El proceso de informatización de la sociedad que viene impulsando el gobierno cubano, es, sin dudas, un proceso positivo en términos generales, pues aumenta el acceso de la gente a la red de redes y con esto es indudable el hecho de que variables como el empoderamiento ciudadano, el debate público, y la participación ciudadana se comportan de manera positiva. También desde un punto de vista práctico, económico y de gestión cotidiana es un tema que merece ser reconocido como positivo. No obstante, siempre hay temas pendientes cuando el gobierno cubano promueve un “cambio o reforma”, siempre hay mecanismos mediante los que se busca controlar lo mayor posible los efectos de aquellas herramientas que se ponen al servicio de los ciudadanos.
Ejemplos que demuestren lo anterior abundan en nuestra realidad de los últimos tiempos: por un lado se “promueven” negocios privados y por otro la realidad indica que están limitados-asfixiados por exceso de regulaciones, libertad de culto “vendida” como libertad religiosa, mayores espacios para la queja y la denuncia pero con fuertes limitaciones cuando se cuestiona la gestión política-administrativa del gobierno o cuando se cuestiona la ideología imperante, mayor tolerancia hacia algunos sectores de la sociedad civil pero condicionando la tolerancia a criterios ideológicos y políticos. En resumen, como parte del proceso de actualización se han venido “abriendo” pequeños espacios, pero al mismo tiempo, se han creado nuevos mecanismos de control sobre esos espacios que se permiten.
La informatización es otro de esos ejemplos, aumenta la conectividad, las zonas WIFI, la conexión por datos móviles, muy probablemente se bajarán los precios de la conexión a internet un poco más, se desarrollan herramientas para impulsar el comercio electrónico, entre otros aspectos positivos dentro de este proceso. Pero al mismo tiempo, hay al menos dos variables a las que no se les presta mucha atención por parte de los planes de informatización de la sociedad, y son dos variables determinantes en los ambientes digitales en el mundo entero, pues están directamente relacionadas con el respeto de los derechos humanos y con la integridad de las personas que se desenvuelven en entornos digitales, así como, con la posibilidad de utilizar internet de manera productiva y efectiva. Estas variables son: la libertad de expresión en entornos digitales y la seguridad digital.
Libertad de expresión en entornos digitales
La libre expresión es un derecho humano, que ha de ser respetado en todas las sociedades y ambientes, no solo la libre expresión en sentido tradicional sino también en los nuevos entornos y ambientes de participación que surgen con las nuevas tecnologías. La libre expresión en los medios digitales, su reconocimiento y respeto ha de ser garantizada por todos los Estados, y estos han de adaptarse proactivamente a las nuevas circunstancias y responder a los cambios sociales que van surgiendo en las sociedades para que este derecho sea siempre resguardado.
En Cuba es necesaria una reflexión al respecto, pues si bien es cierto que es positiva la apertura a internet, también lo es que el gobierno intenta controlar el entorno digital, así como controlan las calles, los espacios públicos, y cualquier ambiente en los que en sentido tradicional la gente ejerce el derecho a la libre expresión. A pesar de la novedad del internet, no son pocos los sitios web que se ven afectados por la censura, y tampoco los canales de comunicación que constantemente están siendo monitoreados o controlados por las autoridades en su intento de controlar al máximo la información que se mueve en el ciberespacio. El monopolio de ETECSA es la principal herramienta para el control de la libertad de expresión en los ambientes digitales en Cuba, y a pesar de los VPN y otras herramientas que la gente se inventa para saltar la censura, existe una violación flagrante y constante de este derecho básico.
Otros obstáculos que constantemente afectan el libre ejercicio de la libertad de expresión en las redes son las regulaciones que intentan maniatar al máximo el alcance y el trabajo de medios independientes, revistas, centros de estudio y otras organizaciones o ciudadanos que activamente hacen uso del derecho a la libre expresión, ejemplo de ello son las regulaciones de julio pasado (decreto ley No.370 del Consejo de Ministros y el decreto No.359) mediante los que se empodera al Estado de sobremanera para que pueda seguir monopolizando el ambiente digital y limitando discrecionalmente la libertad de expresión. También los grupos de asalariados del gobierno que se dedican a propagar la desinformación y la propaganda oficial en los medios representan un obstáculo al libre flujo y acceso de la información.
Seguridad digital
Por otro lado, y en relación con lo anterior, la seguridad es otra variable que ha de incluirse en el debate público en la realidad cubana actual. El acceso a internet ha evolucionado relativamente rápido en la realidad cubana de los últimos años, y los ciudadanos hemos chocado contra el mundo digital sin tener una formación que permita usar las redes sin exponernos a vulnerabilidades y riesgos que están presentes en estos ambientes. El proceso de aprendizaje para el uso responsable y efectivo del mundo digital es una asignatura pendiente en Cuba, por lo que la gente se lanza a producir y reproducir contenido, a informarse, a influir, a menudo sin un mínimo de información, capacitación en cuanto a cómo manejarse de manera segura en los amientes digitales. Y sin una legislación que proteja la privacidad y otras variables que podrían poner en riesgo a los ciudadanos.
En este sentido, un primer paso que es de suma importancia es generar un sistema de reglas de juego, una institucionalidad que promueva el uso de los entornos digitales al mismo tiempo que proteja y garantice la seguridad e integridad de los internautas. Un sistema institucional que promueva el uso ético y responsable de las nuevas tecnologías y los medios de información y comunicación, y que establezca la importancia de educar para que los ciudadanos usen de manera segura los espacios virtuales. Seguridad, que está estrechamente vinculada con el absoluto respeto de los derechos humanos.
Por otro lado, el sistema educativo, las familias y la persona misma, tienen una responsabilidad enorme en cuanto a educar y educarse para el uso ético y responsable, seguro y productivo de los medios de comunicación, las redes sociales, y los entornos digitales en general. En este sentido, el Centro de Estudios Convivencia (CEC) ha publicado en mayo del 2018 su informe sobre los medios de comunicación social y las nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones, donde se propone una visión ética sobre su uso para el futuro de Cuba. Este informe (www.centroconvivencia.org) puede ser ilustrador, en el marco del proceso de informatización de la sociedad que se desarrolla en la actualidad.
Jorge Ignacio Guillén Martínez (Candelaria, 1993).
Laico católico.
Licenciado en Economía.