Tiempos de cambios

Por Fernando Martínez Calzadilla
Cartel empleado por los estudiantes del ISA en su huelga por la mala alimentación.

Cartel empleado por los estudiantes del ISA en su huelga por la mala alimentación.
Un inmenso letargo adormece la mente de toda una nación por mucho tiempo, la erosión social es casi inevitable. El aislamiento impuesto en la información, la cultura, la vida misma, ha ido mutando en un ser callado, sumiso, sometido, o al menos eso parecía.
Pero el pueblo despertó, y su letargo se transforma poco a poco en la energía necesaria para iniciar las transformaciones sociales imprescindibles en estos momentos.
Quizás con un poco de temor primero, tímidas después, pero llenas de valor e ímpetu en la actualidad, se comenzaron a decir las primeras palabras de esta nueva Cuba, palabras que nacieron en el silencio de un cuarto, crecieron en las paradas de los ómnibus y se desarrollaron en revistas y Blogs independientes a los medios oficialistas.
El intento de crear una cultura aislada del mundo exterior, responde a la necesidad de que la sociedad civil no se contamine con esas ideas democráticas, y los aires de libertad que cada día más se respiran en los últimos reductos del socialismo mundial. La imagen que se intenta vender al mundo es bien diferente a la real, todo un mundo ficticio y maravilloso que muy difícilmente puede creerse ya, se ve a diario en la televisión y los órganos oficialistas del partido, la juventud y los trabajadores, únicos medios de información pública, voceros oficiales de las organizaciones que representan. La inestabilidad del sistema que parece sacudido por los escalofríos de la fiebre, son más notables cada día, y la única salida para esta situación es iniciar un proceso de transformaciones y cambios verdaderamente profundos, que arranquen de cuajo el mal, y nunca utilizar los remedios superficiales, las curas de agua oxigenada, que sanan aparentemente, pero solo ocultan bajo la postilla la infección que nos aqueja.
Las personas se preguntan el porqué de las cosas, ya no se conforman con una mítica explicación que más que una explicación se asemeja a los culebrones de televisión. Afortunadamente se han ido superando los obstáculos, las metas cada día son un poco más ambiciosas, aunque no dejan de ser reales y alcanzables. El grupo de los que aún siguen ojos cerrados y oídos sordos los pasos de los que marcan el rumbo de esta pequeña islita, se reduce visiblemente a diario. La mayoría de esta sociedad civil se da cuenta de que esos que hablan al mundo eufóricos y llenos de poder, y que al otro día son destituidos y separados de los cargos, no son ya los que marcan el destino de la nación. Son otros los que hoy hablan desde un improvisado podio, en las cuadras y a tu propio lado, de tiempos mejores, de cambios y transformaciones los que darán un vuelco a la situación actual.
Pese a las múltiples limitaciones impuestas a la libertad de expresión en estos días, siempre aparecen métodos que van desde comprar a un funcionario público una contraseña que te permita el acceso a Internet, o la ayuda de amigos que arriesgándose a perderlo todo, permiten el uso de sus cuentas de correo de universidades o trabajos, para obtener información y hacer algo tan sencillo y común en países de África y otros del tercer mundo. La diferencia de nuestro país con esos no es precisamente que no tengamos los mismos recursos, sino que los sistemas de gobierno cerrados, le temen más a un periodista que a un guerrillero, porque es un campo en el que saben que la batalla no se gana a tiros, sino con palabras y verdades.
Sé que la lucha es difícil, que hoy, que muchos países se acogen a los pactos internacionales de derechos humanos y los hacen valederos, nuestro gobierno mira a otro lado y continúa cantando su vieja y desentonada canción de guerra y enemigos imaginarios.
Mas todo un ejército se prepara para esta lucha interna, un ejército sin uniformes ni armas sofisticadas, solo poseen pliegos de papel, lapiceros y grandes verdades, de las que te dicen que estos ya no son tiempos de sentarse a esperar, estos son tiempos de cambio, de grandes cambios.
Fernando Martínez Calzadilla (Pinar del Río, 1978)
Periodista independiente. Director del Programa Cultural
Libertad. Comunidad de Briones Montoto.
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