Lunes de Dagoberto
El Consejo de Estado cubano ha otorgado recientemente un indulto a 2 mil 604 reclusos. Esta medida que, por lo general, es bien acogida y trae alegría y normalidad a miles de familias, provoca, sin embargo, algunas interrogantes y reflexiones entre los ciudadanos comunes.
El indulto es una facultad otorgada por ley a la autoridad que le corresponda para perdonar el cumplimiento de la pena, no así el delito. Mientras que la amnistía es otorgada por la misma autoridad civil para perdonar el delito y la pena. Por tanto, estas dos figuras jurídicas no solo son diferentes sino que envían un mensaje distinto a la sociedad en la que deben terminar de rehabilitarse los indultados, o reincorporarse, sin antecedentes penales ni sentido de culpabilidad ni exclusión alguna, en el caso de los amnistiados.
La diferencia del mensaje radica esencialmente en que con el indulto se está diciendo que esos delitos por los que fueron condenados siguen siendo una violación de la ley vigente y quienes lo cometan en lo adelante serán juzgados y sancionados de acuerdo a esa norma jurídica. Mientras que la amnistía envía el mensaje de que los que hasta el momento les fueron considerados como delitos a algunos ciudadanos, a partir de la amnistía ya no serán considerados como tales. De modo que se borra la culpa, la pena y el delito que se le imputa. Es la medida que más se usa para el caso de los presos políticos cuando las autoridades judiciales quieren dar un claro mensaje de que discrepar políticamente siempre que sea de forma pacífica y respetuosa de las demás diferencias, no constituye un delito punible y, por tanto, se otorga la amnistía a esas personas injustamente condenadas.
La nota publicando el reciente indulto en Cuba solo especifica los tipos de delitos que no fueron beneficiados por el perdón de la pena, pero no se ha publicado aún la lista completa de los indultados, sus causas y el tiempo de condena que se les ha perdonado. Se sabe que Cuba tiene una de las poblaciones penales mayores con relación a la cantidad de habitantes con que cuenta la nación cubana.
Una de las más frecuentes preguntas que hemos escuchado es cuál es el motivo concreto de este indulto. Otra duda es si entre los indultados se encuentra alguno de los presos por motivos políticos que no siempre pueden ser identificados al no existir información específica sobre este particular o porque la categorización de los delitos con denominaciones que no se ajustan a este tipo de reo en el resto del mundo según los estándares internacionales, hace difícil la distinción. No obstante, la persona, su familia y los que han compartido estos procesos saben discernir esta distinción.
Claro que nos alegramos, con todas las familias y amigos de los reos indultados en esta y en las demás ocasiones en que se ha concedido esta gracia, por ejemplo, con ocasión de las visitas a Cuba de los Pontífices de la Iglesia Católica, alguna solicitud o fecha especial, entre otros.
En el caso de las personas, cuyas causas están de alguna manera relacionadas con sus posiciones y acciones políticas, cuyo número exacto es muy difícil de precisar, reiteramos, que siendo estas actuaciones civilizadas y pacíficas, deberían recibir una amnistía general y completa porque, según la definición de estas medidas, en los casos políticos no solo se debe perdonar la pena sino también el delito y la culpabilidad, incluso en algunos casos se recurre a una indemnización o a una rehabilitación moral o material del amnistiado.
Estoy seguro que Cuba, su pueblo y sus familias, recibirían con beneplácito y como una señal de unidad nacional en la diversidad, reconciliación y convivencia pacífica, que el Estado no solo otorgara estos indultos, siempre bienvenidos sino que, también, otorgara la amnistía necesaria para que, como dice un amigo periodista, se despenalice la discrepancia, cese todo tipo de represión por causa de las diferencias ideológicas, económicas o políticas y se abra la puerta de la inclusión para que todos los cubanos podamos contribuir a los cambios necesarios con el único propósito de que Cuba pueda mejorar, avanzar hacia un futuro más democrático y próspera, y en fin, para que esas transformaciones las hagamos entre cubanos de modo que la nación de Varela y de Martí pueda vivir en paz edificando, entre todos y para todos, un armonioso hogar nacional.
Hasta el próximo lunes, si Dios quiere.
- Dagoberto Valdés Hernández (Pinar del Río, 1955).
Ingeniero agrónomo. Premios “Jan Karski al Valor y la Compasión” 2004, “Tolerancia Plus” 2007, A la Perseverancia “Nuestra Voz” 2011 y Premio Patmos 2017. - Dirigió el Centro Cívico y la revista Vitral desde su fundación en 1993 hasta 2007.
Fue miembro del Pontificio Consejo “Justicia y Paz” desde 1999 hasta 2006.
Trabajó como yagüero (recolección de hojas de palma real) durante 10 años.
Es miembro fundador del Consejo de Redacción de Convivencia y su Director.
Reside en Pinar del Río.