¿Sentido de pertenencia en propiedad estatal?

Por Luis Cáceres
Cuando conocí la propiedad privada, más bien me parecía colectiva, porque alcanzaba a más personas: el dueño de una farmacia no tenía que ser necesariamente también el dueño de una bodega ni del cine, o el de un ómnibus.
Había más dueños. Así giraba todo y funcionaba porque se producía con eficiencia.

Por Luis Cáceres
Cuando conocí la propiedad privada, más bien me parecía colectiva, porque alcanzaba a más personas: el dueño de una farmacia no tenía que ser necesariamente también el dueño de una bodega ni del cine, o el de un ómnibus. Había más dueños. Así giraba todo y funcionaba porque se producía con eficiencia.
Hace poco me decía un amigo que son muchas más las cosas de aquel entonces que han desaparecido que las que se han creado durante este último medio siglo. Los ejemplos sobran. Pensemos en la cantidad de centrales azucareros que había en Cuba y los que quedan, el transporte local en ciudades o distancias largas en cómodos trenes con servicio de agua en vasos desechables y alimentos, y los vehículos con los que hoy contamos, por solo citar algo de lo que hubo y con lo que hoy estamos lejos de poder competir. Añoramos aquel remoto pasado donde nadie hablaba de huevos o de la calidad del pan y mucho menos escuchábamos a un canal televisivo hablar de papas. Creo que debía ser todo lo contrario, porque el presente debiera ser siempre más acogedor que el pasado en todos los aspectos y en cualquier parte donde el hombre de bien haya trabajado.
La propiedad estatal supuestamente implica que todos somos dueños. Pero hemos visto que ser todos dueños de todo, no funciona. No encuentras a quién exigirle nada, solo a un responsable, que con palabras ambiguas terminará diciendo que el asunto no está en sus manos. Lo peor es que no hay opciones. Donde hay verdaderos dueños, uno elige el que presta mejor servicio o el que produce con mejor calidad o el que brinda un mejor trato.
Hoy todos nos quejamos de todo en cualquier lugar donde se presten servicios o se vende algo: por el precio, calidad, peso, atención al público o la suciedad del lugar.
Es importante considerar que los países más desarrollados son aquellos en donde más se respeta y se promueve la propiedad privada. Preguntémonos por qué el que va a misiones internacionalistas o sale a otro país por cualquier motivo, al regresar, siempre trae bienes que no puede adquirir en el nuestro. Entonces ¿de qué somos ejemplo?
El sistema de propiedad colectiva estatal no funciona. De esto ya pocos tienen dudas, incluyendo sus defensores. Una prueba de ello es una frase muy usada ahora para estimular a producir más a los trabajadores: sentido de pertenencia. Evidencia de que tener pertenencias es importante para vivir y trabajar. Y no debe ser solo “sentido”, hace falta pertenencia verdadera. Sentido de pertenencia puede ser una frase que denuncia la verdadera naturaleza de una enmascarada realidad.
Luis Cáceres Piñero. (Pinar del Río, 1937).
Pintor.
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