Vacaciones y tiempo en familia

Viernes de Rosalia

Estos meses de verano son muy especiales para la familia cubana. No hay clases, hace mucho calor, otros miembros de la familia salen de vacaciones del trabajo en la calle y siguen con el trabajo cotidiano de la casa. Pocos tienen recursos económicos para reservar en algún lugar y pasarse unos días en otro ambiente en unión de su familia.

Creo, sinceramente, que debemos reflexionar sobre el sentido del tiempo libre, la importancia de realizar juntos todos los miembros de la familia actividades recreativas, culturales, de expansión que libere un poco del estrés en que vivimos sumidos.

Por un lado, es un derecho humano reconocido internacionalmente. Esto significa que no se trata de un lujo, ni de una “costumbre burguesa”, ni de algo prescindible con facilidad. Los derechos, entre ellos, el derecho al tiempo libre, a la sana recreación y a unas vacaciones retribuidas, deben ser ejercidos por toda persona consciente y responsable y deben ser respetados por las autoridades y por el Estado creando un marco jurídico y unas condiciones salariales que los favorezcan.

Por otro lado, es una condición para una buena salud. En efecto, todos admiten hoy que el estrés, provocado por el agotamiento laboral y por la lucha cotidiana por la subsistencia, es una enfermedad propia de estos tiempos alocados en que vivimos. Es un deber para con la salud propia y la de la familia, sacar un tiempo para relajarse, desconectarse de la rutina diaria y descansar, que tampoco es un lujo ni una opción pasajera.

Por último, es cultivar una dimensión espiritual que es entrar en relación con la madre naturaleza. No para contribuir a su destrucción con nuestros excesos vacacionales, sino para separar un tiempo para contemplarla, para admirar sus riquezas y bellezas y para educarnos en su cuidado y conservación. En contacto con la naturaleza los miembros de la familias de diferentes edades, intereses y profesión, se interrelacionan entre sí en un hábitat sano que servirá de tierra fértil para estrechar los vínculos familiares y para alimentar nuestra espiritualidad. 

 

 


Rosalia Viñas Lazo (Pinar del Río, 1989).

Miembro del Consejo de Dirección del CEC.

 

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