RESEÑA DEL LIBRO BLACKOUT

Foto tomada de Internet.

BLACKOUT es un libro peculiar. Igualmente peculiar es la concepción que su autora tiene de la realidad per se y de los mecanismos escriturales con los que nos ha dado a conocer estas narraciones tremendas, hilvanadas unas con otras, en las que sobresalen dos protagonistas, que a pesar de ser mujeres y artistas ambas, y por consiguiente, estar involucradas en situaciones de mutua concernencia —como lo es el amor de Hillbilly, un fan de Metallica que vive en alquileres y se gana la vida vendiendo cuadros a los turistas, pero es de esos que poseen un atormentado mundo interno—, y rodeadas de amigos en común, representan una antítesis bien definida, un marcado contraste dentro de la iconografía generacional. Anitya y Megera, en dos puntos opuestos de la cuerda floja, tambaleándose las dos, retando peligrosamente al hecho de caer, sobreviviendo en una isla que les tiene las puertas cerradas de la misma forma en que se las ha obstruido a muchos que ya no puedenbatallar por sus sueños.

BLACKOUT es también la historia de un país dañado, herido en lo más insondable, donde la libertad es una utopía y donde a veces es mejor arrojarse de cabeza al Problema como si de arrojarse contra un KpA3 se tratase, que seguir arrastrándolo durante toda una sobrevida llena de insatisfacciones, abismos y oscuridad. Este país que es Cuba, atacado irremediablemente por Diez Plagas: piojos, sarna, langostas, ranas, fieras salvajes, granizo, peste, sangre, muerte de los primogénitos, y sobre todo, una negrura que se apodera de cada cosa y un miedo que también mancha y agujerea.

La cárcel y los negocios turbios, las palomas (“tan importantes como beber o templar”), los tatuajes y su concentración de tinta negra, las epidemias, el arte de pintar y el de escribir, homicidios, inmolaciones, sacrificios; el amor y el desamor, la consecuente lucha por salir a flote, el intento de salvarsede las malditas plagas… son temáticas implícitas, desarrolladas con el estilo de una escritora poco convencional.

Así encontraremos criaturas como Diego, El pintor, Momo, Ángel, Aldo, Hubert, Dionisio, Greta “Desgarbo”, que arrastran sus tinieblas más temibles y profundas inmiscuyendo a las dos guerreras principales de estos cuentos. Otros, entre los que podemos contar a Hipólito el buzo, Homero el cirujano, Santiago alias El Nutria, Alexis El Héroe, Danyer, La Conda, Milady de Winter, Papote, el Rojo, Ámbar, el Braco, el rey de la carnicería, Tibio, Futungo, La Jeta, Oriente, los mendigos de la Parada, Aurelia, Bautista el mandadero, Omar… se mezclan a lo largo del libro reapareciendo alternamente de una manera desenfadada y recreando dramas que interconectan a todos, lo cual está muy claro en esta cita de Rilke que la autora incluye:

Vana tientas como ciegos / y encuentran al otro como una puerta. / Casi niños que tienen miedo de la noche, se meten uno en otro. / Y, sin embargo, no hay nada que esté contra ellos: ningún rostro, ninguna mañana; / porque el tiempo se ha derrumbado.

Sin tiempo, sin esperanza, cada quien asume su propio “apagón”, su propia pérdida de suministro de energía vital.

Al decir de Amir Valle, director de Ilíada —la editorial que dio cuerpo a BLACKOUT—

Anisley Miraz Lladosa es una evidencia clara de la variedad y solidez de la actual narrativa cubana. Un libro rotundo, distinto, humanísimo, que hunde su incisiva mirada en la profunda complejidad social de este país, que fabula como un personaje más, y gravita en la atmósfera y el trasfondo de todas sus historias.

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