Lunes de Dagoberto
La tradicional fiesta de los Reyes Magos, es en todo el mundo cristiano y también en nuestra Patria, una fiesta que va más allá de los regalos y la fantasía que es necesario cultivar en los niños. Es, incluso, una celebración que ha transcendido lo estrictamente religioso para abarcar también lo cultural.
En efecto, desde el origen de la festividad que se conoce en la Iglesia como la Epifanía de Dios, es decir, la manifestación de Dios a todos los pueblos, el símbolo de los Magos de diferentes razas, venidos del lejano Oriente del mundo, expresa la diversidad de origen nacional, etnias y culturas, es incluso el encuentro entre los dos grandes hemisferios: Oriente y Occidente. La enseñanza es, entonces, que Jesucristo, y la nueva religión por Él fundada, anuncia un Dios que es Padre y Madre, por tanto todos los hombres y las mujeres somos hermanos sin distinción de sexo, origen, cultura y religión. El 6 de enero se celebra la Fiesta de la Fraternidad Universal, de la común-unión del género humano en su rica y legítima diversidad. Es la Fiesta de la Unidad en la Diversidad.
En Cuba, nuestra historia, marcada por las sombras de la esclavitud y las discriminaciones arcanas y cercanas, también inculturó esa Fiesta de origen cristiano en el devenir de nuestro “ajiaco” nacional. Una prueba de ello, que debería ser más estudiada y podría servir de fundamento histórico-patrimonial es que, el Día de los Reyes Magos, era el único del año en que se le daba permiso a las asociaciones africanas y aborígenes llamadas “cabildos” para salir libremente a las calles de los bateyes y ciudades manifestando públicamente sus diversas culturas, expresiones religiosas, cantos, bailes y ritos. Era como si el Día de Reyes se aboliera la esclavitud, se liberaran los espíritus, se pusieran en moratoria los fanatismos, se pausaran las corrientes coloniales que intentaban uniformar el alma variopinta del pueblo cubano y homogenizar su cultura. Esa tradición secular debería servir para instaurar, también en Cuba, el 6 de enero como la Fiesta de la unidad en la diversidad, la celebración festiva de la pluralidad de la Nación.
En nuestros días, y desde hace ya más de 60 años, nuevas escuelas foráneas extrañas a nuestra idiosincrasia, han intentado imponer la unanimidad de opinión, el unipartidismo en lo político, el monopolio estatal y la dirección única y centralizada en lo económico y un fracasado y único modelo de “hombre nuevo” que ha devenido en “hombre enfermo”, que adolece del daño antropológico y que necesita respirar aires de pluralismo, aceptación de la diversidad, valoración de la riqueza del mestizaje de nuestras culturas.
Hoy más que nunca, Cuba necesita de la apertura de mentes, del cultivo de la diversidad en la búsqueda del bien común; necesitamos un proceso de cambios sustanciales, estructurales para que nos liberemos de lo “único”, de lo excluyente, de lo centralizado, de todo lo que nos hace sufrir la grisura de la simulación igualitaria.
Cuba necesita cada año una celebración de los Reyes Magos que vaya más allá del folclor y se convierta en la Fiesta de Pluralidad Nacional abierta al mundo de hoy que, a pesar de la globalización hegemónica, está pariendo una familia universal unida en una fraternidad de los diferentes. Solo entonces la Fiesta de la Epifanía del Señor dejará de ser un rito litúrgico para ser signo y manifestación de la convivencia entre las diferentes formas de ser, crear y creer de la familia humana universal.
Hasta el próximo lunes, si Dios quiere.
- Dagoberto Valdés Hernández (Pinar del Río, 1955).
Ingeniero agrónomo. - Máster en Ciencias Sociales por la Universidad Francisco de Vitoria, Madrid, España.
- Premios “Jan Karski al Valor y la Compasión” 2004, “Tolerancia Plus” 2007, A la Perseverancia “Nuestra Voz” 2011 y Premio Patmos 2017.
- Dirigió el Centro Cívico y la revista Vitral desde su fundación en 1993 hasta 2007.
Fue miembro del Pontificio Consejo “Justicia y Paz” desde 1999 hasta 2006.
Trabajó como yagüero (recolección de hojas de palma real) durante 10 años.
Es miembro fundador del Consejo de Redacción de Convivencia y su Director.
Reside en Pinar del Río.