VÍA CRUCIS DE CUBA-2018

Introducción

Hoy, con este Vía Crucis, queremos unir la pasión del pueblo con la Pasión de Cristo. Este es el centro del misterio pascual actualizado en la vida, los sufrimientos y las esperanzas de los hombres y las mujeres que se unen, con su angustia, a la Cruz de Cristo y esperan, sin desfallecer, la última palabra que será de la Vida.

El Vía Crucis es la celebración del camino de Jesús hasta la cruz y la Resurrección. Camino que se convierte en proceso de redención y salvación para toda persona que sufre la injusticia, la soledad, la maldad y la opresión de otros hombres.

Por eso, dedicamos este Vía Crucis a rogar y solidarizarnos con todos los cubanos y cubanas que sienten sobre sus hombros el peso de la cruz, los que tienen responsabilidades y los que sufren por las injusticias. Los que oprimen sin misericordia y los que no sucumben bajo el peso de la persecución. Los que han delatado a sus hermanos y los que han experimentado la soledad, la traición y el abandono. Todo esto lo vivió Cristo, intensamente, antes que nuestro pueblo. Y si Él lo vivió, también lo redimió con su sangre. Y si Él lo redimió con su sangre, todos estos sufrimientos de hoy desembocarán en la gloria de la vida nueva y resucitada de cada persona y de todo nuestro pueblo. Esta es nuestra esperanza.

 

A: Primera Estación: JESÚS ES CONDENADO A MUERTE.

A: Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.

Todos: Que por tu santa Cruz redimiste al mundo.

B: Jesús está frente a Pilato. Se efectúa un juicio sumarísimo. Judas es el delator. Pilato intenta descargar sobre los judíos su responsabilidad de condenar a un hombre justo. Sobre Jesús han descargado todo género de mentiras, calumnias y falsos cargos. Él sin embargo, dice a Pilato: “Yo para esto he venido: Para ser testigo de la verdad y todo aquel que es de la verdad escucha mi voz”. Pilato no era de la verdad y se lavó las manos echando sobre otros la culpa y la causa de la culpa. La masa vocifera y da bandazos, desde el Domingo de Ramos en que vitorea a Jesús, hasta el Viernes Santo en que lo repudia pidiendo que lo crucifiquen. Así ha sido siempre la actitud de las masas sin rostro y sin conciencia.

A: Oremos por los que sirven en los tribunales de justicia para que sean siempre buscadores incansables de la verdad que los hará libres y roguemos también, por cuantos son injustamente condenados en los procesos manipulados que intentan esconder las causas políticas con delitos comunes en una justicia selectiva.

Padre nuestro…

 

A: Segunda Estación: JESÚS CON LA CRUZ A CUESTAS CAMINO DEL CALVARIO.

Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.

Todos: Que por tu santa Cruz redimiste al mundo.

B: Sobre los hombros de Jesús es cargada la cruz de todas nuestras injusticias y pecados. Sobre sus hombros cae el peso de cuanta maldad nos oprime, de cuanto poder nos aplasta, de cuanto cargo de conciencia nos persigue. Cristo carga con la cruz que es nuestra, que la merecemos por lo que hacemos, y por lo que dejamos de hacer para el bien; Jesús carga con toda la injusticia y con las estructuras de pecado de las que somos cómplices silenciosos y aterrorizados. Sin embargo, Cristo no se echa para atrás, no descarga en otros el peso de una cruz injustamente cargada sobre el inocente. He aquí la esencia del cristianismo y del seguimiento de Cristo: vivir para los demás, cargar con los demás, meterle el hombro a la carga de los pueblos, caminar con los que desfallecen y no zafarle el hombro al peso de la historia que debemos protagonizar y adelantar.

B: Oremos por cuantos cargan sobre sus hombros con la responsabilidad de salvar a su pueblo. Roguemos también por los que le zafan el hombro y huyen, traicionan, se acomodan, o se esconden detrás de una falsa prudencia o incapacidad.

Padre nuestro…

 

A: Tercera Estación: JESÚS CAE POR PRIMERA VEZ.

Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.

Todos: Que por tu santa Cruz redimiste al mundo.

B: Es Cristo, Dios y hombre verdadero, que cae bajo el peso de la cruz. Es la señal de su debilidad, de su agotamiento físico, de sus límites humanos… Hasta este punto llega el misterio de la encarnación del Hijo de Dios. Como dice la Carta a los Filipenses: “Cristo, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios, al contrario, se despojó de su rango, y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos. Y así actuando como un hombre cualquiera, se rebajó hasta someterse incluso a la muerte, y una muerte de cruz” (Flp 2,6-11).

B: Oremos en esta primera caída, por cuantos se erigen como dioses y caen en la soberbia del poder, del tener, del saber… Oremos por cuantos usan la mentira para hacer sucumbir a los pueblos bajo el peso de la ignominia. Oremos para que cuantos caemos bajo el peso de la libertad mal usada y mal vivida podamos levantarnos conociendo la verdad que nos hará libres.

Padre nuestro…

 

A: Cuarta Estación: JESÚS ENCUENTRA A SU MADRE.

Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.

Todos: Que por tu santa Cruz redimiste al mundo.

B: Encuentro de Cristo con su Madre. Para Cristo, Dios y hombre verdadero, el momento de mayor profundidad en su dolor. Para María, la madre, el encuentro con las consecuencias de la misión de su hijo. Así paga el mundo a cuantos se entregan a una causa justa: “vino a los suyos y los suyos no lo recibieron” dice el Prólogo del Evangelio de San Juan. Encuentro de despedida y desgarramiento. Para Jesús: dolor y ternura indecibles. Para la Madre, espada en el corazón y preguntas en el alma: ¿Por qué tratan así a los que sólo han hecho bien a su pueblo?

A: Desde entonces, es la misma situación: Hijos que se comprometen con la causa del bien, de la justicia, de la verdad, de la redención de las personas y de los pueblos… y Madres que se encuentran con la respuesta de la injusticia, del castigo del justo y de la absolución del criminal. Madres cuyo dolor no tiene ni nombre, ni precio, ni razón. Oremos por todas las madres cubanas. Especialmente por las madres, hijas, hermanas y esposas de los presos de conciencia. Por las madres del mundo entero que sufren por causa de la guerra o de la injusticia, que sufren a causa del absurdo de la fuerza y la opresión que no tienen ni sentido ni razón. Que la Virgen dolorosa los acompañe en este valle de lágrimas.

Dios te salve, María…

 

A: Quinta Estación: JESÚS ES AYUDADO POR SIMÓN, EL CIRENEO.

Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.

Todos: Que por tu santa Cruz redimiste al mundo.

B: Así dice el Evangelio de San Marcos: “Un hombre de Cirene, llamado Simón, padre de Alejandro y de Rufo, llegaba entonces del campo. Al pasar por allí le obligaron a cargar con la cruz de Jesús” (Mc 15,21). De modo que no hay cruz que se pueda llevar sólo. Ni la cruz del Hijo de Dios pudo ser cargada por él sólo. Todos, incluso el mismo Jesús, necesitamos que nos echen una mano en el sufrimiento. El Papa en su visita al Rincón, nos decía: “El dolor llama al amor”. El que sufre clama ayuda. Y es un grave pecado de omisión no prestarle la ayuda y el apoyo que necesita, tanto el que sufre con razón, cuanto más al que sufre injustamente.

A: Cuba vive su Vía Crucis. Son muchos los que cargan con la cruz de las injusticias y son inocentes como Jesús. Nosotros debemos ser cireneo o no seremos nada de cristianos. Así lo dice el Papa en el Rincón: “La indiferencia ante el sufrimiento humano, la pasividad ante las causas que provocan las penas de este mundo, los remedios coyunturales que no conducen a sanar en profundidad las heridas de las personas y de los pueblos, son faltas graves de omisión, ante las cuales todo hombre de buena voluntad debe convertirse y escuchar el grito de los que sufren.” Oremos porque en Cuba nadie que sufra, en el alma o en el cuerpo, quede solo, o abandonado a su suerte. Oremos para que una gran ola de solidaridad, perdón, y amor responda a la ola de represión y odios. Nunca más la fuerza. Nunca más la muerte. El dolor convoca al amor.

Padre Nuestro…

 

A: Sexta Estación: LA VERÓNICA LIMPIA EL ROSTRO DE JESÚS.

Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.

Todos: Que por tu santa Cruz redimiste al mundo.

B: He aquí una manera concreta y puntual de ejercer la solidaridad ante el que sufre la injusticia. Limpiar el rostro del condenado. El gesto de la mujer valiente que rompe el cerco del miedo, no teme a la fuerza física de los opresores. Ella va con la fuerza interior que da el amor compasivo y solidario. Ella logra llegar, llega a alcanzar el rostro del oprimido para limpiarlo, para acariciarlo con el fino manto de la misericordia. En cambio, la mirada y el rostro de Cristo sufriente quedó marcada para siempre en el manto y en el corazón de aquella mujer solidaria y valiente que hizo lo que pudo y lo hizo rápido y bien.

Oremos por el que sufre injustamente la difamación y el escarnio, por los que son “ejecutados” moralmente por los medios de comunicación… y necesitan que le limpien el rostro, que le quiten la infamia, que le devuelvan la imagen dañada y desprestigiada. He aquí una manera concreta y solidaria de acompañar al que sufre. La Verónica no podía liberar a Jesús pero pudo limpiar su rostro. Nosotros, en la mayoría de las ocasiones no podemos hacer mucho ante la infamia del inocente condenado y vilipendiado, difamado y registrado como un criminal, confundido con delincuentes comunes. Pero podemos ayudar a limpiar su rostro de la infamia. ¡Qué falta hacen muchas Verónicas en Cuba hoy!

Padre nuestro…

 

A: Séptima Estación: JESÚS CAE LA SEGUNDA VEZ.

Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.

Todos: Que por tu santa Cruz redimiste al mundo.

B: Contemplemos cómo Jesús quiere dejarnos ver claramente su condición humana. Es como una “epifanía” de su humanidad, para que adoremos su total encarnación. Consideremos, por otro lado, a cuantos caen y recaen en el desánimo, en la desesperación, en la falta de voluntad para perseverar en el bien cuando todo se oscurece. Consideremos a aquellos que se dejan vencer por las dificultades, que se dejan aplastar por el peso de las circunstancias. Los que ya no pueden, los que abandonan, los que están sin resuello en nuestra Patria.

B: Oremos por cuantos caen y abandonan la lucha cotidiana. Oremos también por cuantos sucumben ante el peso de las estructuras del pecado y ante el peso agobiante de las injusticias. Y recemos con todo el alma para que seamos siempre personas dispuestas a levantar al caído y a no condenarlo, ni abandonarlo a su suerte, sino a tenderle la mano amiga y el corazón misericordioso y solidario. Tender una mano a Cuba es tenderla a cada cubano caído y desolado.

Padre Nuestro…

 

A: Octava Estación: JESÚS CONSUELA A LAS MUJERES.

Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.

Todos: Que por tu santa Cruz redimiste al mundo.

B: Así lo dice el Evangelio de San Lucas: “Muchas mujeres que lloraban y gritaban de tristeza por él, lo seguían. Pero Jesús dirigió su vista hacia ellas y les dijo: No lloren por mí sino por ustedes mismas y por sus hijos, porque vendrán tiempos duros…” (Lc. 23,27-31). También nosotros estamos viviendo tiempos duros. La confusión, la represión, la delación, la cárcel y la muerte, han pasado a ser el sobresalto de la vida cotidiana. Jesús nos mira con atención y nos consuela con su palabra de aliento y de advertencia. Consolar no es disimular como si nada estuviera sucediendo, consolar es tener la certeza de que la última palabra será de la vida, de la justicia y de la paz.

B: Roguemos para que la justicia y la paz se besen en nuestra sufrida Patria y para que cada uno de nosotros seamos, para los que sufren a nuestro lado, profetas de la consolación y de la esperanza. No de la alienación o el disimulo. Que tengamos siempre una palabra de aliento para el que está crucificado por la angustia y una mano de apoyo solidario extendida para todo el que se siente solo y abatido. Que la Virgen María de la Caridad del Cobre nos acompañe en este servicio de consolación y fraterna compañía.

Dios te salve María, llena eres de gracia…

 

A: Novena Estación: JESÚS CAE POR TERCERA VEZ.

Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.

Todos: Que por tu santa Cruz redimiste al mundo.

B: Vuelve a caer Jesús bajo el peso de las presiones. Contemplemos su exhausta fragilidad humana. Es el hombre verdadero que siente superadas sus pobres fuerzas y desbordados sus propios límites y resistencias. ¡Divino misterio del Dios hecho hombre! ¡Qué consuelo y esperanza para el hombre que sucumbe bajo el peso del terror y de las torturas! En estos días en Cuba, como en los días de la pasión del Señor, hay hombres y mujeres que sucumben bajo el peso de las terribles presiones psicológicas y físicas. Es la hora en que se expone a la luz del día, sin pudor y sin recato, la más íntima fragilidad humana. Es la exposición de los hombres quebrados que merecen todo el respeto y la consideración de los que no se han encontrado nunca en ese terrible misterio de la ofuscación de la conciencia y la maleabilidad de la condición humana, caída y marcada por el pecado. Dios siempre da a los hombres y mujeres una nueva oportunidad para superar la innegable fragilidad de su naturaleza humana: ¡Verdadera victoria de la fuerza de la Gracia sobre la debilidad de nuestra naturaleza!

B: Oremos por cuantos han sido quebrados por las torturas y las presiones. Roguemos para que sea respetada la intimidad y la fragilidad de los hombres y mujeres de nuestro pueblo y roguemos porque ninguno de ellos dude jamás de la misericordia y el perdón de Dios y la acogida de sus hermanos.

Padre nuestro…

 

A: Décima Estación: JESÚS ES DESPOJADO DE SUS VESTIDURAS.

Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.

Todos: Que por tu santa Cruz redimiste al mundo.

B: Jesús ha llegado a la cima del Vía Crucis, sobre el monte Calvario es expuesto a la vista de todos. Ha llegado la hora suprema. Pero queda un último escarnio. Queda la expropiación y la vergüenza. Jesús es despojado de sus vestiduras. Es lo último de sus pertenencias. Ya nada le queda sobre esta tierra más que su amor y su Madre, uno de los discípulos y dos mujeres. A la luz de la media mañana el Hijo de Dios es presentado en toda la desnudez de la verdad y de la virtud. El inocente es despojado de sus vestiduras para que quede claro que no tiene nada que esconder, nada de qué avergonzarse. Es la total transparencia del inocente.

A: Oremos por las personas inocentes que, además de cargar con su cruz hasta la cumbre del sufrimiento, deben aguantar, ellos y sus familias, que los despojen de sus cosas, que le confisquen sus más íntimas y personales pertenencias. Pero sabemos que el despojo, el allanamiento y la confiscación injusta solamente dejan a la luz del día la desnudez de la verdad que lleva el inocente en su alma. Cuantos sufren hoy con Cristo el despojo y el saqueo deben tener la convicción profunda de que la verdad se abre camino, sola y sin ropajes. Ese tipo de despojo envilece a quienes lo perpetran y engrandece hasta el martirio a cuantos lo padecen en sí mismos o en sus familias. La transparencia es la mayor fuerza de los oprimidos. Oremos para que Cuba se haga transparente y multicolor como un vitral. Y que Cristo sea la Luz de su libertad.

Padre nuestro…

 

A: Undécima Estación: JESÚS ES CLAVADO EN LA CRUZ.

Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.

Todos: Que por tu santa Cruz redimiste al mundo.

B: Clavado cruelmente a la cruz. Es la muerte destinada a los malhechores. La crucifixión es la muerte de los bandidos, de los segregados de la sociedad, de los maldecidos. Jesús ha sido cambiado por Barrabás, han preferido a un homicida, sale ganando el peor y sale perdiendo el inocente. Pero sólo pierde aparentemente, pierde a los ojos de los que no ven lo esencial de la vida. Jesús fracasa en su obra a los ojos de los que no saben ver la profundidad de los acontecimientos. Al cabo del tiempo, el mundo glorificará a ese fracasado, la gente ensalzará su obra y su cruz será convertida de cadalso en condecoración, de signo de escarmiento en timbre de gloria. Así es la historia: Cruz que se convierte en gloria!

A: Oremos por los cubanos y cubanas que hoy son crucificados por sus familias, en sus trabajos, en sus barrios, en las calles y en los medios de comunicación de su país. Roguemos para que esas manos clavadas se extiendan para perdonar, para que esos pies, clavados al cadalso, reemprendan los caminos de la reconciliación y la paz. Oremos para que del pecho de los encarcelados y de los perseguidos, de los calumniados y vilipendiados, de las manos y las casa vacías de los que son registrados y confiscados, salga la redención de las víctimas y de los victimarios, el perdón de los crucificados y de sus verdugos.

Gloria al Padre, …

 

A: Duodécima Estación: JESÚS MUERE PARA SALVARNOS.

Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.

Todos: Que por tu santa Cruz redimiste al mundo.

B: “Nadie tiene mayor amor que el que da la vida por sus amigos”(Jn. 15,13). Cristo ha sellado su amor universal y su proyecto de redención con la entrega generosa y voluntaria de su vida. Los poderosos pensaban que le castigaban, que le arrebataban su vida, que le conducían a la muerte. Pero Jesús dice claramente “Nadie me quita la vida, yo la entrego voluntariamente” (Jn. 10,18). Las estructuras de injusticia que lo juzgaron y lo condenaron a muerte reaccionaron ante la propuesta de vida y de plenitud de Cristo. Jesús hace lo único que puede hacer el que ya no puede hacer nada más: Se entrega en el único regazo que le acogerá en el dolor y la angustia: ese regazo definitivo son las Manos de Dios y Jesús grita con el último aliento de fuerza y de abandono: “Padre en Tus Manos encomiendo mi espíritu” (Luc. 23,46). Es la apoteosis de la confianza absoluta y plena en Quien no puede fallar jamás. ¿Nos hemos puesto en Sus Manos ante la incertidumbre del porvenir en Cuba?

B: Oremos por cuantos han sido condenados a muerte, por cuantos, como Jesús, han sido ejecutados injustamente. Elevemos nuestra oración perseverante para que cese la cultura de la muerte y se cultive la cultura de la vida. Oremos para que la pena de muerte sea abolida de las leyes y de la mentalidad de los pueblos. Oremos en fin, para que el sacrificio de los que han sido privados de sus vidas se convierta en ofrenda redentora para la salvación de todos los hombres y de todos los pueblos.

Padre nuestro…

 

A: Decimotercera Estación: JESÚS MUERTO EN BRAZOS DE SU MADRE.

Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.

Todos: Que por tu santa Cruz redimiste al mundo.

B: Allí, firme y serena, traspasada de dolor pero con los brazos abiertos y el corazón en paz, está la madre. María ha sido fuerte y ha llegado hasta el fin para cumplir su misión hasta el extremo. En sus brazos amorosos recoge el cuerpo exánime de Jesús. Ella asume en ese momento la totalidad de su misión. Hasta entonces es la madre de Jesús, ahora ha perdido a su único hijo pero este le ha entregado a la humanidad entera como hijos e hijas. Es el más sencillo y trascendente proyecto de vida: Hacer la voluntad de Dios, servir a los que lo necesiten, acompañar a Jesús, permanecer fiel al pie de la cruz, recibir de pie la maternidad del mundo entero, cobijar entre sus manos el cuerpo de sus hijos que mueren.En esta hora difícil para Cuba acudamos confiadamente a la compañía y a la intercesión de nuestra Madre, la Virgen, que en Cuba se llama Caridad.

B: Oremos por todos los cubanos y cubanas que han perdido a sus hijos. Oremos por cuantos, como María, se han mantenido fieles en las duras y en las maduras, sin desfallecer hasta el final. Oremos por cuantos han abierto generosamente sus brazos y sus casas para recoger a sus hermanos y hermanas, crucificados por la injusticia o muertos de miedo o de desesperanza. Oremos porque la piedad jamás abandone el corazón de Cuba y de cada cubano. Que para ello vuelva a nosotros sus ojos misericordiosos, la Virgen Madre de Dios.

Dios Te salve Reina y Madre de misericordia…

 

A: Decimocuarta Estación: JESÚS ES DEPOSITADO EN EL SEPULCRO EN ESPERA DE LA RESURRECCIÓN.

Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.

Todos: Que por tu santa Cruz redimiste al mundo.

B: Esta es la estación de la esperanza. Es la estación de la fe en la resurrección aún cuando lo que se ve es la puerta de una tumba bloqueada por una piedra aparentemente inamovible. Sin embargo, aquella será la señal y la prueba de la resurrección en la mañana del domingo. El sepulcro vacío, la piedra corrida, las vendas que lo ataban por el suelo. Ha resucitado, verdaderamente, y camina delante de nosotros. Este es el anuncio del amanecer. Cuba vive al borde de esta estación. Entre el sepulcro y la vida. Entre la cruz y la resurrección que no ha llegado. Cuba vive con la puerta cerrada y las piedras de nuestras intolerancias y del inmovilismo de los poderosos, cerrando las puertas al cambio necesario. Pero esas piedras, aparentemente inamovibles, serán removidas ante la vista azorada de los mismos guardias que la custodiaban como la puerta de la muerte. Al salir el sol, aquella piedra se convirtió en puerta de la vida. Así será en Cuba, lo creemos y lo esperamos. Las puertas de la represión y de la muerte que hoy se cierran sobre nuestra Patria, se abrirán al amanecer y saldrán por ella la vida nueva, la vida resucitada de nuestro sufrido pueblo. La última estación es la del sepulcro, pero la última palabra es la de la Vida. Levantemos la vista y veremos que, por encima de los sufrimientos que hoy vivimos, se alza, triunfante y victoriosa, la Vida. Cuba vivirá al fin, libre y serena, una vida nueva. Cuba vivirá en la justicia y la verdad. Cuba vivirá en paz. Así será, porque ya el sepulcro de Cristo está vacío.

B: Oremos, queridos hermanos, para que la Pascua de Cristo sea nuestra Pascua. Oremos para que su pasión dé sentido a la pasión de nuestro pueblo. Roguemos para que su muerte redima nuestras muertes y para que su Madre sea nuestra Madre y nos acompañe en las alegrías y en las penas, en la salud y en la enfermedad, en la cruz y en la resurrección. Oremos en fin para que nuestra fe nunca desfallezca y para que podamos proclamar a nuestros hermanos que creemos que Cristo, ha resucitado y que su reino no tendrá fin. Amén.

 

Oración final:

 

OH DIOS,

QUE POR LA PASIÓN, MUERTE Y RESURRECCIÓN DE TU HIJO, NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO,

HAS REDIMIDO A LA HUMANIDAD ENTERA,

ESCUCHA NUESTRA PLEGARIA,

PARA QUE CUANTOS CONMEMORAMOS HOY EL SACRIFICIO DE SU CRUZ

PODAMOS GOZAR ETERNAMENTE DE LA GLORIA DE SU VIDA NUEVA.

ATIENDE LAS SÚPLICAS DE TUS HIJOS

Y HAZ QUE CUBA PASE DE LA CRUZ

A LA LUZ DE UNA VIDA EN LIBERTAD, VERDAD, JUSTICIA Y PAZ.

TE LO PEDIMOS POR EL MISMO JESUCRISTO, NUESTRO SEÑOR.

AMÉN.

 

(Este Vía Crucis se recomienda especialmente para unirnos en esta oración por Cuba el Viernes Santo, pero puede ser rezado también en otras ocasiones, incluso todos los viernes del año).

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