La crisis de valores

Al realizar una mirada retrospectiva a la historia de Cuba podemos apreciar la grandeza del cubano, que se ha caracterizado siempre por la nobleza, la educación, la solidaridad, la hospitalidad, la preocupación por su superación, por tener muy buenas relaciones interpersonales y sociales y muchas otras virtudes. El estudio del proceso histórico de formación del maestro en Cuba, durante los siglos XIX y XX, permite revelar que las tendencias que caracterizaron el proceso de formación ciudadana estuvieron sustentadas en el pensamiento social y pedagógico de la época y contribuyeron al surgimiento de sentimientos patrióticos, una adecuada conducta social y un compromiso con la educación de las nuevas generaciones de cubanos. Sobrados ejemplos-fuentes de inspiración tiene la Nación cubana, entre los que destacan el Padre Félix Varela, José de la Luz y Caballero, José Martí y un gran número de valerosos patriotas.

Es alarmante y a la vez doloroso ver lo que sucede en la actualidad en amplios sectores cubanos que han ido incorporando un estilo de vida que los hace creer que: hablar vulgarmente, conseguir un trabajo donde “resuelven” (roban) muchas cosas, tener varias relaciones de parejas, estar al día con el “último grito de la moda”, ser de una forma, expresarse de otra y comportarse distinto… los hacen “destacar”, o los hacen “más importantes” ante el resto de los ciudadanos y ante la sociedad.

El problema puede tornarse más complejo si analizamos que en estos casos existe o puede existir una conciencia recta aunque sea errónea, o sea, que las personas creen que lo que están haciendo está correcto.

El deterioro del sentido moral se manifiesta de varias maneras. Además de algunos de los ejemplos enunciados anteriormente, de manera general podríamos enunciar dos grandes evidencias de la crisis en cuestión:

  1. Cuando la persona elige, libre y conscientemente, asumir actitudes y actos negativos.
  2. Cuando el hombre está incapacitado para discernir entre lo que está bien o mal. Desgraciadamente este es uno de los flagelos que más fuertemente azota a nuestra sociedad cubana.

Nelson Mandela en su libro “El largo camino hacia la libertad”, se refiere a esa situación cuando dice: “he sido testigo de que muchas personas buenas han terminado en la cárcel, o se han convertido en mezquinas e inescrupulosas, debido a las terribles condiciones a las que están sometidas para vivir”. Algo similar se puede asegurar en los casos en que las personas no hayan tenido una educación correcta a lo largo de su vida. He ahí la importancia de la formación y la magnitud altamente negativa de la crisis de valores. Se trata de la mayor de las pobrezas a la que puede estar sometida la persona humana. Se puede carecer de lo elemental materialmente  pero tener una escala de valores morales muy alta.

 


Yoandy Izquierdo Toledo (Pinar del Río, 1987).
Licenciado en Microbiología.
Máster en Bioética por la Universidad Católica de Valencia y el Centro de Bioética Juan Pablo II.
Miembro del Consejo de Redacción de la revista Convivencia.
Responsable de Ediciones Convivencia.
Reside en Pinar del Río.

 

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