Se acerca un momento de cambio para nuestro país. ¿Que no sea como esperamos? Puede ser. ¿Que no traiga todo lo que deseamos? También puede ser. Pero eso no significa que no se pueda hablar de cambio. Y es agradable esa sensación incipiente de movimiento hacia adelante que tenemos muchos de los que estamos viviendo estos momentos comprometidos con Cuba.
La aplicación de políticas erradas nos ha convertido a través de los años en un laboratorio donde los experimentos han salido muy mal, tan mal que no logramos superar el estado de crisis en el que vivimos hace tiempo y que pueden acabar con la esperanza del más esperanzado de los mortales.
Solo espero que los errores que se han cometido sirvan de algo. Es una lista larga que debe estar en la mesa de noche del nuevo presidente de Cuba unida a la de “cosas por hacer”.
Cuba se salvará solo si el nuevo gobierno hace lo que debe: gobernar con responsabilidad bajo los principios de la democracia, cambiando las políticas erradas y pensando en los cubanos primero que todo…y tener pies ligeros, porque el tiempo apremia.
Alguien dijo una vez que ningún experimento es un fracaso absoluto porque siempre servirá de mal ejemplo. Apliquemos esto a Cuba y al momento que se avecina.
Livia Gálvez Chiú (Pinar del Río, 1971).
Licenciada en Contabilidad y Finanzas.
Miembro del Consejo de Redacción de Convivencia.
Reside en Pinar del Río.