Miércoles de Quintana
Cuando yo era niño una col mediana costaba 5 centavos. Cuando era adolescente se conseguía por 10 centavos. Y cuando era un joven adulto, allá por los años ochenta del siglo pasado, podía conseguirla por 30 centavos fuera de temporada y por 50 centavos en el mes de diciembre. Hoy, en 2023, a principios de noviembre, una col pequeña, sin las hojas exteriores que protegen su frescura, fea y raquítica, cuesta en una carretilla privada 300 pesos. El estado no tiene oferta.
Esa pequeña col, no mucho más grande que una pelota de baseball, ha sido tocada por el Rey Midas que administra la inflación. Unos pasos adelante, en otra carretilla, se ofertan tomates de ensalada, un poquito más grandes que un mamoncillo y de aspecto ruin, al módico precio de 1000 pesos la libra. También han sido tocados por el Rey Midas.
El Rey ha tocado a los pepinos, que muestran un orgulloso letrero que dice: 120 pesos por libra. La malanga se oferta a 100 pesos l libra y las lechugas menos apetecibles del mundo, ajadas y con lunares carmelitas y negros, al precio que la televisión llama accesible. Sesenta pesos la unidad.
El pollo a 320 pesos la libra. El arroz a 160 la libra y los frijoles a 600 pesos. La mortadella que expenden en las carnicerías estatales cuesta 240 pesos el kilo. Midas, gracioso y saltarín, se mueve entre las tarimas bailando la danza de los millones; cualquier porquería que toca la convierte en oro.
¿Ha pensado usted cuanto le costará la cena del 24 de diciembre? Una cena modesta para cinco personas. Tal vez le cueste cinco veces el ingreso mensual de este redactor. Haga los cálculos y publíquelos. No se confunda y vaya a poner la carne de cerdo a 400 pesos la libra. Midas la llevará a 700 pesos la libra, no lo dude. ¿Resolverá con 8 mil pesos? No lo creo.
Hasta pronto.
- José Antonio Quintana de la Cruz (Pinar del Río, 1944).
- Economista jubilado.
- Médico Veterinario.
- Reside en Pinar del Río.