Fútbol: alegría o desilusión

Por Armando Serpa

                                          

 

¡Qué alegría me dio cuando me enteré, que el equipo de fútbol sub-20, había clasificado por primera vez para el mundial de su categoría, a celebrarse este mismo año en Turquía! Me imaginé en ese momento la satisfacción que debía tener ese equipo al lograr algo sin precedente en el fútbol cubano…

Por Armando Serpa Lazo        
                                          
Selección cubana de fútbol frente a EE.UU.
¡Qué alegría me dio cuando me enteré, que el equipo de fútbol sub-20, había clasificado por primera vez para el mundial de su categoría, a celebrarse este mismo año en Turquía! Me imaginé en ese momento la satisfacción que debía tener ese equipo al lograr algo sin precedente en el fútbol cubano, y me acordé que Candelaria tenía dos jugadores en ese equipo. Enseguida busqué en los periódicos y en los programas de información para ver cuándo iban a retransmitir el partido que le dio el pase al mundial (aunque me preguntaba ¿por qué no lo dieron en vivo?) Encontré que lo darían en un programa especial dos días después. ¡Qué partido, qué coraje derrocharon los dos equipos! Los nuestros sin mucho fútbol, pero con carácter, lograron imponerse dos por uno ante una selección de Costa Rica que no pudo hacer su juego, sin embargo los dos lucharon y dejaron muy buena cara. En el partido hubo muchos detalles para olvidar, pero lo que más me impactó fue algo que le pasó a un jugador cubano: se le rompió el short al número 18 y cuando salió para cambiárselo tuvo que entrar con el del número 13. No podía creérmelo ¿Los muchachos jugándose una clasificación al mundial sin condiciones? ¿Es acaso que viajan con solo dos trajes, con el de visitante y el de home club? ¿Es acaso que entrenan con la misma ropa que juegan? Mil dudas como esas llenaban mi cabeza.
 
Días después me encontré con uno de los dos integrantes de la selección que ya hemos mencionado y después de que unos amigos lo felicitaran, alguien le preguntó por lo sucedido y este respondió: “Es algo normal en nuestro equipo, ya que solo viajamos con dos trajes que son diferentes, así que es uno por partido, sí, los jugadores quisieron cambiar las camisetas con nosotros y no podíamos, porque si se la dábamos ¿con qué jugábamos? Aunque estaba de más, ya que no nos dejan hablar con otros jugadores”. Mis amigos asombrados se reían, y yo, no atinaba a nada más que compadecerme de ellos. No me aguanté más y le pregunté: ¿por qué no puedes hablar con los deportistas de otro país? Su respuesta no se hizo esperar y con una sonrisa me respondió: “por miedo a que nos digan algo que nos impulse a quedarnos. Nunca se ha dado el caso que en esta categoría se quede alguien, pero como lo estamos haciendo bien, muchos cazatalentos han querido hablarnos y, antes de que me preguntes, no hemos podido verlos y no sabemos ni de qué equipos son. ¿Tú te imaginas yo jugando en una liga cualquiera, la calidad futbolística que alcanzo? ¡Entonces sí Cuba se mete en los mundiales de mayores! ¡Nada, a echar para adelante! Y a hacer un buen mundial”. Se despidió feliz y como siempre con sueños entre las manos, amarrados al futuro que le depare otro. Después de escucharlo, no sabía si la alegría que tenía era compartida por ellos, ya que después de un gran logro aquí siempre llega la desilusión.
 
Creo que el país debería darle la oportunidad de que ellos elijan dónde quieren jugar y así ganar en fútbol ya que es un deporte en el que si se quieren alcanzar metas, hay que tener jugadores codeándose con los mejores y se quitarían de arriba otros sueños rotos en su larga fila. Lo de los trajes es algo penoso pero se podría arreglar para el Mundial, es ponerle un poco de interés, pues llevan más recursos los trajes de pelota, y la serie nunca se ha parado por trajes.
 
 
Armando Serpa Lazo (Candelaria, 1991).
Informático.
Scroll al inicio