José Antonio Saco: de la esclavitud al capitalismo

Martes de Dimas

José Antonio Saco y López Cisneros (1797-1879), sociólogo, antropólogo, escritor, periodista, historiador y economista. Estudió en los seminarios San Basilio en Santiago de Cuba y San Carlos en La Habana. En este último sustituyó al padre Félix Varela en la Cátedra de Filosofía. Autor de una obra enciclopédica que abarca desde las ciencias naturales hasta la sociología y la historia. Fue la figura política cubana de mayor alcance teórico y conceptual en los primeros 60 años del siglo XIX.

Para Saco, que representaba a la clase social a la cual pertenecía, la independencia de España no era su objetivo. Su estrategia consistía en reformas políticas y económicas que condujeran a la autonomía y al poder de su clase. Para ese fin las instituciones en manos de los cubanos expresaban ideas modernas en términos burgueses, como era el caso de la Academia de Literatura que le hacía competencia a la Academia Española de la Lengua.

Durante una estancia en Estados Unidos, Saco fundó el Mensajero Semanal, donde publicaba trabajos literarios, científicos y políticos. En Cuba escribió una copiosa colección de ensayos, entre ellos: Memorias sobre los Caminos de la Isla de Cuba (1829), donde se plantea la adaptación de las experiencias de Inglaterra y de los Estados Unidos a Cuba y Memorias sobre la Vagancia en la Isla de Cuba (1830), acerca de la relación entre esclavitud y vagancia; ambos ensayos fueron premiados por la Sociedad Económica de Amigos del País. También escribió el libro de Física más avanzado de la época en lengua castellana y dirigió la Revista Bimestre Cubana: un vehículo ideológico de su clase social, desde la cual se pronunció por la eliminación inmediata del comercio de esclavos y a extinción gradual de la esclavitud. Por esa conducta el Capitán General, Miguel Tacón, -derrotado en las guerras independentistas de América y nombrado gobernador de Cuba- lo deportó de Cuba en 1834.

En Carta de un patriota o sea clamor de los cubanos dirigido a sus procuradores a Cortes (1835), Saco expuso su concepción reformista: el gobierno de la colonia debía ejercerlo una junta integrada por cubanos y en Paralelo entre la Isla de Cuba y algunas colonias inglesas (1837) planteó crear consejos coloniales en los cuales los cubanos dictaran las leyes necesarias al país. De esos trabajos se nutrieron el autonomismo, el independentismo y el anexionismo.

En 1865 el reformismo parecía acercarse al triunfo. Antonio Cánovas del Castillo, ministro español, convocó a una Junta de Información para la cual Saco resultó electo por Cuba. En ella defendió su idea de los consejos coloniales, pero a causa de los cambios políticos ocurridos en la península, la Junta de Información fue disuelta en 1867. Con el fracaso de las reformas graduales se desencadenó la salida violenta que él quería evitar.

Saco estableció la relación entre educación, economía y desarrollo. Consideraba que la instrucción pública constituía la base más firme sobre la que descansa la felicidad de los pueblos. A diferencia de Félix de Arrate, quien excluía a los pobres, Saco, influido por el Obispo Espada, defendía el establecimiento de escuelas para los pobres y de nuevas cátedras para el desarrollo de la agricultura, las artes, los oficios y el comercio con el objetivo de iniciar en los rudimentos de algunas ciencias a una porción considerable de la juventud .

El hilo conductor de su accionar era la propuesta de una sociedad capitalista a partir de la realidad colonial. Su mayor y más contradictoria labor fue el tema de la esclavitud. Sus ideas eran continuadoras del proceso que va de Arrate a Varela pasando por el Obispo Espada. Las razones de Saco -ajenas a la ética emancipadora e incluyente que propugnaba Varela- eran puramente prácticas: la esclavitud era incompatible con la modernidad capitalista.

El mismo Saco, que reclamaba instituciones liberales para la Isla y libertades para los hacendados criollos como fundamento del progreso económico, era partidario de cortar el ingreso de africanos, expulsar a los negros libres y promover la migración europea para blanquear la Isla. Para él, los elementos que identificaban una nacionalidad eran: la existencia de un pueblo que habite un mismo suelo, que tenga un mismo origen, una misma lengua, y unos mismos usos y costumbres; pero de ese pueblo excluía a los oriundos de África, que ya eran mayoría en la Isla. En su debate contra el anexionismo manifestó:“La nacionalidad cubana de que yo hablé, y de la única que debe ocuparse todo hombre sensato, es la formada por la raza blanca, que sólo se eleva a poco más de 400 000 individuos”.

El tema de la esclavitud lo abordó en Análisis por José Antonio Saco de una obra sobre Brasil (1832) y en La supresión del tráfico de esclavos Africanos en la isla de Cuba: Examinada con relación a su agricultura y a su seguridad (1845). En esos trabajos planteó la sustitución paulatina de la esclavitud por el trabajo asalariado; la unión de capitales de pequeños y medianos ingenios para crear sociedades que permitieran el desarrollo industrial y la conversión de la plantación esclavista en pequeñas parcelas agrícolas; es decir, la instauración de una sociedad capitalista a partir de la realidad colonial cubana.

En la Historia de la esclavitud de la raza africana en el Nuevo Mundo y en especial en los países américo-hispanos (1875-1879) -calificada por el sabio Fernando Ortiz como “obra única en su tiempo” y por el historiador Eduardo Torres-Cuevas como “nuestro primer historiador moderno”- investigó con una profundidad desconocida hasta ese momento uno de los temas claves para comprender el proceso de formación de nuestra nación.

José Antonio Saco fue un hombre excepcional cuyas ideas marcaron una etapa de nuestra historia. Su valor está en lo que hizo y aportó en su época. Era, como todo hombre, imperfecto. Era sencillamente un ser humano que forma parte de nuestra historia, nuestra cultura y nuestra nación.

Zurich, 17 de agosto de 2019.

 

 


  • Dimas Cecilio Castellanos Martí (Jiguaní, 1943).
  • Reside en La Habana desde 1967.
  • Licenciado en Ciencias Políticas en la Universidad de La Habana (1975), Diplomado en Ciencias de la Información (1983-1985), Licenciado en Estudios Bíblicos y Teológicos en el (2006).
  • Trabajó como profesor de cursos regulares y de postgrados de filosofía marxista en la Facultad de Agronomía de la Universidad de La Habana (1976-1977) y como especialista en Información Científica en el Instituto Superior de Ciencias Agropecuarias de La Habana (1977-1992).
  • Primer premio del concurso convocado por Solidaridad de Trabajadores Cubanos, en el año 2003.
  • Es Miembro de la Junta Directiva del Instituto de Estudios Cubanos con sede en la Florida.
  • Miembro del Consejo Académico del Centro de Estudios Convivencia (CEC).

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