Beatísimo Padre:
Al inicio de esta celebración, dirijo a Su Santidad, con profundo afecto y veneración, unas palabras de acogida que interpretan el sentir de los cubanos aquí reunidos y de los que siguen, a través de la televisión o la radio, esta acción sagrada con admiración y gratitud hacia el sucesor de Pedro.
La Habana, Miércoles 28 de marzo de 2012.
Beatísimo Padre:
Al inicio de esta celebración, dirijo a Su Santidad, con profundo afecto y veneración, unas palabras de acogida que interpretan el sentir de los cubanos aquí reunidos y de los que siguen, a través de la televisión o la radio, esta acción sagrada con admiración y gratitud hacia el sucesor de Pedro.
En efecto, ¡cuánto agradecemos los católicos cubanos y todo nuestro pueblo, que el Papa Benedicto XVI haya incluido a Cuba en este viaje a América, llegando como peregrino, en este Año Jubilar hasta el Santuario de El Cobre para venerar allí a nuestra madre y patrona, la Virgen de la Caridad! ¡Cuánto agradecemos sus palabras y gestos benévolos para nuestro país y su deseo de corresponder a la invitación que desde los tiempos iniciales de su pontificado le hicimos llegar! Sabemos que Su Santidad quería cumplimentar nuestra invitación, tanto como nosotros anhelábamos en Cuba este momento que vivimos ahora con emoción.
¿Qué nos trae el Papa a Cuba? Dejemos la formulación de la respuesta a nuestro pueblo. Es un pueblo mayoritariamente creyente el que recibe a Su Santidad.
Durante la reciente peregrinación nacional de esta venerada imagen de la Virgen de la Caridad que recorría nuestras calles y plazas, todos pedían a los sacerdotes, obispos y diáconos la bendición: jóvenes, adultos, ancianos, hombres o mujeres. Se notaba una sed de bendición en las miradas y exclamaciones de centenares de miles de nuestros hermanos.
Ese pueblo está congregado hoy aquí, está en sus casas frente al televisor y esperan de Su Santidad, la palabra que traiga sobre cada uno de nosotros y sobre toda nuestra nación, la Bendición de Dios.
Su propio nombre, el que Su Santidad escogió al ser elegido como sucesor de Pedro, es Benedicto, que quiere decir: bendito. Y así es su pontificado, como lo deseaba Su Santidad, el de un Papa que trae la ternura, la dulzura, la misericordia de Dios a todos y promueve la conciliación entre todos.
Beatísimo Padre: nuestro pueblo implora de Su Santidad, incluya en su oración esos dones de lo alto, necesarios para que reine entre todos los cubanos, el amor y el perdón, y se haga verdad la reconciliación y la paz.
Santo Padre: con su corazón grande de Pastor universal, bendíganos y venga sobre nosotros la bendición de Dios, con la celebración de la Santa Eucaristía que Su Santidad preside en nombre de Jesucristo el Señor.