Preparados y alertas, se acerca la temporada ciclónica y con ella “a tomar medidas”, para evitar mayores consecuencias que puedan ocurrir con la presencia de algunos de estos organismos. Pero “tomar medidas” es una frase ambigua que pudiera confundir. Está la medida de longitud y la medida de precaución, que no se parecen en nada, siendo la última la que se ha querido tratar por ser una palabra muy usada en época de ciclones. Medidas de precaución significan preparación que se hace anticipadamente para evitar riesgos mayores.
Hace muchos años éramos informados sobre el estado del tiempo gracias a dos observatorios que había en Cuba: uno en el Colegio de Belén, fundado por la Iglesia Católica en Marianao, y dirigido por el Padre Goberna (el que más recuerdo); y otro en Casablanca (Habana) dirigido por la Marina de Guerra cubana. Ambos pronósticos eran radiados a la población, y eran bastante precisos para la época, con escasa televisión y sin los satélites actuales.
Actualmente los daños causados por el paso de un ciclón, sobre todo en techos o cubiertas, escenas que se repiten cada vez que ocurren estos fenómenos meteorológicos en campos y ciudades, se deben al mal estado de las viviendas, pero mucho más a las pocas medidas de precaución que se toman. Aunque estamos muy bien informados por el Instituto de Meteorología, no se reciben los recursos necesarios para afrontar el fenómeno; algo que en tiempos de antaño no ocurría. Las ferreterías y otros comercios permanecían abiertos para lo que se necesitara: alambres y sogas para amarrar, viguetas de madera, tablas para asegurar las ventanas o puertas, clavos de cualquier medida.
Ojalá que muy pronto podamos mejorar nuestros techos y hacer más en cuanto a medidas de prevención, porque parece que los ciclones seguirán existiendo, y cuando no llegan, aunque sea de lejos, nos amenazan.
Luis Cáceres Piñero (Pinar del Río, 1937).
Pintor. Reside en Pinar del Río.