En Cuba está prohibido el trabajo profesional por cuenta propia. Esta es una realidad que provoca descontento entre los ciudadanos. El hecho de que las profesiones no puedan ejercerse de forma privada, pone en desventaja a los profesionales que, en un tiempo, fueron el orgullo de la Revolución. Las campañas para que los hijos de campesinos y obreros salieran del campo y de los talleres para estudiar carreras universitarias ha resultado en una gran cantidad de profesionales, en la mayoría de los casos, bien preparados. Pero ahora son ellos los más perjudicados en la actualización del modelo. Son los que no están vinculados directamente a la producción, los que no perciben estímulos salariales por resultados y para colmo de males, los que no pueden ejercer por cuenta propia lo que saben hacer.
Ser profesional se ha convertido casi en un estorbo en Cuba
La “actualización del modelo económico” no ha concebido nada para cambiar la situación económica de los profesionales que no quieren o no pueden realizar trabajos ajenos a su profesión. Si bien es cierto que (a diferencia de lo establecido en el año 94, cuando se liberó por primera vez el trabajo por cuenta propia) los profesionales pueden inscribirse como cuentapropistas, solo pueden hacerlo realizando alguno de los oficios que aparecen en la ” lista”.
Este freno a los profesionales, como parte del sistema económico cubano, empobrece la nación, considerando que sus efectos son altamente negativos:
1. Viola un derecho humano elemental.
Desarrollar la iniciativa personal es un derecho de todo ser humano. La creatividad es una cualidad humana que es preciso descubrir y cultivar, ponerla en práctica, y es obligación de la sociedad facilitar las condiciones para ello. Respetar el derecho humano a la iniciativa privada implica crear las condiciones para que esta sea algo concreto.
En Cuba, los profesionales tienen violado ese derecho. Solo pueden ejercer su profesión siendo asalariados del Estado, lo cual no da muchas oportunidades de tomar decisiones o proponer ideas.
2. Impide el desarrollo personal
El desarrollo personal pasa por el ejercicio de aquello para lo que te preparaste en la vida y es tu vocación. Ya muchos profesionales, debido al sistema educativo, no han podido estudiar según su vocación, pero, una vez egresados de la universidad, esperan ejercer su carrera. Pues resulta que, en muchos casos no pueden por falta de oportunidad en las empresas estatales. O bien porque no consiguen empleo o porque el que consiguen no les ofrece oportunidad de crear, de poner en práctica la iniciativa personal y los conocimientos que adquirieron en la universidad. A lo que debemos agregar un salario medio mensual de 740 pesos en moneda nacional (equivalente a 30 dólares), con el que no se puede enfrentar una vida donde los precios pueden ser comparados con los de países donde el salario medio mensual es de miles de dólares. Trabajar por cuenta propia alivia en cierta medida la situación, pero es una posibilidad de desarrollo personal que está vedada para los que… solo tienen una profesión.
3. Estimula el éxodo
Una de las principales salidas que han encontrado los profesionales a su falta de oportunidad, es la salida del país de diferentes formas. Buscando un contrato de trabajo en otro país, cumpliendo lo que llaman “una misión internacionalista” o “colaboración” en otro país, o simplemente marchándose definitivamente de Cuba.
El éxodo de profesionales no siempre es “robo de cerebros” de las potencias del mundo. Muchas veces es un “regalo” que hacen las naciones que no promueven, ni amplían las oportunidades de los “cerebros”. Por supuesto que el éxodo de profesionales empobrece al país, pero es la forma que encuentran los profesionales de enriquecerse, no solo materialmente, sino también en su realización personal.
4. Desestimula el estudio universitario
Esta prohibición no frena solo a los profesionales, sino que también frena las profesiones. Cada vez es menor el interés por estudiar carreras universitarias. Escuchamos a más jóvenes de lo que quisiéramos, decir que renunciarán a los estudios para entrar en el mercado laboral por cuenta propia. Y también parece creciente el descontento de los egresados universitarios con las oportunidades que tienen. La sociedad necesita de todos los esfuerzos y vocaciones, no puede prescindir de profesionales bien formados y dispuestos a poner sus conocimientos al servicio del desarrollo.
5. Afecta los resultados económicos
La lista de la ley que permite el trabajo por cuenta propia se limita a oficios, que si bien son muy útiles, resultan insuficientes para que la sociedad avance, e inclusive, para que el modelo se actualice.
Por una parte, la idea bastante difundida de que los profesionales no son los que determinan la productividad del trabajo puede ser discutida. Proyectos, ideas, estrategias para aumentar el rendimiento y la calidad, cálculos y análisis, emanan de trabajo profesional.
Por otra parte, sabemos que el desarrollo no depende solo del crecimiento económico, ni el crecimiento económico depende solo de la productividad del trabajo. La educación de las nuevas generaciones, los tratamientos médicos que salvan la vida, la ingeniería de puentes y carreteras, el control de plagas de los cultivos, las investigaciones científicas y el desempeño artístico de buen gusto, llevan a las sociedades a formas superiores de civilización. Y también influyen en los resultados económicos.
La riqueza de las naciones no es solo, pero también es, la riqueza de los ciudadanos.
¿Se quiere en realidad actualizar el modelo?
La falta de oportunidades para realizar trabajo profesional por cuenta propia no parece encajar dentro de las intenciones de “actualizar un modelo socialista”. Según la teoría, el socialismo necesita eliminar la desigualdad nacional. Esta exclusión de los profesionales profundiza las diferencias en nuestra sociedad. Y no precisamente las diferencias justas entre quienes trabajan y quienes no lo hacen. Sino entre los que estudian carreras universitarias y los que saben un oficio. Evidentemente no es una medida socialista.
Al liberar el trabajo por cuenta propia, surgieron negocios privados que no impiden actualmente que el Estado continúe ofreciéndolos también. Lo mismo puede suceder con el trabajo profesional. Que un médico pueda practicar de forma privada no impide que continúe ofreciéndose servicios estatales de salud pública gratuita.
Liberar todas las fuerzas productivas en Cuba, promulgar una Ley de Empresas que, como dice el economista cubano Ariel Terrero en el diario Granma del viernes 30 de julio de 2017, en su artículo La riqueza pendiente, “reconozca las formas privadas en plano de igualdad con las estatales y las cooperativas”, sin excluir de este nuevo escenario a los profesionales, sería un paso verdaderamente firme hacia un sistema económico abierto y eficiente.
Liberar, por lo menos, el ejercicio de las profesiones por cuenta propia, igualaría las oportunidades de los profesionales y sería un paso en el respeto a los derechos humanos de los cubanos, un freno al éxodo, un estímulo a la formación de los jóvenes, una facilidad para el desarrollo personal y podría ser decisivo para el desarrollo del país.
Karina Gálvez Chiú (Pinar del Río, 1968).
Licenciada en Economía.
Fue responsable del Grupo de Economistas del Centro Cívico.
Es miembro fundador del Consejo de Redacción de Convivencia.
Reside en Pinar del Río.