CADA DÍA SON MENOS LOS CUBANOS QUE CALLAN Y QUE APOYAN AL SISTEMA


Miércoles de Jorge

Si un cambio es notable en la realidad cubana actual es que, en comparación con unos pocos años atrás, hoy son mucho menos los cubanos que callan ante las dificultades de la vida cotidiana. El “habla bajito”, el sistema no se critica, y otras frases o ideas que aluden al hecho de que es mejor callar que meterse en problemas, va perdiendo espacio al mismo tiempo que los ciudadanos ganan en el ejercicio de la libertad de expresión.

No todos los cubanos han perdido el miedo, no todos los cubanos se atreven a alzar la voz, a lanzar una crítica al sistema, pero el número de gente que lo hace es significativamente mayor que lo que era hace un tiempo. Especialmente después de los sucesos del 11 de julio del 2021, mucha gente “se comió el miedo”, y cada día es más común escuchar críticas abiertas al sistema y no solo lamentos por los problemas.

En relación con esta nueva realidad que se presenta hay al menos dos elementos importantes sobre los que vale la pena reflexionar:

  1. El hecho de que los cambios aunque a veces parezcan imposibles, en realidad son indetenibles. Los procesos de cambios una vez se desatan, aunque lo hagan desde lo pequeño, no para hasta transformar la realidad. Y eso es lo que ha sucedido en Cuba en ese sentido, pues hace unos 20 años o más eran muy pocos los cubanos que se atrevían a alzar la voz y lanzar una crítica al sistema, hace 10 años eran más, y hoy en día en cualquier lugar en la isla es posible encontrar gente que alzan su voz y critican el sistema político abiertamente.

No hay dudas de que ha habido una evolución en el ejercicio de la libre expresión, y no ha sido resultado de ninguna ley o decreto, de ningún programa o tarea desarrollada por las autoridades, sino que ha sido el fruto de una sociedad cada vez más consciente de su realidad, y cada vez más empoderada y autoorganizada. Eso comenzó con una pequeña semilla, en tiempos en los que nadie pensaba en criticar el sistema, y hoy nos alegramos al ver la evolución.

  1. Obviamente, el hecho de que la gente se exprese más, sean más conscientes de la crisis, y critiquen más al sistema, no es el cambio que se necesita en Cuba, pero no me caben dudas de que es una herramienta necesaria para avanzar hacia ese fin. El ejercicio de la crítica, de la denuncia, de la libre expresión, en un ambiente autoritario como el cubano, es una grieta en el muro, la cual por mucho que se intente sellar siempre dejará margen para que pase la luz.

El hecho de que incluso personas que han apoyado por muchos años el sistema político imperante en Cuba hoy son críticos del mismo y concuerdan en la necesidad de cambios, no es una realidad de poca importancia. Y basta tener una conversación con esas personas que prácticamente todos tenemos en nuestras familias o grupos de amigos, para apreciar cómo han pasado en unos pocos años de ser fieles defensores del sistema, a críticos del mismo. Obviamente no todos, pues aún hay gente que no son críticos del sistema públicamente, y hay otros que lo siguen defendiendo.

Por último, vale mencionar que de la misma forma que se ve una evolución en este sentido, es posible identificar otras áreas en las que la realidad de Cuba se ha ido transformando en los últimos años. Pero sobre todo, es importante que miremos al futuro con esperanzas, pues aunque a veces los cambios parece que no ocurren, que se estancan, en realidad son procesos que aunque lentos o pequeños, son indetenibles y transforman la realidad.

 

 


Jorge Ignacio Guillén Martínez (Candelaria, 1993).
Laico católico.
Licenciado en Economía. Máster en Ciencias Sociales por la Universidad Francisco de Vitoria, Madrid, España.
Miembro del Consejo de Redacción de la revista Convivencia.

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