Viajar a Eslovaquia nos hizo más cubanos.

PARTICIPAN MIEMBROS DE CONVIVENCIA EN TALLER DE PERIODISMO EN ESLOVAQUIA
 
Por Livia Gálvez
 
 

Tal vez el país de nuestros sueños no existe. Pero en todo país se puede soñar. Eso no lo dudo. Lo hago todos los días en Cuba y lo hice… lo hicimos en Eslovaquia.

PARTICIPAN MIEMBROS DE CONVIVENCIA EN TALLER DE PERIODISMO EN ESLOVAQUIA
 
Por Livia Gálvez Chiú

Miembros de Convivencia frente al Teatro Nacional de Bratislava.
Miembros de Convivencia frente al Teatro Nacional de Bratislava.
 
Tal vez el país de nuestros sueños no existe. Pero en todo país se puede soñar. Eso no lo dudo. Lo hago todos los días en Cuba y lo hice… lo hicimos en Eslovaquia. Un país precioso, con su majestuoso Danubio y una arquitectura impresionante, avenidas y calles empedradas. Encantadora Bratislava. Un país cuya historia pasada tiene más puntos en común con nuestro presente de los que hubiera imaginado.
 
Pero ¿qué completa la idea de ciudad encantadora? Su gente, quizás de rostro más serio que el de los cubanos pero que cuando los conoces se desdoblan en afabilidad y hospitalidad. Conocimos personas con sentido del deber y del humor al mismo tiempo, con una responsabilidad y una educación cívica admirables. Respeto al criterio ajeno, aunque no sea el propio, respeto a las reglas de urbanidad, moderación. Saboreamos la prensa libre, con sus aciertos y desaciertos, los estudiantes, los políticos más y menos conservadores, las organizaciones de la sociedad civil. Todo un banquete en el que no quieres dejar de probar un solo plato y a la vez no quieres que se te mezclen los sabores para no confundir el paladar. Platos que no pueden faltar porque si no la mesa estaría incompleta.
 
Pero, por supuesto que no es el país perfecto, y su gente lo sabe. Por eso hace 24 años que trabaja y se esfuerza. Para ver eso no hace falta ser economista, político, o periodista. Basta con observar cómo funcionan los negocios grandes y pequeños. Basta con conversar con un estudiante, un trabajador, con ciudadanos de a pie, para darse cuenta de que conocen lo que necesitan para enmendar los errores en la política, en la economía o en lo social, que existen en todo tiempo y lugar. Pero no solo lo conocen, han descubierto el secreto, que a estas alturas no debe serlo para nadie: en sus manos está cambiar todo lo que hace falta. Trabajan por y para ello. Cambio y movimiento. Hacia adelante, no hacia atrás. Es maravillosa la sensación de movimiento para cualquier país que se precie de querer alcanzar mayores grados de democracia cada día. Aire puro de libertad se respira en Eslovaquia.
 
Con los pulmones llenos de oxígeno y fuerzas renovadas volvimos a Cuba. Con un dulce sabor eslovaco que nos llena de sueños para nuestra patria, pero que nos recuerda que después del cambio, que no dudo vendrá, hay que trabajar más. ¿Podrá alguien que viaja por primera vez fuera de su país, pedir más?
 
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Livia Gálvez Chiú (Pinar del Río, 1971).
Lic. en Contabilidad y Finanzas.
Miembro del Consejo de Redacción de Convivencia.
Reside en Pinar del Río.
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