La gratitud: reflejo del alma

 

Hace unos días un amigo me envió un texto sobre el significado de la gratitud que he releído muchas veces. Quisiera compartirlo con ustedes:

“La gratitud es el solvente que diluye el alma.

El toque mágico que atrae la abundancia.

La decisión de no renegar.

La posibilidad de darle paso abierto a la alegría.

La mayor prueba de nuestra humildad.

Agradécelo todo. Agradece por ser, por estar, por tener, por ganar y por perder, por ir y por venir, por intentar y por errar, por conocer, por sentir, por la presencia de los demás en nuestras vidas.”

Estos fragmentos nos motivan a reflexionar sobre este valor, que a decir de algunos expertos y la opinión que con frecuencia escuchamos en nuestros ambientes de desarrollo, está en crisis, junto a otros valores humanos.

Cuando agradecemos, valoramos justamente lo que recibimos. Damos sentido al acto en sí mismo, y demostramos que nos importa, que apreciamos el más mínimo detalle o el más grande gesto sin distinción. Denotamos que somos capaces de entender que no merecemos todo y somos agradecidos porque alguien ha querido compartir con nosotros. Ser agradecidos es ser humildes y asumir que no somos seres aislados, sino una gran comunidad interrelacionada en el amor y el cultivo de las mejores relaciones humanas. 

Cuando hemos sido educados en la cultura del paternalismo, en la que todo viene “de arriba”, en la que “toca hacer esto o aquello”, en la que el tener y el poder anteceden al ser, es muy difícil entender la gratitud como el pago más alto al buen trato.

En varias ocasiones he comentado sobre la necesidad de una exhaustiva educación ética y cívica de la persona humana como principal salida a ese déficit de formación y preparación para la vida. Reitero que la educación en valores y el cultivo de las virtudes esenciales, son la mejor medicina para la persona y la convivencia social. 

Recuerdo que he usado en varias ocasiones una frase que quisiera que fuera una de las reglas de oro de mi vida: “El exceso de gratitud es uno de los pocos excesos permitidos”. Ahora quisiera incorporar estos fragmentos compartidos, haciendo énfasis, sin dudas, en que la gratitud es el reflejo de la humildad de nuestras almas. 

¡Gracias a tod@s! 

 


Yoandy Izquierdo Toledo (Pinar del Río, 1987).
Licenciado en Microbiología.
Máster en Bioética por la Universidad Católica de Valencia y el Centro de Bioética Juan Pablo II.
Miembro del Consejo de Redacción de la revista Convivencia.
Responsable de Ediciones Convivencia.
Reside en Pinar del Río.

 

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