Pensando Cuba

Lunes de Dagoberto

Casi todo el mundo quiere que las cosas cambien en Cuba pero casi nadie está pensando hacia dónde quieren que cambie Cuba. Es muy necesaria la denuncia de lo que está mal para que se arregle. Es muy necesario que los cambios sean pacíficos y ordenados, pero más importante aún es pensar el futuro, tener una visión del país que queremos.

De aquí podemos deducir la importancia y trascendencia de los laboratorios de pensamiento que en el mundo de hoy algunos llaman think tank (tanques de pensamiento). Estos centros de estudios académicos, generación de ideas y propuestas ciudadanas, constituyen un gran servicio para el desarrollo integral de las naciones.

La metodología de los laboratorios de pensamiento es un ejercicio de prospección estratégica que supone prever el futuro pero no adivinándolo sino pensándolo con mirada larga y alta para, a partir de un diagnóstico de la realidad, idear caminos que nos conduzcan a la construcción del porvenir de la Patria.  

Lo peor que le puede pasar a un país es sufrir un vacío de proyecto de república. Es una verdadera tragedia, que estamos viendo actualmente, es que se luche por un cambio, se sufra por las transformaciones necesarias y luego de esos sacrificios la nación no sepa qué quiere después de los cambios. Pensar una visión de país es un deber y un derecho de cada ciudadano. La inmediatez, la improvisación, la indiferencia y la falta de proyección futura es una pobreza personal y comunitaria.

Considero que muchas veces estamos más sensibilizados con las pobrezas materiales como la falta de alimentos, de medicinas, de agua o de vivienda. Todas esas son esenciales carencias que hay que solucionar de raíz. Sin embargo, esas calamidades regresarán periódicamente si al mismo tiempo que se edifican las bases económicas, políticas, institucionales, no se va construyendo una visión coherente, integral y armónica de la nación.

Ayer concluyó el VI Encuentro de Pensamiento y Propuestas para el futuro de Cuba que organiza el Centro de Estudios Convivencia (CEC) con participación de pensadores, académicos y otros ciudadanos de ambos pulmones de la única nación cubana: isla y diáspora. Después de una preparación previa respondiendo a una guía de estudio, cerca de 40 participantes de todas la edades y especialidades han concebido visiones, estrategias, objetivos y acciones de mayor impacto social en dos temas de gran importancia para el porvenir de Cuba: “El sistema de salud” y “Cómo enfrentar a la corrupción, el narcotráfico y la inseguridad ciudadana en el futuro de Cuba”, estas tres realidades negativas fueron anteriormente identificadas por el CEC como los “tres jinetes del Apocalipsis”en contra de una convivencia democrática y pacífica.

Pensar a nuestro propio país es una urgencia impostergable si no queremos regresar a los males del pasado lejano o empantanarnos en el pasado reciente a la deriva en un  Estado fallido. En ese horizonte, que se acerca cada vez más, no se debe improvisar ni dejar para ese momento el diseño de políticas públicas y de un Proyecto de país que sería debatido, modificado y aprobado en el parlamento, en las organizaciones de la sociedad civil, en las comunidades, centros de estudio y trabajo. Está claro que es mejor tener algo para no comenzar de cero y que siempre el debate es más rico, participativo y fecundo cuando se parte de un trabajo de gran calado y visión de futuro.

Ojalá que cada ciudadano, centro de estudio, organización de la sociedad civil cubana, institución religiosa u organismo político, dediquen desde hoy y sistemáticamente, esfuerzos, talento humano y tiempo a pensar y proponer salidas viables, pacíficas y sostenibles para nuestra querida patria.

Convivencia empezó hace años este trabajo y anima a otros a hacerlo también y a enriquecer a la nación cubana con aquello que nos enseñó a hacer primero el Padre Félix Varela: “pensar primero”.

Hasta el próximo lunes, si Dios quiere.    


  • Dagoberto Valdés Hernández (Pinar del Río, 1955).
    Ingeniero agrónomo.
  • Máster en Ciencias Sociales por la Universidad Francisco de Vitoria, Madrid, España.
  • Premios “Jan Karski al Valor y la Compasión” 2004, “Tolerancia Plus” 2007, A la Perseverancia “Nuestra Voz” 2011 y Premio Patmos 2017.
  • Dirigió el Centro Cívico y la revista Vitral desde su fundación en 1993 hasta 2007.
    Fue miembro del Pontificio Consejo “Justicia y Paz” desde 1999 hasta 2006.
    Trabajó como yagüero (recolección de hojas de palma real) durante 10 años.
    Es miembro fundador del Consejo de Redacción de Convivencia y su Director.
    Reside en Pinar del Río.

Ver todas las columnas anteriores

Scroll al inicio