Aumenta la brecha entre el discurso presidencial y la realidad cubana

Martes de Dimas

En la clausura del III Pleno del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, el 17 de diciembre, el presidente de Cuba hizo algunos planteamientos totalmente apartados de la realidad. En las siguientes líneas me referiré a seis de ellos.

1- El sólo hecho de que hayamos llegado hasta aquí, con férreos candados de 62 años de bloqueo en la puerta de casi todas las oportunidades dice mucho sobre lo que podría conquistar sin esos obstáculos.

Suponiendo que los férreos candados de 62 años de bloqueo externo sean la causa de las penurias que viven los cubanos, resulta inadmisible omitir los otros 62 años de bloque interno del Gobierno a su propio pueblo: la ola de confiscaciones que no se detuvo hasta liquidar en 1968 las últimas 55 mil micros y pequeñas empresas cubanas; los impuestos y decomisos dirigidos a asfixiar la iniciativa privada y evitar el resurgimiento de una clase media nacional; la ausencia de un comercio mayorista que le suministre los insumos necesarios; la exclusión de invertir en Cuba por no cumplir la condición de extranjero; el no poder producir, vender y comprar libremente sin pasar por las empresas monopólicas del Estado. En fin, cerrarle las puertas a la experiencia de la humanidad que constituyen leyes de la economía, dice mucho sobre lo que se podría conquistar, si se quitaran esos obstáculos al progreso del país y de los cubanos.

2- Cuba es un Estado soberano, responsable por la defensa de su seguridad y su soberanía. No tiene que rendir cuentas a nadie más que a su pueblo.

El hecho es que a ese pueblo es al que menos se le rinde cuentas. En Cuba el Partido, el Estado y el Gobierno conforman una trilogía bajo un mismo mando. La afirmación del Presidente sería aceptable si sencillamente hubiera declarado que: No tiene que rendir cuentas a nadie. Con excepción de los delegados de circunscripción, encargados de trasmitir las orientaciones de los órganos superiores en las Asambleas de Rendición de Cuentas, por ejemplo: que las deficiencias del transporte se debe a la falta de gomas y piezas de repuesto debido al bloqueo de Estados Unidos; que no se ha podido reparar un salidero de agua albañal por cualquier razón; o que el déficit de viviendas es por falta de materiales sin explicar cómo a la vez se erigen decenas de nuevos hoteles.

3- Tampoco aceptamos etiquetas ni rótulos. Dictaduras son todas las que promovieron y apoyaron las sucesivas administraciones yanquis en todo el mundo…

Si por dictadura se entiende un régimen político en el que una sola persona gobierna con poder total, sin tener que someterse a ningún tipo de limitaciones y con la facultad de promulgar y modificar leyes a su voluntad, el único argumento válido para decir que Cuba no lo es, porque no gobierna una sola persona, sería infantil y risible. Las dictaduras son regímenes que no toleran el pluralismo político, donde los que difieren de la ideología del poder quedan excluidos, por la Ley y la fuerza, de aspirar a tener un gobierno diferente. Es decir, la competencia política desaparece y con ella la figura del ciudadano. Además, cuando la dictadura es totalitaria como es el caso de Cuba, se prohíbe la existencia de asociaciones independientes y se reprime a todo el que intente cambiar el orden impuesto. No se trata de palabras contra palabras, sino contra los hechos: cientos y cientos de jóvenes detenidos, reprimidos y enjuiciados y condenados a altas penas de prisión por haber hecho uso de la libertad de expresión el 11J.

4-  Tener un solo Partido no nos convierte en dictadura; si nos libra de las pugnas y de la corrupción política que tanto daño hacen a naciones pequeñas y pobres, donde el acceso a los cargos está permeado por los compromisos con las élites empresariales, que financian las campañas políticas a través de organizaciones que les permiten limpiar la ruta de sus transacciones…

La existencia de un solo partido de lo único que libra es de la competencia con otras agrupaciones políticas. Es la única forma que un régimen en el hemisferio occidental pueda haberse sostenido durante 62 años en el poder 62 años y que los sustitutos se declaren continuidad. Con tal método el Gobierno se libra de las elecciones libres con las que el pueblo podría decidir quienes ocupan el poder temporalmente y quienes se tienen que marchar. Es decir, la imposición de un solo partido ha despojado a los cubanos de la soberanía, una de cuyas manifestaciones es el derecho a elegir sus gobernantes.

5- Todas estas batallas transcurren en los medios tradicionales de comunicación, pero alcanzan sus momento más intenso y decisivo a partir del uso de modernas herramientas de comunicación e interactividad, que les dan a los sujetos la sensación de que poseen la capacidad de influir en los asuntos en debate. Es justamente en esos ámbitos donde aún actuamos en desventaja

Este planteamiento encierra una media verdad. Media, porque la verdad completa es que las modernas herramientas de comunicación e interactividad no dan la sensación, sino que ofrecen la posibilidad real de influir en los asuntos de la nación mediante el periodismo ciudadanos y las redes sociales. El hecho es que el Estado, poseedor de los medios informativos oficiales y con mayores recursos que el pueblo sobre los medios modernos. Sin embargo, reconoce el Presidente que “justamente en esos ámbitos” actúan en desventaja. Sencillamente las nuevas tecnologías en manos de un pueblo instruido, a pesar los altos precios de los equipos y de la comunicación, rompió el monopolio de la información, lo que demuestra la imposibilidad de, en ausencia del monopolio, imponer su visión del mundo.

[…] No olvidemos nunca el concepto de Revolución que nos legó Fidel. Es tiempo de cambiar lo que deba ser cambiado sin renunciar a nuestros principios, en particular los viejos modos de hacer la comunicación, porque la época lo impone…”.

Aquí radica el quid del problema: “cambiar lo que deba ser cambiado sin renunciar a nuestros principios”. Y ¿cuáles son esos principios?: Dentro de la Revolución, todo; contra la Revolución, ningún derecho, el cual fue establecido cuando el país estaba en revolución; un escenario desaparecido desde que se institucionalizó con la Constitución de 1976, hace 45 años. De esa fecha para acá en Cuba el concepto de Revolución carece de contenido. Lo que existe es un Estado totalitario que emplea ese  calificativo como un mecanismo para conservar el poder de forma indefinida.

Las afirmaciones del Presidente carecen de sustento en la realidad- Su discurso es fiel reflejo del ensanchamiento de la brecha entre el discurso presidencial y la realidad cubana.

La Habana, 27 de diciembre de 2021

 


  • Dimas Cecilio Castellanos Martí (Jiguaní, 1943).
  • Reside en La Habana desde 1967.
  • Licenciado en Ciencias Políticas en la Universidad de La Habana (1975), Diplomado en Ciencias de la Información (1983-1985), Licenciado en Estudios Bíblicos y Teológicos en el (2006).
  • Trabajó como profesor de cursos regulares y de postgrados de filosofía marxista en la Facultad de Agronomía de la Universidad de La Habana (1976-1977) y como especialista en Información Científica en el Instituto Superior de Ciencias Agropecuarias de La Habana (1977-1992).
  • Primer premio del concurso convocado por Solidaridad de Trabajadores Cubanos, en el año 2003.
  • Es Miembro de la Junta Directiva del Instituto de Estudios Cubanos con sede en la Florida.
  • Miembro del Consejo Académico del Centro de Estudios Convivencia (CEC).

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