En la actualidad está muy visto que se compartan fotografías, videos y audios con contenido sexual a través de correos electrónicos y diferentes aplicaciones. Esta práctica ha desfavorecido a muchos de los que la han usado, dado que se han visto afectados por la difusión de dicha información sin su consentimiento.
De seguro hemos escuchado casos de porno-venganza o casos donde este tipo de contenido llega a manos de terceros que las exponen mostrando, de ese modo, la privacidad e intimidad de los implicados, sobre todo, de las mujeres que, en estos casos, son las más afectadas y discriminadas.
La sexualidad se puede experimentar y disfrutar de múltiples formas, y cada persona decide como hacerlo, pero debemos ser conscientes de que cada acción que se realice debe hacerse con responsabilidad debido a que las acciones generan sus consecuencias que pueden ser muy difíciles de enfrentar y superar.
Si bien nadie tiene el derecho de difundir información sin un consentimiento previo de los implicados, son muchos los que carecen de escrúpulos y de respeto ajeno. Ese irrespeto por la vida privada de los demás conlleva la toma de diferentes medidas que eviten que esto siga sucediendo y pedir responsabilidad civil y penal a los que delinquen contra la intimidad.
En primer lugar, hay que saber con quién puedes o no compartir información erótica, si bien no podemos ser cien por ciento exactos en esta evaluación, hay muchos factores que nos dicen si se puede confiar, o no, en otra persona.
En segundo lugar, ser conscientes de qué nivel de seguridad tiene la vía que usan para compartir dicha información y considerar si es una buena opción. En tercer lugar, se debe buscar y conocer los mecanismos a través de los que se puedan denunciar estos actos, ya sea por vía civil o penal, y asegurarse de que estas funcionen. Hay organizaciones online, como la Fundación Karisma en Colombia, que están haciendo un excelente trabajo en cuanto a sensibilizar respecto a este tema, para apoyar y orientar a las víctimas.
En Cuba, hace algún tiempo, se filtraron imágenes y videos sexuales que compartieron a través del servidor Nauta. Dicha información se comenzó a difundir de mano en mano a través de memorias flash, donde se podía ver, de forma muy organizada en carpetas, la información privada, acompañada del correo electrónico de la persona implicada. Hechos como este no deben suceder, dado que la empresa de ETECSA debe garantizar la seguridad y privacidad de sus usuarios, cumpliendo su Código de Ética.
Un buen consejo para todos los lectores es que sean conscientes de con quién comparten su información íntima y privada, y a través de qué vía, porque se pueden ver expuestos al público.
Toda acción humana requiere mucha responsabilidad.
- Rosalia Viñas Lazo (Pinar del Río, 1989).
- Miembro del Consejo de Dirección del CEC.