Evasión por Nicaragua, la repetición de una fórmula irreponsable

Martes de Dimas

El 22 de noviembre de 2021 el Gobierno de Nicaragua suspendió el procedimiento de visado para los cubanos que deseen viajar a su país.

La medida, en medio de la profunda crisis de Cuba, preludia una nueva oleada masiva, como lo evidencia la cantidad de cubanos que están vendiendo sus pertenencias para huir y la enorme multitud aglomerada para tratar de adquirir boletos de viaje a pesar de que los precios rondan los 1 800 dólares,

El viceministro de Gobernación de Nicaragua declaró que la medida responde a las solicitudes de cubanos con familiares en ese país y a la promoción del intercambio comercial, el turismo y la relación familiar humanitaria. Sin embargo, el hecho que en 2015 ese país cerró las fronteras a los cubanos que buscaban ingresar a Estados Unidos desde Costa Rica, indica que esa no es la verdadera causa.

La calificación por parte de Estados Unidos de dictadura a los gobiernos de Cuba y de Nicaragua y la imposición de sanciones por violaciones de los derechos humanos, está más cerca de la realidad. Todo indica una estrategia común para obligar a la administración estadounidense a suavizar o suspender las sanciones. En el caso de Cuba, para aliviar la presión social que desembocó en el 11J y el 15N, la cual amenaza con repetirse. Estamos pues, ante un nuevo intento de obviar las transformaciones estructurales que la crisis cubana empleando la migración como arma geopolítica.

La emigración se produce cuando las condiciones naturales o sociales impiden la satisfacción de las necesidades de los habitantes y/o amenazan sus vidas. Eso es lo que ha ocurrido en todas las épocas y lugares.

Desde la colonia hasta la República Cuba fue un país receptor de inmigrantes. Entre 1910 y 1925 la tercera parte de los españoles que emigraron hacia América se dirigieron a nuestra Isla.

A pesar de la cercanía geográfica a la mayor potencia económica del mundo, en 1959 los cubanos en Estados Unidos no rebasaban los 125 mil. Sin embargo, desde 1961, cuando se implantó el “permiso de salida” y se reguló el tiempo de estancia de los cubanos en el exterior, el éxodo ha sido sostenido, al punto que los cubanos constituyen el tercer grupo de habitantes de origen hispano en el país vecino.

En noviembre de 1966 el Congreso norteamericano promulgó la “Ley de Ajuste Cubano” para que los llegados y los que llegarían por el puente aéreo, solicitaran la “residencia permanente”. Esta Ley fue aliciente, pero no la causa de la emigración masiva. De forma similar ocurrió con la política de “pies secos pies mojados” implementada en 1996 y con el programa parole para médicos cubanos de 2006. Por tanto, las salidas de los cubanos, antes y después de esas legislaciones, demuestra que las mismas alentaron, pero no son la causa del éxodo masivo.

Con la Operación Peter Pan, entre 1960 y 1962 unos 14 mil niños salieron de Cuba. Entre 1965 y 1973 por el puerto de Camarioca y el aeropuerto de Varadero se marcharon 260 personas. En 1980 por el puerto de Mariel salieron 125 mil. En 1994 escaparon otros 33 mil, de los cuales 31 mil fueron retenidos en la Base Naval de Guantánamo. En el siglo XXI por Centroamérica, Europa y otros países han escapado otras decenas de miles. Primero los de tez blanca, después de todos los colores y edades; antes y después del embargo (1961, de la Ley de Ajuste (1966), de las tímidas reformas emprendidas en el año 2008, y antes y después del restablecimiento de las relaciones diplomáticas con Estados Unidos en 2015.

Las respuestas del Gobierno de Cuba

– A la salida masiva por Camarioca, el líder de la revolución respondió que abriría el puerto de Camarioca para que se fuera todo el que lo desease. Ante la de 1980, convocó a la “Marcha del Pueblo Combatiente” para demostrar al mundo el “apoyo masivo a la revolución”. Como castigo, a las embarcaciones que venían a recoger familiares se les obligó a incluir una cuota de reclusos y enfermos mentales y se instituyeron los actos de repudio que se mantienen hasta el presente. En respuesta a la salida de 1994 dijo: o se toman medidas o no obstaculizaremos a aquellos que vienen a buscar a sus familiares, lo que provocó una nueva estampida hacia el exterior. En 2015, cuando las salidas tomaron la ruta de Centroamérica se acusó a Estados Unidos; pero en ningún caso, con excepción de la represión, se implementaron cambios al interior del país para evitar que los cubanos huyeran.

Efectos colaterales

Uno de los efectos colaterales ha sido el decrecimiento y envejecimiento de la población al ritmo de los países desarrollados, pero sin economía para su sostenimiento, lo que representa una bomba de tiempo, con graves consecuencias sociales. El ritmo de reproducción de la familia cubana no garantiza el reemplazo de la población. Según las previsiones del PNUD -en su Informe sobre Desarrollo Humano 2010- Cuba tendría la tasa global de fecundidad (hijos por mujer) más baja de América; lo cual fue confirmado cuando en esa fecha el gobierno cubano reconoció para esa fecha una tasa global de fecundidad de 1,6 y una tasa bruta de reproducción (hijas por mujer) de 0,79, lo que impide el reemplazo necesario para el desarrollo poblacional.

Ese proceso significa que los mayores de 60 años, que en 1990 era el 12,1% de la población, en 2010 llegaran al 17,8%; una progresión que apunta a que en 2030 -dentro de nueve años- los cubanos en ese rango de edad será el 30,8%. Es decir, con una economía deficiente, la población económicamente activa será cada vez menor. La diferencia con los países desarrollados con bajas tasas de fecundidad, radica en que éstos cuentan con altos índices de productividad del trabajo, lo que garantiza elevados niveles de vida.

Otro efecto colateral es la creciente descapitalización de profesionales, que constituía una de las ventajas comparativas de Cuba respecto al resto de los países de la región.

Conclusiones:

La solución a la emigración sostenida es imposible sin atacar sus principales causas, que están en el modelo cubano. Se requiere de oportunidades para que lo cubanos puedan realizar sus aspiraciones sin escapa, lo cual implica democracia y libertades.

Como la cifra de los que desean abandonar el país es mucho mayor que las 20 mil visas anuales que concede Estados Unidos, el éxodo continuará.

Por todo ello, la entrada libre de los cubanos a Nicaragua responde a la conservación del poder, lo que implica no realizar cambios que lo amenacen, aunque el daño a la nación cuba amenace con ser irreparable. Así de trágico puede resultar el libre visado concedido por el gobierno nicaragüense.

La Habana, 29 de noviembre de 2021


  • Dimas Cecilio Castellanos Martí (Jiguaní, 1943).
  • Reside en La Habana desde 1967.
  • Licenciado en Ciencias Políticas en la Universidad de La Habana (1975), Diplomado en Ciencias de la Información (1983-1985), Licenciado en Estudios Bíblicos y Teológicos en el (2006).
  • Trabajó como profesor de cursos regulares y de postgrados de filosofía marxista en la Facultad de Agronomía de la Universidad de La Habana (1976-1977) y como especialista en Información Científica en el Instituto Superior de Ciencias Agropecuarias de La Habana (1977-1992).
  • Primer premio del concurso convocado por Solidaridad de Trabajadores Cubanos, en el año 2003.
  • Es Miembro de la Junta Directiva del Instituto de Estudios Cubanos con sede en la Florida.
  • Miembro del Consejo Académico del Centro de Estudios Convivencia (CEC).

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