A los niños, desde sus primeros años, ya cuando comienzan a hablar, es muy común oírles un reiterado: Y ¿por qué? Se abre ante ellos un mundo nuevo y desconocido que quieren investigar “por dentro” y no solo lo que se ve.
Podemos decir entonces, que estamos en presencia de un niño normal, incluso aventajado y se nos hace simpático porque, a veces, con una breve respuesta se conforma y luego vuelve a preguntar… y ¿por qué?
Pero cuidado, hay algunos niños, más avispados e interesados, que no se quedan tranquilos con cualquier respuesta, aunque sus mayores nunca quisieran engañarles. Quieren llegar pregunta tras pregunta a saber lo más posible.
Estos niños van creciendo y se van convirtiendo para los mayores en un compromiso muy serio. Nos obligan a informarnos y educarnos para poder responder a sus preguntas que van siendo cada vez más serias y profundas. Y, por supuesto, ya no aceptarán simplezas ni desviaciones. Esto ocurre en cualquier familia, en cualquier parte y Cuba no es la excepción.
Hoy los cubanos tenemos muchas preguntas, y como siempre queda algo de “niños” en nuestro interior, tenemos derecho como seres humanos a cuestionar cualquier cosa, no importa si nos responden o no, porque el silencio también es una respuesta. He aquí algunos porqués de “niños” grandes en Cuba:
¿Por qué se nos ha ido aumentando levemente el sueldo a trabajadores y jubilados y nunca nos alcanza para terminar el mes?
¿Por qué un médico o un deportista que salía del país en busca de progreso y libertad era considerado un traidor a la Patria? Y ¿por qué ahora aunque no se les llame así, jamás se habla de cuánto ganan y se les rebaja hasta el 75 % del salario honestamente devengado fuera?
¿Por qué se aceptan todas las diversidades, pero la diversidad política no?
¿Por qué los canales de televisión y de radio cubanos pueden surcar el mundo libremente y para los cubanos de la Isla se nos interfieren o no nos dejan ver los canales de otros muchos países? ¿Qué hay que ocultar? ¿Qué no debemos saber los que somos considerados como niños o como incapaces de hacer un discernimiento crítico sobre noticias y programas?
¿Por qué la ganadería en Cuba, aun cuando se podía sacrificar el ganado vacuno, llegó a contar con
una cabeza de res por habitante y hoy es tan cara, escasa o prohibida?
¿Por qué hay que importar el azúcar que tenemos que pagar más cara en el país que fue “la azucarera del mundo”?
¿Por qué no hay sal y hay que importarla en una Isla rodeada de mares?
¿Por qué en la tierra del mejor tabaco del mundo, a solo unos kilómetros de las vegas o a unos metros de la fábrica, no hay tabacos de buena calidad o escasean?
¿Por qué “dan”, es decir, venden “pollo por pescado” en una Isla rodeada de mares?
¿Por qué se colocan letreros de “Hueco” en lugar de taparlos?
¿Por qué en los noticieros silencian la voz de los protagonistas de las noticias y un locutor nos tiene que interpretar lo que dicen aunque hablen español?
¿Por qué los pueblos se equivocan tanto eligiendo presidentes que aquí nos dicen que son muy malos? ¿Los pueblos también son malos, o son ignorantes, o se equivocan tantas veces sin aprender de esos errores? ¿Los pueblos de los “amigos de Cuba” nunca se equivocan?
No quiero aburrirlos con más porqués que son propios de niños impertinentes… pero estoy convencido de que ya usted, amigo lector, tiene el doble de “porqués” bullendo en su cabeza, lo que no sé si nuestros “adultos” podrán o querrán responderles.
¿Por qué será?
- Luis Cáceres Piñero (Pinar del Río, 1937).
- Pintor. Reside en Pinar del Río.