sustituido por esa representación comercial de su figura, que de paso, obvia a la Iglesia. Y así se encuentran muchas casas y lugares públicos, -incluso iglesias- decorados con inflables de Papá Noel, renos, ositos, muñecos de nieve artificiales, arbolitos, guirnaldas, etc… y por ninguna parte se ve el Pesebre, el Nacimiento, el Misterio de Belén.

Sin bien ya es mucho que haya signos alusivos a la Navidad, aun no son suficientes o apropiados. Porque Navidad no es la nieve, especialmente si se vive en un país tropical. Navidad no es solo un árbol. Navidad no es solo decorar el portal con luces. No son campanas y brillo dorado. Celebrar es importante y vital. Siempre y cuando sabemos qué, por qué y a quién celebramos. Establecer prioridades en estas y otras celebraciones es fundamental, porque si todo tuviese el mismo valor, todo fuera caótico, y entonces se caería en (algo muy común por estos tiempos) la trivialidad de estas celebraciones. Sin dudas, no puede estar y ser anterior a la Navidad la memoria de ningún santo. De hecho, la fecha de la Navidad, es la cristianización de la fiesta pagana del Sol Invicto.

Es tal la importancia de la Natividad del Señor hace más de 2000 años y la pérdida creciente del sentido de ciertos tradiciones, que el Papa Francisco recientemente ha firmado la Carta Apostólica Admirabile signum sobre el significado y valor del pesebre. El Santo Padre nos invita a descubrirnos delante del pesebre haciendo un análisis de “cómo de importante es nuestra vida, con frecuencia tan frenética, y encontrar momentos de silencio y de oración”.

Que la Navidad de 2019 sea un momento para la reflexión, la paz y la apertura de nuestros hogares y nuestros corazones a la buena noticia que trae alegría contagiosa y presencia invisible y eficaz.

 

 


  • Yoandy Izquierdo Toledo (Pinar del Río, 1987).
  • Licenciado en Microbiología.
  • Máster en Bioética por la Universidad Católica de Valencia y el Centro de Bioética Juan Pablo II.
  • Máster en Ciencias Sociales por la Universidad Francisco de Vitoria, Madrid, España.
  • Miembro del Consejo de Redacción de la revista Convivencia.
  • Responsablede Ediciones Convivencia.
  • Reside en Pinar del Río.

 

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