Por Yoani Sánchez
Antes de que la metieran a la fuerza en el auto, logró apretar el botón verde de su teléfono móvil y enviar un mensaje que -desde hacía meses- guardaba entre los borradores. “Estamos detenidos” decía en su brevedad y en pocos segundos aquellas dos palabras estaban ya publicadas en la red social Twitter. Desde el asiento de atrás, escoltada por dos fornidos hombres vestidos de civil, sintió que con aquella diminuta frase había lanzado el único S.O.S del que era capaz en ese momento. El teléfono del chofer sonó unos minutos después. El hombre habló en monosílabos y luego se viró hacia donde ella estaba. “Ya lo saben…” masculló mirando a los otros de sus colegas, “Ya lo saben… ¿cómo es que lo saben?”. Y la muchacha estuvo a punto de reírse, pero el dramatismo de la escena le aconsejó no expresar el alivio de saberse cobijada bajo un par de alas. El pájaro azul que había soltado, volaba, trinaba cada vez más alto en el ciberespacio, en esa parte de su vida virtual donde nadie puede introducirla en un carro anónimo, taparle la boca, obligarla a callar.
Twitter ha llegado a nuestra vida nacional. La red social que ahora mismo tiene más de 300 millones de usuario ha arribado a esta Isla de los Desconectados, a pesar de las restricciones tecnológicas, la censura y los altos precios de la tecnología celular. Esta plataforma de mensajería a través de la web fue fundada en San Francisco en 2006 por Jack Dorsey, Biz Stone y Evan Williams, y ya a mediados de 2007 había ganado el Web Award en la categoría de “blog” en el festival South by Southwest. Tal pareciera que no ha llovido tanto desde aquel entonces y sin embargo el pequeño logotipo de un pájaro azul, se ha convertido ya en ícono inseparable de los inicios de este convulso tercer milenio. La brevedad de los textos que se publican a través de esta red social, le ganó el nombre de Twitter que proviene del inglés “tweet”, como el trino de un ave pequeña que se comunica de manera muy sintética. Se ha erigido en mecanismo de comunicación ágil, inmediato, sencillo y poderoso. Mezcla una serie de funcionalidades ya conocidas en otras plataformas, lo cual lo hace sumamente atractivo. Twitter puede funcionar como una cuenta de email, como un microblogging o como los mensajes de textos de un móvil a otro. En un principio las actualizaciones del estado de sus usuarios se hacían a partir de una pregunta ¿Qué estás haciendo? Pero después la interrogante evolucionó a la que actualmente vemos encima de cada timeline ¿Qué está pasando? Lo cual evidencia la ampliación del carácter de Twitter: del simple diario personal narrado en trozos pequeños de texto a una herramienta de connotaciones informativas mucho más amplias. No en balde los más importantes periódicos del planeta, las emisoras radiales y las cadenas televisivas se han lanzado a abrirse una cuenta en este servicio. Nadie quiere quedarse sin trinar y sin trinar bien fuerte.
En Twitter se dan ciertas paradojas, tales como la de un ciudadano que llegue a tener más seguidores en esa red social que el propio presidente de su nación. También ocurre muy a menudo que alguien situado en el lugar de un suceso, obtiene una primicia que después los grandes medios de prensa intentarán fagocitarle a ese “advenedizo de la información”. En sociedad cerradas, donde la información fluye de manera vertical y solo se hace pública después de ser validada por las instituciones oficiales, esas singularidades de la redes sociales descolocan al aparato de la censura. Pero la gran ventaja que tiene este servicio, para el singular caso cubano, es la posibilidad de publicar mensaje en Internet a través del teléfono móvil. Cualquier cliente de la tecnología celular puede técnicamente utilizar los llamados sms como camino para mantener una presencia en la gran telaraña mundial. Si tenemos en cuenta que según estadísticas oficiales el número de abonados de Cubacel supera el millón de personas, entonces tendríamos una cantidad similar de posibles usuarios de este servicio de microblogging. La limitación principal son los altísimos precios del envío de mensajería instantáneas a teléfonos ubicados en el extranjero como es el caso de los habilitados por Twitter para brindar ese servicio, radicados en el Reino Unido (ver recuadro “¿Cómo conectar un teléfono cubano a Twitter?”)
En nuestro país la red Twitter se ha probado en el activismo cívico pero también ha sido utilizado como mecanismo para transmitir –y saturar el ciberespacio- con el discurso oficial. En manos de bloggers alternativos, periodistas independientes y disidentes, los 140 caracteres se han erigido como un camino para la denuncia o para narrar parte de la realidad que la prensa nacional silencia. A diferencia de otros países donde el acceso libre a Internet ha permitido desarrollar un diálogo más fluido con los lectores y los comentaristas, en Cuba la gran mayoría de los usuarios alternativos twittean a ciegas. Logran enviar sms a través de su teléfono celular, pero carecen de la posibilidad de leer lo publicado por otros o de estar pendientes de las tendencias temáticas que se desarrollan. Pero aún así, la fuerza de cada mensaje que logra salir desde un móvil nacional, ha funcionado como un verdadero ariete contra el muro del control estatal sobre la noticia. Una de las más importantes campañas llevadas a cabo por esta incipiente comunidad de twitteros alternativos, fue la desarrollada con posterioridad a la muerte de Orlando Zapata Tamayo. Alrededor de la etiqueta #OZT creada por varios cubanos del exilio, se logró aunar la indignación y la denuncia ante tan triste hecho. Con posterioridad a ese primer trimestre de 2010, se han sucedido otros hashtags también de presión social contra el gobierno. Es el caso de #queremosuntecho con la que se demandaba una flexibilización a la absurda Ley de la Vivienda o de #muertosmazorra que exigía una investigación sobre el fallecimiento de decenas de pacientes en el hospital psiquiátrico de La Habana. Cuando el secuestro institucional del Festival Rotilla surgió desde dentro de la Isla la queja de #censurarotilla que fue precedida por #despenalizarladiscrepancia y #ungobiernomasjoven . Las dificultades de conexión a la web se suplen en este caso por la importancia del contenido emitido desde los celulares. Los cubanos no podemos permitirnos la frivolidad ni el mensaje baladí en Twitter. Dado los elevados costos del envío de un tweet la mayoría de nuestras actualizaciones en esta red social, transmiten urgencia. Ya llegará el tiempo de juguetear, pero por el momento se trata más bien de un grito desesperado que lanzamos a la inmensidad de la WWW.
La respuesta oficial a ese atrevimiento ciudadano, ha sido la creación orientada de perfiles en Twitter para contrarrestar las voces contestatarias. De ahí que hayan aparecido decenas de usuarios, especialmente periodistas o estudiantes vinculados a centros laborales y docentes, que se dedican a glosar en negativo todo lo publicado por los cimarrones de la web, por los apalencados en la libertad del ciberespacio. Tal estrategia constituye otro ejemplo de la dinámica defensiva que ha asumido el gobierno cubano ante esos fenómenos asociados a las tecnología de la información que han brotado en los últimos años. A la contrablogósfera fabricada para combatir a los bloggers alternativos, se le ha sumado ahora su correspondiente contratwitósfera y así será sucesivamente, con mucha más fuerza en la medida en que los individuos se atrevan a desafiar el monopolio informativo. Claro está que no se puede englobar nuestro Twitter-universo solo a partir de una postura política, muchos cubanos flirtean, se comunican con su familia o simplemente matan el tiempo desde esa red social. Pero para ello deben contar con una conexión subvencionada estatalmente o comprada en mercado negro, pues lo caro del servicio a través del sms impide la ligereza de contenido.
El papel jugado por la redes sociales y especialmente por Twitter en la Primavera Árabe intranquiliza también a las autoridades cubanas. Saben que la ausencia de una infraestructura comunicativa que permitiera la convocatoria social, ha sido un efectivo recurso para la parálisis cívica. Al abrir, a mediados de 2008, la telefonía celular para los nacionales, el gobierno recaudó millones de dólares por concepto de servicio, pero también creó una brecha que ha sido utilizada por los inconformes. A pesar de las letras pequeñas que en cada contrato emitido por Cubacel advierten de que el servicio será retirado en caso de utilizarse para delitos contra la Seguridad del Estado, poco a poco algunos clientes de la única telefónica permitida en el país han comenzado a perder el temor. El anuncio de las detenciones corre veloz a través de los celulares de los activistas y de allí se cuela en Internet, avisándole a los organismos internacionales de Derechos Humanos. Tal pareciera que un inmenso altavoz se ha colocado en la boca de cada twittero alternativo y que aquel tiempo donde “nadie escuchaba” afortunadamente terminó.“Nárrate a ti mismo, no dejes que el poder sea quien te narre”, repiten algunos que ya han comprendido el valor de utilizar la primera persona para contar lo que vivimos. Aunque los noticiarios puedan insultar a estos ciberactivistas y el periódico Granma los acusa de cibermercenarios, lo cierto es que son una avanzadilla de lo que será una sociedad donde todos puedan decir y opinar. Una Isla de 111 mil kilómetros cuadrados, 11 millones de habitantes y un solo Partido permitido, tiene ahora una existencia paralela más libre: una Cuba en construcción, que se va armando con trozos de 140 caracteres.
Fuentes
1.Plataforma de publicación en Internet que se caracteriza por la brevedad de sus actualizaciones.
2.El conjunto de las actualizaciones realizadas en Twitter, organizadas éstas por cronología inversa. Pueden corresponder lo mismo a un usuario, a una lista o a una determinada etiqueta.
3.Autor de un blog o bitácora.
4.Siglas de Short Message Service y se trata del servicio de mensajes cortos de solo texto que se pueden enviar a través de un teléfono móvil.
5.También denominadas “etiquetas” se trata de palabras claves que van precedidas del símbolo # y refieren a temáticas o tendencias a tratar en Twiter.
6.Mensaje publicado en Twitter y que debe tener como máximo 140 caracteres.
Yoani Sánchez. (La Habana, 1974)
Filóloga. Autora del Blog Generación Y.
Premio Ortega y Gasset de periodismo digital 2008