Una opinión desde el campo sobre el sacrificio de ganado vacuno.

Por Alfredo Pérez
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Soy un joven de 21 años, hijo y sobrino de campesinos. He seguido las opiniones publicadas sobre este tema en los últimos meses en la prensa oficial de nuestro país, y me gustaría compartir mi modesta opinión sobre la prohibición del sacrificio de ganado vacuno…

Por Alfredo Pérez
Foto: Jesuhadin Perez.
Soy un joven de 21 años, hijo y sobrino de campesinos. He seguido las opiniones publicadas sobre este tema en los últimos meses en la prensa oficial de nuestro país, y me gustaría compartir mi modesta opinión sobre la prohibición del sacrificio de ganado vacuno, desde el punto de vista del campesino.
Primero, pienso que el método más efectivo que se ha usado siempre, cuando se desea incrementar la producción en algún sentido, es la búsqueda de la motivación en el productor y esta medida no tiene para mí, otro efecto en el campesino, que la desmotivación, pues de los animales que se crían, el ganado vacuno es uno de los que más tiempo y atención diaria necesita, por lo tanto, al estar vigente la prohibición de sacrificar y comercializar la carne, aunque sea con limitantes, de un animal al que un campesino dedica años, y contar además con el riesgo constante del hurto, el campesino se limita a poseer el número mínimo de reses posible: generalmente, la vaca para la leche del consumo, y una yunta de bueyes para trabajar la tierra.
Segundo, esta medida fue tomada hace décadas como una vía para incrementar la cantidad de cabezas de ganado, pero según los datos citados por F. Paz Martínez en su opinión publicada el 6 de enero en el diario Granma, las estadísticas no demuestran dicho crecimiento, además la permanencia de la prohibición traerá consigo que continúe el hurto y sacrificio de ganado mayor aunque las autoridades, aumenten el rigor. En este sentido, un ejemplo muy visible de esto en nuestra localidad es con los cerdos, pues con el aumento de la producción y la venta de carne que ha habido desde hace unos años, prácticamente ha desaparecido el hurto en este sector.
También creo que la prohibición no se ha aplicado con justicia, pues durante estas décadas, el campesino no ha podido sacrificar sus animales, pero el gobierno, con los fines más disímiles, por ejemplo, el turismo y algunos de sus ministerios, sí lo ha hecho. Para mí, si hay una situación con un determinado sector y hay que tomar una medida como esta, debe ser aplicable a todos.
Otra consecuencia negativa que ha tenido esta medida, es en la alimentación de los cubanos, pues aunque tenga sus perjuicios, en algunos casos, la carne de res es una de las que más alimenta, y fortalece la salud de forma general. Para los campesinos siempre ha sido una fuente muy buena de alimentación dado lo fuerte y agotador del trabajo en el campo, además de ser algo normal ya que es un animal criado por él como cualquier otro.
En resumen, pienso que se debe eliminar esta prohibición.

Alfredo Pérez González
Técnico medio en Informática.

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