Hace unos días mi amigo Luis Cáceres me contó una anécdota que resumía de manera muy certera, la situación de escasez y desabastecimiento actual que estamos viviendo los cubanos.
Luis me contó que cuando era un adolescente le gustaba jugar con los muchos animales que tenía su familia en su finca. ¡Claro que eso fue hace muchos años, cuando aún había variedad de animales! Porque creo que ni eso nos queda. Mi amigo jugaba con las casi 40 gallinas que tenían en el corral, a tirarles unos poquitos granos de maíz de una esquina a la otra, y observaba cómo todas corrían detrás de esos pocos granos, como es lógico muchas se quedaban sin comer, porque al ser poco el maíz, solo comían las primeras en llegar. Mi amigo Luis es una excelente persona, les aseguro que no maltrataba a los animales, aunque hiciera sufrir un poquito a las gallinitas de un lado a otro.
Después de terminar la historia me dijo: es eso lo mismo que le están haciendo a este pueblo, dándole migajas para que se mantenga ocupado corriendo detrás de ellas, haciendo grandes colas, perdiendo tiempo preciado que bien puede ser usado en pasarlo con la familia, en aprender algo nuevo, en producir para que la economía mejore, no para que nos trague y absorba como lo está haciendo ahora mismo. Cuanta sabiduría en sus palabras, amigo mío.
Soy de la provincia de Pinar del Rio, y la situación que estamos viviendo desde finales del año pasado es muy seria y preocupante. No muy diferente de las demás provincias del país según me han comentado amigos y medios de información. Cada día son más los productos de primera necesidad que escasean y de lo poco que va apareciendo a ratos, no alcanza ni para una pequeña cantidad de personas. Ya sea en tiendas recaudadoras de divisas o en mercados estatales, son inmensas las colas para tratar de comprar un producto, incluso, las largas colas están hechas antes de que el producto llegue y sea descargado en los establecimientos.
Esto trae consigo un cúmulo de resultados catastróficos, comenzando por el hambre, pasando por la intolerancia entre hermanos cubanos, la violencia, la delincuencia, provocando a la larga una hecatombe.
No se habla de otra cosa que no sea la crítica situación por la que estamos pasando. Después del saludo, viene el desahogo de los amigos, conocidos y hasta desconocidos, cuando coincides con ellos. Esta situación no solo afecta a la clase baja, que somos la mayoría de este país, sino también a la clase media, a los cuentapropistas que tienen pequeños o grandes negocios de comida. Hasta los extranjeros que por diversos motivos están viviendo de manera temporal en la Isla este contexto los tiene frenéticos.
Recordemos que el mayor instinto del hombre es el de supervivencia, y la realidad puede tornar esa supervivencia en un espectáculo de terror. Necesitamos que el gobierno reconozca que el hilo que los guía no esta en el camino correcto, que aunque les cueste tienen que soltarlo. Necesitamos inversión extranjera y soltarles los amarres a los cubanos para alzar el vuelo en pos de crecernos y empoderarnos como ciudadanos libres y prósperos, así como a la nación cubana. También precisamos que nuestros campos produzcan, a la par que los productores sean remunerados por su trabajo.
Tengo fe en que los cubanos podamos tomar el control del barco. Mi amigo Luis también tiene fe, y tiene sabiduría. Le agradezco por transmitirla.
- Rosalia Viñas Lazo (Pinar del Río, 1989).
- Miembro del Consejo de Dirección del CEC.