TESTIGOS DE LA NOCHE
Nosotros
que dejamos
la savia de la tierra amada,
decidimos intentar ser libres
y no acabamos de serlo…
Nosotros
que cada año
enterramos nuestros muertos
y pensamos que aún
queda nostalgia
para ir a sembrar y vivir
en esa isla verde y ocre
ya hemos aprendido
a decir adiós eternamente,
decir te quiero en la distancia,
llorar el largo llanto
de las horas sin Patria.
Testigos de la noche
caminantes, silentes,
persistentes, osados,
irredentos;
ya aprendimos
a morir mil veces,
y de nuevo a nacer
a la esperanza.
REDENCIÓN
Toda la tristeza:
cristal hecho de lágrima y distancia;
de nostalgia y caminos insondables.
Tristeza nuestra:
gota de sal en el océano del tiempo.
Tristeza transparente
que va permeando el llanto
de sus hijos, y que ahoga…
Será un capítulo breve y silencioso
En el álbum final del universo.
Será la luz (intuyo)
refractada en las manos suplicantes,
la luz que al fin rescate la belleza
y nos redima el alma.
SI
A Harold Cepero Escalante, con gratitud
Si mis manos fueran agua fresca,
correrían por tu frente,
corazón que hace milagros
sin palabras, con actos.
Y si mi alma (pequeña y limitada)
hubiese vencido la distancia del mar,
habría llegado al borde de tu vida,
la abrazaría muy fuerte
para que no se fuera…
Hermano,
¡qué secreto feliz marca tu grito!
desde la sencillez excelsa de tus manos,
desde el callado avance de tu saga,
dices todo lo necesario,
sin palabras.
SI NO PODEMOS
Si no podemos vencer
el grito de la noche,
los cortantes cristales
de la ausencia. Si no podemos rebasar
los muros que sofocan el viento,
y remontar las olas
hasta llegar intactos a otra orilla…
Si no podemos, al fin,
provocar que amanezca:
no importa.
Lo importante es, al menos,
conservar el calor
de la tarde en la pupila,
y el eco de los sueños que desvelan.
Si todavía palpita en nuestras manos
un camino distante y deseado,
podremos transitar toda la noche,
su oscuridad cerrada, su desdicha;
podremos desvestir el hastío
deshojar la soledad
que habita en el silencio,
y encontrar más allá del espejo
un bosquejo azulado de alborada.
Nota: Estos poemas son tomados del libro “Testigos de la noche”, de la Editorial Ultramar, y publicados en esta revista con autorización de la autora.
Janisset Rivero Gutiérrez (Camagüey, 1969).
Poetisa.
Licenciada en Comunicaciones y Publicidad.
Licenciada en Lenguas Modernas.
Actualmente es Directora de Campo en el Sur de la Florida para The LIBRE Initiative.