Por Henry Constantín Ferreiro
Fedan Tire Co.; Midtown Realty International, Inc.; VALSAN; Unitec Mapping and Surveying, Inc.; Miro Dental Centers; Rada Decoration Center; El Indio Bakery; Fidalgo Shell; El Pub Restaurant…
Por Henry Constantín Ferreiro
Fedan Tire Co.; Midtown Realty International, Inc.; VALSAN; Unitec Mapping and Surveying, Inc.; Miro Dental Centers; Rada Decoration Center; El Indio Bakery; Fidalgo Shell; El Pub Restaurant; Genoma Research Group, Inc.; Oliva; El Dorado Furniture; METRO Ford; La Colonia Medical Center; OMEGA Signs; Estrella Insurance; Coral View Surgery Center…
Todas esas empresas, y más, se las perdió Pinar del Río después de 1958, el mismo año en que terminan las 500 y tantas páginas de Apuntes para una Historia de Pinar del Río, un libro literalmente inmenso, brillante, colorido, detallista, nostálgico, irritante -porque uno comprueba en él lo mucho que un mal viento ha echado abajo-, y ejemplar, muy ejemplar para que las decenas de historiadores que todavía quedan en esta isla escriban pronto y con sinceridad de hombres libres -como Wilfredo Denie Valdés, autor de los Apuntes..– cómo fueron nuestros pueblos y nuestro pasado, a ver si se animan todos los cubanos a hacer, otra vez, un país en donde muchos quieran vivir, y muy pocos irse.
¿Quién ha hecho este libro? ¿Los actuales administradores del Estado cubano? No, no, qué va, en todo caso gracias a ellos es que se trata de un libro de historia, porque la mayor parte del desarrollo económico, cultural y social, y de la relativa pero real sensación de libertad, fácil de imaginar, página tras página, en aquellos cubanos y extranjeros deseosos de vivir y capaces de prosperar en la Vueltabajo antes de 1959, casi todo eso es historia. Este libro lo hizo Wilfredo Denie, claro, y Ediciones Convivencia -la iniciativa editorial que el proyecto homónimo continúa con este título- y el gesto solidario de un montón de hijos de Pinar del Río que viven del lado más próspero de Cuba: el otro lado. La abundancia de logos multicolores que chispean en las invitaciones de la presentación -las empresas que enlisté en el primer párrafo, de origen pinareño todas- prueban que, más allá del gris o el amarillo seco que uno ve por dondequiera en este país -cuando no son tonos más oscuros o más vacíos- hay un horizonte a todo color -como el escudo pinareño- que por ahora, todavía nosotros, los cubanos, no hemos hecho llegar. Mientras tanto, tengámosle miedo al día en que alguien se atreva a publicar unos Apuntes para una Historia de Cuba. El recuento de todo lo que se perdió, y de lo que se ha dejado de avanzar, sería dolorosísimo.
Es posible que tras la presentación de los Apuntes… de Wilfredo Denie, el jueves 1ro de noviembre de este año, en la Casa Bacardí de la Universidad de Miami, las autoridades pinareñas se sientan aludidas y emitan su respuesta. Ojalá que ella fuera la erradicación de las pésimas condiciones en que yace el transporte intermunicipal, la supresión de los controles discriminatorios para cubanos en la península de Guanahacabibes y los cayos costeros, el asfaltado -correcto, sin las chapucerías de la última vez- de las calles pinareñas, el licenciamiento de las decenas de personas dedicadas a molestar y espiar a los proyectos independientes y los activistas cívicos y políticos, el descenso de los enormes precios en los hoteles de Viñales y Las Terrazas -que la mayoría de los cubanos solo conocemos de nombre-, o la atención -sin persecusión- a las terribles condiciones de vida en los barrios periféricos de la cabecera. Ojalá esa fuera su respuesta. Qué constructivo sería.
Apuntes para una Historia de Pinar del Río no es solo para la gente del Vueltabajo tradicional, el que empezaba por Mariel y Artemisa y terminaba en Guanahacabibes, ni para el Pinar del Río que cedió todas esas tierras mientras ganaba otras en el exilio. Apuntes… es un libro para todos los cubanos que no creen que se pueda o no saben cómo hacer de este país en hipnosis terminal una isla acogedora para sus propios habitantes. El gesto de Ediciones Convivencia es una de esas raras iniciativas no estatales -como aquella Revista Cocuyo dedicada al poblado oriental de Manatí- que han desempolvado historia para que la gente recuerde -con nostalgia o con irritación, como prefieran- que es posible ser decente, honesto, instruido, sano, próspero y -lo más importante, que es suma de lo anterior y algo más- libre, en Cuba. Si ese libro pone la historia en nuestras manos, ¿qué nos cuesta poner el presente?
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Henry Constantín Ferreiro. (Camagüey, 1984)
Periodista, escritor y fotógrafo. Expulsado de los estudios de Periodismo en dos ocasiones, ambas por problemas políticos.
Único representante de Cuba en el II Concurso Hispanoamericano de Ortografía Bogotá‘2001.
Graduado del Curso de Técnicas Narrativas del Centro Onelio Jorge Cardoso.
Colaborador de la revista Convivencia. Textos suyos han sido publicados en medios de prensa cubanos, incluso oficiales. Hace el weblog Reportes de viaje (www.vocescubanas.comReportes de viaje).
Dirige la revista La Rosa Blanca.
Reside en Camagüey