Martes de Dimas
La columna de la semana pasada se dedicó al Seminario San Carlos y San Ambrosio. El arribo en este mes de enero al 227 aniversario de la Sociedad Económica Amigos del País (SEAP), sugiere una excelente oportunidad para rememorar su obra e importancia.
Las SEAP, asociaciones que emergieron de la racionalización crítica, que en lucha contra la ignorancia y en oposición a las monarquías absolutas, inauguraron la modernidad. En España la primera de esas asociaciones surgió en el municipio de Bergara, provincia de Guipúzcoa, donde un grupo de vecinos, imbuido en las ideas del iluminismo que recorría Europa, la creó para modificar la estructura social existente. Así surgió en 1765 la Real Sociedad Bascongada de Amigos del país.
El rey de España, Carlos III, quien comprendió su importancia, las puso bajo la protección real para emplearlas como instrumento del reformismo borbónico y las extendió al resto de la monarquía y de sus colonias.
La SEAP de La Habana se fundó en enero de 1793, por iniciativa de un grupo de personalidades procedentes de familias ricas, con educación adquirida en Europa, quienes movidos por sus intereses culturales y económicos recabaron del rey Carlos IV la autorización para crear una sociedad similar a las fundadas en España.
Para ese fin los promotores de la iniciativa contaron con el apoyo del Capitán General de la Isla, Don Luis de las Casas. Desde la nueva institución se impulsó la construcción de la carretera de Güines y la Calzada de Jesús del Monte. El Papel Periódico- primera publicación de información general de la isla, fundado por el escritor y periodista Diego de la Barrera en 1790, pasó a ser administrado y redactado por la SEAP. Se realizó el primer censo en la Isla considerado fiable; se estableció la primera biblioteca pública en La Habana. Se inició el gran despegue de la industria azucarera y se instauró el nuevo Consulado de Agricultura y Comercio de La Habana, del que Francisco de Arango y Parreño, uno de los principales promotores de la SEAP, fue su agente más activo.
A pesar de los avances mencionados, el gran impulso fue dirigido por Juan José Díaz de Espada y Landa, de pensamiento ilustrado liberal, nombrado Obispo de La Habana en 1800. Espada, testigo de la experiencia de la SEAP de Salamanca, en España, de la cual había sido Miembro, al llegar a Cuba solicitó su ingreso a la SEAP de La Habana y luego asumió su dirección.
Para comprender la magnitud de la obra de la SEAP a partir de ese momento, basta enumerar las siguientes:
– El impulso brindado a la industria azucarera, a la agricultura y al ferrocarril; el envió Comisiones a estudiar los progresos tecnológicos y científicos de países adelantados; la importación de máquinas modernas y utensilios para labrar la tierra; la lucha por la supresión de impuestos a las industrias nacientes para propiciar su desarrollo y por el cese del estanco del tabaco.
– Asumió el patronato de la Casa de Beneficencia, creó una casa para enfermos mentales y aplicó en la Isla la vacuna contra la viruela.
– Estableció una Sección de Educación para inspeccionar la enseñanza e introdujo los métodos pedagógicos más avanzados; creó la Escuela de Artes y Oficios; hizo realidad el sueño de varios hacendados criollos, entre ellos Juan Manuel O’Farril y Herrera, de fundar una Escuela Práctica de Agricultura; asumió el sostenimiento de la Academia de Música “Santa Cecilia”; renovó los estudios filosóficos; introdujo el estudio de Física, la Química y la Botánica; estableció la primera cátedra de Matemáticas, de Anatomía, de Cirugía; Solicitó la creación de la cátedra de Constitución, la primera de su tipo en América Latina, donde se enseñaron las bases teóricas de la soberanía del pueblo, las libertades y el concepto de patria.
– Impulsó las obras de la Escuela Náutica de Regla; creó el Jardín Botánico y el Liceo Artístico y Literario de La Habana; fundó la Escuela de Pintura de San Alejandro; y creó la Escuela de Química, un proyecto que antes había sido promovido por otro hacendado cubano, Nicolás Calvo.
– Creó una comisión de historia que editó La Llave del Nuevo Mundo de José Martín Félix de Arrate y publicó entre 1831 y 1834 la Revista y Repertorio Bimestre de la isla de Cuba, titulada, a partir del segundo número, Revista Bimestre Cubana.
Entre sus directores estuvieron figuras de la ciencia, la economía y la cultura como José de la Luz y Caballero, Antonio Bachiller y Morales, José Silverio Jorrín, Rafael Montoro y Fernando Ortiz.
En ella ocuparon cargos el padre Félix Varela, Felipe Poey, Francisco Frías, conde de Pozos Dulces, Enrique Piñeyro, Antonio Zambrana y Domingo del Monte.
Participaron activamente, entre otros muchos, José Agustín Caballero, Francisco de Arango y Parreño, Felipe Poey, Tranquilino Sandalio de Noda, Álvaro Reynoso Valdés y Juan Gualberto Gómez.
Al cesar el dominio español, la SEAP continuó su labor como institución privada. Su radio de acción se vio reducido, debido al surgimiento y especialización de distintas asociaciones como fueron el Círculo de Hacendados, las Cámaras de Comercio, Industria y Navegación, entre otras, que absorbieron muchas de sus funciones. A `partir de entonces su tarea se concretó a actividades culturales: conferencias, publicaciones, cursos, convocatorias a concursos, etc.
En 1994, después de 35 años de inactividad, la SEAP fue reactivada con carácter de “Organización No Gubernamental”, subordinada como todas las instituciones cubanas a los fines del Estado. De 1994 hasta 2015 la presidencia fue ocupada por la Dra. Daisy Rivero, luego por el Dr. Fidel Vascós y desde el 2019 por la Dra. Zoila Benítez de Mendoza. Cuenta con 276 Socios de Número, una Junta General y secciones de Economía y Ciencia, Educación y Cultura, Medio Ambiente, y Ciencias Sociales. Realizan talleres, conferencias y paneles cuyos temas se escogen a partir de los Lineamientos del Partido Comunista de Cuba. En enero de 2018 el historiador de la ciudad, Eusebio Leal, fue elegido Presidente de Honor.
A través de su historia la sede de la SEAP transitó por diferentes lugares hasta enero de 1947, cuando se inauguró su actual edificio en la céntrica avenida Carlos III, donde, desde 1965 lo comparte con el Instituto de Literatura y Lingüística.
Todos los éxitos alcanzados por Cuba en economía, ciencia, cultura y educación, a fines del XVIII y durante el siglo XIX, están relacionados con la SEAP, una de las columnas forjadoras de la nacionalidad cubana. En ella se agrupó a todos los que aportaron al progreso y florecimiento de la patria. Si el Seminario San Carlos fue el puesto de avanzada de las ideas vanguardistas de la nueva Filosofía y la Física, la SEAP devino su estado mayor. No existe ningún avance posterior, antes o después de 1959, que no tenga su asiento en la labor de la Sociedad Económica de Amigos del País de La Habana.
Por su obra, su importancia en el devenir de Cuba, José Martí calificó a la SEAP como la más alta y meritoria de las sociedades en Cuba y como la casa ilustre donde han tenido asiento los hijos más sagaces y útiles de Cuba. Sin embargo, en la Cuba de hoy, la historia de una institución de tanto mérito, apenas se le conoce.
La Habana, 12 de enero de 2020
- Dimas Cecilio Castellanos Martí (Jiguaní, 1943).
- Reside en La Habana desde 1967.
- Licenciado en Ciencias Políticas en la Universidad de La Habana (1975), Diplomado en Ciencias de la Información (1983-1985), Licenciado en Estudios Bíblicos y Teológicos en el (2006).
- Trabajó como profesor de cursos regulares y de postgrados de filosofía marxista en la Facultad de Agronomía de la Universidad de La Habana (1976-1977) y como especialista en Información Científica en el Instituto Superior de Ciencias Agropecuarias de La Habana (1977-1992).
- Primer premio del concurso convocado por Solidaridad de Trabajadores Cubanos, en el año 2003.
- Es Miembro de la Junta Directiva del Instituto de Estudios Cubanos con sede en la Florida.
- Miembro del Consejo Académico del Centro de Estudios Convivencia (CEC).