El agua es uno de los componentes vitales para la existencia de los seres humanos y los animales. Su necesidad llevó a los hombres desde la antigüedad a construir acueductos. Hoy constituye uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas.
La escasez en Cuba en cinco momentos
1) En 1592, en la villa de San Cristóbal de La Habana, el gobierno colonial, para trasladar las aguas desde el río La Chorrera, construyó la Zanja Real, un canal descubierto de unos diez kilómetros de longitud.
2) En 1835 se inauguró un segundo acueducto, el Fernando VII, dotado de tuberías de hierro y redes de distribución. A pesar de la existencia de esos dos proyectos, de cientos de aljibes y miles de pozos, el abasto de agua continuaba siendo insuficiente ante el crecimiento poblacional.
3) En 1846, el general Gutiérrez de la Concha ordenó el estudio de posibles soluciones ala escasez de agua potable. La misión corrió a cargo de Francisco de Albear —un grande de la ingeniería cubana—, quien elaboró un proyecto para trasladar el líquido a través de unos cuarenta kilómetros de tuberías soterradas y aéreas desde los manantiales de Vento hasta los depósitos de Palatino. Inspirado en los acueductos construidos por el imperio romano —algunos de los cuales aún están en uso—, estudió la influencia de la luz solar sobre las aguas, modificó la geología de los terrenos y, dotado de precarios medios mecánicos, desplazó su conducto por debajo del río Almendares. Inaugurado en 1893 y considerado una de las siete maravillas de la ingeniería cubana, el popularmente conocido acueducto de Albear, hoy continúa abasteciendo de agua a una parte de la capital cubana.
4) En la República, debido al crecimiento poblacional y económico, la demanda de agua se agudizó. Un episodio que ilustra su importancia fue la suerte del alcalde habanero Manuel Fernández Supervielle. Este cubano de conducta ética, declaró: “O resuelvo el agua o dejo de ser alcalde”. Atrapado entre la voluntad y la promesa, al no conseguir los créditos para la obra, se disparó un tiro al corazón en mayo de 1947.
5) El gobierno que tomó el poder en 1959 prometió la solución definitiva del problema. Creó en 1962 el Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (INRH). Dos años después, en el II aniversario de creada esta entidad, Fidel Castro, desestimando los esfuerzos precedentes, dijo: “fue necesario que la Revolución y los revolucionarios comprendieran la importancia del agua para que se le prestara la atención debida”. Culpó de la desatención a “la anarquía del colonialismo y del capitalismo”, y dictó las medidas que debían tomar los funcionarios designados al frente del INRH: “Entonces –planteó– es muy importante conocer todas las técnicas de regadío y todas las técnicas de cultivo con agua, pero aún es más importante todavía, aprender a cultivar sin riego, aprender a cultivar la caña y los pastos, aprovechando adecuadamente la precipitación natural”. Y añadió: “Y cuando lo hayan logrado, ¿qué hacemos? Nos pondremos a inventar entonces, y quizás entonces el problema que nos planteemos sea cómo utilizar el agua del mar también en la agricultura”. Esos planteamientos, convertidos en políticas, fueron bautizados como “voluntad hidráulica”. Y en 1989 el INRH fue elevado al rango de organismo de la administración central del Estado.
El resultado de la “voluntad hidráulica”
Según datos oficiales, en el presente año –2025– más de ochocientas sesenta mil personas están afectadas por la escasez del precioso líquido: 248 000 en La Habana, 400 000 en Santiago de Cuba, más de cien mil en Holguín, unos noventa mil en Ciego de Ávila, y otros 35 000 en Sancti Spíritus. A esos datos cuantitativos hay que añadir la calidad del líquido, que en muchos lugares ha perdido las características que lo identifican: inodoro, incoloro e insípido.
En un artículo publicado por Diario de Cuba el 17 de octubre de 2025 titulado “El agua que llega ‘es fango’, pero no queda más remedio que consumirla”, la periodista Laura Sarmiento narra lo sucedido en el distrito José Martí, en Santiago de Cuba, donde después de veinte días sin suministro llegó el agua tan turbia “que era inservible para el consumo humano”. Aunque suspendieron el servicio por varios días para potabilizarla, el agua siguió igual de turbia.
La contaminación
Hasta 2010 se habían identificado más de dos mil fuentes contaminantes de acuíferos, en su mayoría provenientes de los sectores agropecuarios e industriales. Una parte de esta contaminación se produce por la concentración de instalaciones industriales en zonas urbanas, lo cual favorece el empleo de las corrientes superficiales como receptoras de residuales que, generalmente, terminarán depositados en cuencas hidrográficas y en la zona costera.
Uno de los factores contaminantes es el deterioro de las tuberías de agua potable. Por falta de mantenimiento y de sustituciones, muchas de ellas están rotas o llenas de poros. Debido a los salideros de las redes de distribución, las domésticas presentan pérdidas de aproximadamente el 60%, y las intradomiciliarias del 20%. Como el abasto es intermitente, cuando las tuberías están vacías penetran por ellas los desechos albañales que contaminan el agua potable, y esta, al ser consumida, genera enfermedades infecciosas. Se trata de un retroceso a los problemas de salud creados por la Zanja Real afines del siglo XVI, pues la mayor parte de las enfermedades diarreicas e infecciosas son producto del abastecimiento de agua insalubre.
Conclusión
El régimen cubano no solo ha demostrado su incapacidad para resolver el problema del agua, sino que lo ha regresado al estado en que se encontraba en la segunda mitad del siglo XVI, cuando el gobierno de la colonia construyó La Zanja Real. El agua se ha convertido, de componente vital para la existencia de la vida, en fuente de enfermedades y de muerte.
Madrid, 20 de octubre de 2025
- Dimas Cecilio Castellanos Martí (Jiguaní, 1943).
- Reside en La Habana desde 1967.
- Licenciado en Ciencias Políticas en la Universidad de La Habana (1975), Diplomado en Ciencias de la Información (1983-1985), Licenciado en Estudios Bíblicos y Teológicos en el (2006).
- Trabajó como profesor de cursos regulares y de postgrados de filosofía marxista en la Facultad de Agronomía de la Universidad de La Habana (1976-1977) y como especialista en Información Científica en el Instituto Superior de Ciencias Agropecuarias de La Habana (1977-1992).
- Primer premio del concurso convocado por Solidaridad de Trabajadores Cubanos, en el año 2003.
- Es Miembro de la Junta Directiva del Instituto de Estudios Cubanos con sede en la Florida.
- Miembro del Consejo Académico del Centro de Estudios Convivencia (CEC).

