Santiago otra vez

Por Ezequiel Morales Montesino

Norge Luis Vera, pilar en la victoria santiaguera.

Norge Luis Vera, pilar en la victoria santiaguera.
Ha concluido la cuadragésima séptima Serie Nacional de la pelota cubana, y con ella, pues, las avispas retuvieron su titulo del pasado año, demostrando así que son el mejor equipo de Cuba.
Para nadie fue una sorpresa que Santiago de Cuba fuera el campeón de la pelota cubana por octava ocasión dentro de nuestros clásicos nacionales. A través de estos cinco meses de torneo, vimos como desde un principio apareció un equipo difícil de derrotar, con una ofensiva muy poderosa y conocida como la segunda versión de la aplanadora.
Desde su fecha de inauguración, el pasado 7 de diciembre de 2007, cuando hizo su debut frente a los Industriales, Santiago demostró que no por gusto son los campeones nacionales de nuestra pelota.
Esta serie tuvo alguna novedad en diferencia con la pasada. Se incluyó una nueva pelota dentro del espectáculo beisbolero, la Mizuno 150, que llego para imponer muchísimos records y muy impresionantes por cierto. Otra de las novedades fue la nueva reglamentación de lanzamientos para los pitchers cubanos, aunque hubo equipos que no lo llevaron, y siguieron sus métodos antiguos. Sorprendente fue la cantidad de vuela cercas conectados, tanto colectiva, como individualmente, todos liderados por esa ofensiva santiaguera de la que impresiono su poder, guiados por un Alexei Bell, quien rompió varios records importantes, como el del mismísimo Kindelán de 36 home run entre clasificatoria y post temporada, y una cantidad de impulsadas también impresionantes, 111. Bell, fue el jugador más valioso del torneo, y quién dudaría que tuviera un puesto en el ya polémico equipo Cuba.
Desde un inicio, las avispas resultaron ser invencibles con su paso arrollador, nombrándose de esta manera como la nueva versión de la aplanadora. En mi caso particular debo decir que este equipo de Santiago es más completo que aquel en las que estaban los Pacheco, Kindelán, los Fausto, los Pierre, y alguien que los acompaña en esta nueva versión, Rolando Meriño.
Las avispas de ahora resultaron ser el equipo más rápido del torneo, más slugger, más impulsador, más todo. Porque con ese todo se coronaron por tercera ocasión bajo la dirección del modesto Antonio Pacheco. Pacheco, un hombre que con la disciplina dentro y fuera del terreno, ha convertido a Santiago en “el siempre Santiago”.
Por otra parte, esta Serie Nacional tuvo sus encantos y dramatismos, aunque también un mal trabajo por parte de los árbitros, que me decepcionaron.
Equipos que de un año a otro, mejoraron sus rendimientos así como también su posición, otros que siguieron igual y las individualidades que fueron muchísimas.
Por citar algunos ejemplos, nos encontramos con el mismísimo Bell que con 31 batazos de vuelta completa y otros cinco en la postemporada, se convirtió en el pequeño jonronero. El JJ Ruíz, líder en hits, con 113, sorprendió con su rapidez y sus 33 bases robadas. Impresionantes fueron las quince victorias sin derrotas del vaquero Yulieski González. Por supuesto, a todo esto se agrega, el record impuesto por el vueltabajero Pedro Luis Lazo, quien se convirtió en el primer lanzador cubano con más juegos ganados en la historia de las series nacionales con 238 victorias.
En lo particular, la 47 Serie Nacional, resultó ser una sorpresa para muchos y motivo de tristeza para otros. Equipos que dieron su colorido ante un espectáculo que criticó mucho el trabajo arbitral (ojo con esto). La afición pudo ver como algunos equipos se colaron entre los mejores del país como los casos de Guantánamo, con algunas de sus figuras ya establecidas (Duvergel, Ballí, Cerce, Santos, Sutheran y compañía). También el ejemplo de Holguín que nuevamente acaparó los aplausos de su afición después de haberse coronado en la temporada del 2002.
Ciego de Ávila, que bajo la dirección por primera vez del ex receptor de los equipos Cuba, Roger Machado, llegó a cuartos de finales, con un rendimiento ofensivo nunca antes visto.
En los play off estuvieron los que tenía que estar. Un Pinar del Río que dio todas las sorpresas y eliminó a los favoritos para colarse en la final discutiendo con Santiago de Cuba. Un Habana que llegó con el mejor pitcheo de Cuba y decepcionaron en una primera fase. Unos espirituanos que batallaron, y por qué no decirlo, fallaron en el juego decisivo en su propio parque. Un Industriales que llegó con la etiqueta de favorito ante Pinar del Río y sorpresivamente fueron barridos por dichos inspirados. La noticia fue y será el nocao de 24 por cero.
Villa Clara, con una segunda mitad inolvidable, con solamente doce derrotas, provocó que algunos especialistas, por momentos lo daban de favorito por encima de las avispas santiagueras. Las Tunas, que no pudo hacer otra cosa que clasificar, una de las mejores ofensivas del país, pero que no cuenta con un staff de lanzadores que apoyen esa batería. ¿Habrá que seguir esperando?
En fin, creo que esta Serie Nacional, no pudo haber tenido otro campeón que Santiago de Cuba, ¿Quién lo dudó?
Para la próxima temporada, habrá que mejorar en muchas cosas que ya conocemos, como la problemática de los árbitros, que están afectando mucho el espectáculo beisbolero, así como también otros detalles que no pueden dejar escaparse para el buen criterio del aficionado.
Quien escribe esta crónica deportiva es un fiel industrialista que, a pesar de la derrota, reconoce la labor de los demás equipos que participaron en el Torneo. Quizá en algún otro número de esta excelente revista digital, podré abordar el polémico tema de los Industriales que mucho hace falta para poder convivir dentro de la familia beisbolera.

Ezequiel Morales Montesino
Pinar del Río, 1976
Escritor, crítico deportivo
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