Todos los días lo veo y lo siento. Percibo que otros también se molestan con su presencia. No ha faltado a quienes les ha causado alergias y otras afecciones. Es oscuro, se impregna de manera imperceptible en la piel y provoca una sensación desagradable para quienes tienen que convivir cerca de él. No tiene horario fijo y hace acto de presencia lo mismo en la mañana que en la tarde, a pleno sol de mediodía o bajo el chaparrón veraniego que cae con frecuencia por esta fechas. Un cilindro metálico de escasas decenas de metros lo eleva hasta salir en torbellino oscuro y fétido, para hacer acto de presencia y nublar el azul que compone nuestro cielo. Ese elemento contaminante, el humo, se ha ganado un personaje en esta historia, que aunque parezca de ficción, tiene mucho de realidad y poco de entretenimiento.
Me he referido hasta el momento a una chimenea a rienda suelta con la que hace algún tiempo me ha tocado lidiar. Lo más asombroso es que no se trata de la emisión de gases provenientes de una gran industria, que no abundan en la más occidental de las provincias de Cuba, sino de la chimenea del Hospital Provincial “Abel Santamaría” de Pinar del Río. Hace pocos días comentando con unos colegas, algunos aseguraban que se trataba de los productos de la combustión provenientes de las calderas que abastecen al área de cocina-comedor. Otros afirmaban que era el humo del crematorio, como sucedía hace un tiempo atrás, pero en una zona diferente a la actual.
Lo cierto es que, provenga de un lado o de otro, es necesario calcular los efectos dañinos para la salud que puede ocasionar este tipo de emisiones a la atmósfera; mucho más cuando se analiza el enclave y se hace un estudio de las poblaciones que habitan alrededor. El famoso humo personificado al inicio de esta columna y la chimenea que le da origen, son elementos que tienen lugar en la zona del hospital general, donde también existe un bloque dedicado a la maternidad. Además la zona está rodeada de la Facultad de Ciencias Médicas de Pinar del Río, centros escolares para niños y adolescentes, y un pequeño caserío que recibe los efectos más prolongados por tratarse de su residencia permanente.
Se comenta mucho, como en situaciones de toda índole, de eventos extremos, de casos generales, sin aterrizar en la singularidad que nos concierne a cada uno de nosotros. Se repite una regla para justificar que este tipo de situaciones se corresponde más con los países industrializados, a los grandes polos de la ingeniería, las tecnologías sucias y el desarrollo mercantil, que a los países como el nuestro. El daño al medio ambiente es un problema de países ricos y pobres, desarrollados y en vías de desarrollo. Es un problema que también concierne a la ciudadanía que, a la larga, sufre las consecuencias del mal manejo del medio ambiente, desde la escala personal e institucional hasta el desempeño de políticas públicas encaminadas a la protección de los recursos naturales.
Este ejemplo es solo un apunte, una experiencia de quien escribe y que obviamente no ha sido la única vivida, pero sí las más conocida en los últimos tiempos. Tengo fe en que este y otros temas relacionados se aborden en el más reciente evento que tiene lugar en La Habana: la Tercera Convención y Exposición Internacional Cuba Industria 2018. A decir del ministro cubano de industria, entre los objetivos de la cita está “analizar cómo mitigar los impactos de la industria en el medio ambiente”.
Espero y deseo que esos objetivos se cumplan, y fluyan las estrategias para alcanzar un desarrollo sustentable y sostenible.
Que cada vecino, de cada lugar de Cuba, no tenga que contar con la experiencia tan desagradable de convivir a diario con un humo insoportable, que te hace llorar cuando quieres reír y, sobre todo, que imperceptiblemente va rebajando tiempo en nuestra línea de vida.
Yoandy Izquierdo Toledo (Pinar del Río, 1987).
Licenciado en Microbiología.
Máster en Bioética por la Universidad Católica de Valencia y el Centro de Bioética Juan Pablo II.
Miembro del Consejo de Redacción de la revista Convivencia.
Responsable de Ediciones Convivencia.
Reside en Pinar del Río.