Amor y esperanza en esta hora de Cuba

Jueves de Yoandy

Comienza el mes de febrero, conocido como el mes del amor. Un tiempo propicio para vivir el más universal de los sentimientos en todas sus dimensiones, filia, eros y ágape. Sin embargo, abundan en el espacio público, en las redes sociales y en los medios de comunicación social en Cuba muchos mensajes cargados de negatividad, mucha incitación al odio, la violencia verbal y convocatorias a tomar la justicia por cuenta propia.

Para los cristianos el peor de los pecados es atentar contra el Espíritu Santo, la tercera persona de la Santísima Trinidad. Este se traduce en llamar al mal, bien, y al bien, mal. Y tal tergiversación la sufrimos a día de hoy, en que la cultura del protagonismo, la ceguera social condicionada, y el falso ejercicio de la libertad de expresión, cuando coarta y transgrede la libertad de los demás, están a la orden del día. Conviene pensar, para mantener la salud mental, que se trata de una carrera de desgaste donde ciertos corredores desean llegar primero a la meta, y para ello ponen todas las zancadillas necesarias al resto de los competidores. Algo así como aquello de que: “ensuciarás la cara de tu contrario, y la tuya se verá más limpia”.

Desgraciadamente, estas realidades se alejan de esa dimensión del amor pleno y entregado a los demás. Quizá sea esa pérdida de la sensibilidad del problema común, provocado por la cultura del “sálvese quien pueda”, lo que conduce a la cotidianidad con ausencia del amor y otros sentimientos que hacen de la vida un tránsito tranquilo y fecundo por este mundo en que vivimos. Decía José Martí que “con el amor renace la esperanza”. Una relación causa-efecto que conjuga dos de las mejores virtudes que puede poseer la persona humana, un binomio que funciona como el combustible más eficaz para el corazón. Dónde hay amor hay esperanza, un motivo para vivir más allá de la adversidad, para soportar toda carga pesada, para enfrentar las pruebas de la vida.

Siguiendo en la lectura de textos del Apóstol, y relacionando el amor con el bien, he encontrado una buena síntesis sobre la utilidad de la virtud, y el valor de nuestras acciones. “Las cosas buenas se deben hacer sin llamar al universo, para que lo vea a uno pasar. Se es bueno porque sí y porque allá adentro se siente como un gusto cuando se ha hecho un bien o se ha dicho algo útil a los demás. Eso es mejor que ser príncipe: ser útil”. Traducido a nuestras vivencias más recientes y cercanas, podemos entenderlo como una exhortación a hacer siempre el bien, a pensar antes de actuar para no arrepentirnos de la carga y el valor que pueden conllevar nuestras palabras. Los medios de difusión masiva, las redes sociales, la radio y la televisión, no deberían hacerse eco de campañas de difamación explícitas, como las de estos días. Valdría la pena el silencio, porque a veces es mejor callar que ir provocando y, sobre todo, lapidando la imagen pública de otros hermanos ciudadanos, iguales en dignidad y derechos. Pero pareciera que ese el objetivo, y para ellos también Martí nos dejó algunos preceptos: “Los que no tienen el valor de sacrificarse, han de tener al menos, el valor de callar ante los que se sacrifican”. El sacrificio del que habla Martí también implica aguantar, sin ceder a la violencia, todo tipo de lapidaciones, porque la verdad no es, precisamente, una versión limitada que es contada desde un solo ángulo y acallando otras voces que aporten otras aristas de la misma verdad que siempre es compleja.

En estos tiempos de tantas carencias, sobre todo de falta de amor y de esperanza, nos anima como siempre proyectarnos hacia el futuro, porque “cuando se tiene los ojos fijos en lo alto, ni zarzas ni guijarros distraen al viajero de su camino”.

 

 


  • Yoandy Izquierdo Toledo (Pinar del Río, 1987).
  • Licenciado en Microbiología.
  • Máster en Bioética por la Universidad Católica de Valencia y el Centro de Bioética Juan Pablo II.
  • Máster en Ciencias Sociales por la Universidad Francisco de Vitoria, Madrid, España.
  • Miembro del Consejo de Redacción de la revista Convivencia.
  • Responsable de Ediciones Convivencia.
  • Reside en Pinar del Río.

 

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