Las autoridades cubanas han anunciado, en un evento del Partido Comunista, que se elaborará una nueva ley electoral en Cuba. Con esta previsión los anunciados cambios pasarían del tema económico al campo político. Los ciudadanos cubanos, que somos el soberano, no debemos esperar pasivamente que nos presenten la propuesta del partido único. Ejercer la soberanía ciudadana exige tomar la iniciativa, consensuar las propuestas y presentar proyectos alternativos de ley electoral.
Sin entrar en detalles técnicos, damos nuestro aporte a este ejercicio de democracia ciudadana, proponiendo tres instrumentos jurídicos que son inherentes a la creación de un marco electoral nuevo de verdad:
1. Del partido único al pluripartidismo
No hay reforma electoral sustancial si se mantiene el sistema de partido único refrendado en el artículo 5 de la Constitución cubana. Este artículo debe desaparecer y la Constitución debe consagrar un sistema pluripartidista.
Así lo demanda anticipadamente el cuarto punto de Espacio Abierto de la Sociedad Civil Cubana, plataforma mayoritaria para la construcción de consensos de más de 30 organizaciones y personalidades del tejido cívico en la Isla:
“El carácter plural de la sociedad cubana impone la necesidad de realizar una reforma constitucional y también legal, para posibilitar la creación de espacios que garanticen el ejercicio del pluralismo político como base para la realización de elecciones libres, democráticas y competitivas.”
Una nueva división político-administrativa y de circunscripciones electorales que garanticen la mayor participación y la igualdad de oportunidades a todos los electores debe formar parte de la nueva ley electoral.
2. Una nueva ley de asociaciones y partidos
Por otro lado, “la creación de espacios que garanticen el ejercicio del pluralismo político”, y también el pluralismo cívico, debe reconocerse en una nueva ley de asociaciones y partidos. Nuestra propuesta concreta es la abolición de la arcaica Ley 54 de Asociaciones y la ya obsoleta Ley 88 conocida como Ley Mordaza. Los tiempos han cambiado, las relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos, restablecidas; las negociaciones con Europa avanzan y América Latina demanda cada vez más inclusión. El síndrome de plaza sitiada ha desaparecido y la nación cubana aspira a integrarse a la normalidad del mundo democrático.
Una nueva ley electoral no tendría sentido, ni eficacia, si no va acompañada o precedida de una ley de asociaciones y partidos que legalice lo que ya es una realidad comprobable en nuestro país: el pluralismo político y los grupos multicolores de la sociedad civil. Es urgente la necesidad de legalizar la discrepancia para que se cree un clima de paz civil, cese la represión, finalice el presidio político y podamos de esta forma respirar una atmósfera de normalidad y confianza, para poder emprender entre todos la ingente labor de reconstrucción de la Isla y de la Nación que habita en ella y en la Diáspora.
Igualmente deberá ser establecida la correcta y legal subvención de partidos y asociaciones de tal forma que se garantice, la posibilidad de los ciudadanos de apoyar materialmente a las agrupaciones de su preferencia, al mismo tiempo que se evite la corrupción en el funcionamiento de los partidos, el clientelismo y la intromisión extranjera en los eventos electorales. Este instrumento legal debe asegurar la transparencia y limpieza del ejercicio cotidiano de la democracia.
Una nueva ley de asociaciones y partidos colocará a Cuba en el concierto de las naciones que viven en la normalidad y abrirá para todos los cubanos y cubanas las oportunidades y derechos que nos corresponden y que permitirán el eficaz emprendimiento de una nueva Cuba en que quepamos todos y ningún cubano oprima, maltrate o bloquee la dignidad, la libertad, los derechos y los sueños de otro cubano.
3. Una nueva ley de medios de comunicación social
Como una secuencia inseparable, las dos leyes antes mencionadas reclaman una tercera ineludible: ley de medios de comunicación social. Este nuevo marco jurídico deberá reconocer y garantizar el derecho a la libertad de expresión sin la cual la democracia se queda muda. Debe también establecer la legalización de los medios independientes que ya existen dentro de Cuba y que sistemática, profesional y respetuosamente, cumplen con eticidad el sagrado deber de comunicar, informar, dar voz a los que no tienen y promover el debate público, prueba inequívoca de la democracia.
Esta nueva ley de medios de comunicación debe igualmente consagrar el acceso de todos los cubanos a la Internet de forma libre, económicamente accesible y con la calidad de tráfico digital propio de un país moderno. Otro requerimiento supone igualdad de acceso a los Medios y la garantía de que ningún cubano sea reprimido ni discriminado por razón de las ideas pacíficas que divulgue, siempre que lo haga con respeto a las demás opiniones, personas, grupos e instituciones. La decencia en el uso de los Medios es garantía de una atmósfera sana para la democracia y una señal inequívoca a la comunidad internacional de que Cuba es un país civilizado, respetuoso de la diversidad y educado en el pluralismo.
La creación de un nuevo marco jurídico relacionado con elecciones libres y limpias va indisolublemente unida al derecho de los electores de conocer, evaluar y apoyar o rechazar los programas políticos de los diferentes candidatos. La actual ley electoral de Cuba favorece una política de personas y no de programas. Se vota por la biografía, no por las propuestas de los candidatos y esto es una práctica ruinosa para elegir a servidores públicos, que eso son y deben ser los políticos. Lo primero que deben conocer los servidos es el programa de servicios que les ofrecen los servidores propuestos como candidatos y poder elegir así a quien ofrece la mejor solución a las necesidades de cada persona y de la sociedad. La forma moderna y civilizada de dar a conocer estos programas es con un acceso igual y sistemático a los Medios de Comunicación Social.
Apoyamos y acompañamos a nuestros hermanos de la sociedad civil que son especialistas en Derecho y que, por diversos caminos, están elaborando con profesionalidad y diligencia las propuestas de ley electoral y de ley de asociaciones y partidos que Cuba merece.
Pinar del Río, 20 de julio de 2015