Religión y sociedad – Se reorganizan los “guías espirituales del exilio cubano”

Por Pbro. Mario Félix Lleonart Barroso
Líderes espirituales reunidos durante un almuerzo. Foto cortesía del autor.

Líderes espirituales reunidos durante un almuerzo. Foto cortesía del autor.

 

Como respuesta ante los retos de las diversas olas de exiliados cubanos que llegaban buscando socorro desde Cuba, un grupo de clérigos de diversas denominaciones cristianas del sur de la Florida dejaron a un lado sus diferencias teológicas para enfrentar juntos el reto de palear las urgentes necesidades de los refugiados.
De esta muestra de caridad nació el grupo conocido como “Guías espirituales del exilio”. Durante décadas  consiguieron no solo sus objetivos prioritarios de dar pan al hambriento, agua al sediento, o abrigo al desnudo; lograron también el milagro adicional de ofrecer esperanza y ánimo a quienes los habían perdido en medio de tanta zozobra.
El gran triunfo de estos hombres empeñados en representar a Cristo no fue solo asistir a quienes lograban llegar a tierras de libertad sino también incluso a quienes quedaban atrás como rehenes del régimen. Gracias a sus esfuerzos, medicinas y alimentos, se hicieron llegar a la isla a través de programas como “Fe en Acción” (se calcula que solo gracias a este empeño específico un promedio mensual de más de 350 kilos de medicinas fueron introducidas durante años a Cuba).
No satisfechos con sus envíos materiales, a través de diversas emisoras radiales sus mensajes de fe también llevaron aliento a Cuba. De entre un cúmulo de ellos pueden citarse “El cubano y su fe” o “Cuba tu esperanza” conducidos por el sacerdote católico Francisco Santana, considerado por muchos como “el apóstol de la diáspora cubana”; o “Ayer, hoy y siempre”, todavía en el aire, por el pastor luterano Lenier Gallardo.
Para quienes somos objeto de repudio y represión en Cuba será siempre inolvidable el documento “Contra el terror, el civismo” redactado por estos líderes y dado a conocer en Miami el 15 de febrero de 2006 en el cual se hace un llamado al pueblo de Cuba para no cooperar con los “actos de repudio” en contra de activistas de derechos humanos en la Isla. Dicho documento, lamentablemente, conserva toda su vigencia, ya que como lo demuestran los hechos acaecidos durante la celebración el pasado 10 de diciembre del “Día internacional de los Derechos Humanos” estos actos de violencia han aumentado en frecuencia y en ferocidad en los últimos meses.
Primero la muerte del P. Francisco Santana (28 de enero de 2004), una de las figuras emblemáticas del exilio cubano; y luego la del Obispo Auxiliar Emérito, Mons. Agustín Román (11 de abril de 2012), para muchos “el Félix Varela de nuestro tiempo”; ocasionaron a los “Guías espirituales del exilio” bajas irrecuperables. Fue tan fuerte la ausencia de Mons. Román que prácticamente desde entonces no habían vuelto a realizar sus reuniones formales como grupo.
El pasado 10 de diciembre fue roto por fin este período de silencio. Justo cuando se escuchaban noticias alarmantes provenientes de la isla estos hombres de fe se encontraron para almorzar juntos en el restaurante La Habana Vieja y decidir el reinicio de sus reuniones. Estuvieron presentes los Reverendos Lenier Gallardo, Martín N. Añorga, Guillermo A. Revuelta, Onell Soto, Marcos Antonio Ramos, José Luis Menéndez, Rafael García, Juan Rumín Domínguez y Pablo Miret, sin faltar la eficiente secretaria del grupo Lourdes Molina. El reverendo Juan Rumín, Rector de la Ermita de la Caridad, anunció que el Salón Varela que históricamente acogió las reuniones del grupo continuaba a disposición, y quedó acordado que el 14 de enero de 2014 por fin volverían a reiniciar las reuniones formales de los “Guías espirituales del Exilio Cubano”.
Fue un honor para mi esposa, la misionera Yoaxis Marcheco, y para mí, de visita entonces en USA, participar de este histórico almuerzo donde los guías espirituales del exilio anunciaron su reorganización. Tuve allí la oportunidad de dirigir unas palabras de encomio a estos valerosos hermanos testificándoles que buena parte de mi ministerio, y del de muchos otros dentro de la Isla, se inspiraba en las acciones y palabras de hombres de fe como ellos cuyo amor y constancia no cayeron al vacío. No se podrá olvidar nunca el apoyo moral que siempre brindaron a diversas iniciativas dentro de Cuba. Saber que el 14 de enero, cuando ya estábamos de regreso en la Isla para continuar allí nuestra importante labor espiritual en medio del conflicto, estos hombres de fe estaban reunidos nuevamente orando por todos los cubanos, dentro y fuera de Cuba. Esto constituye otro de los muchos incentivos que nos impulsan a seguir adelante.
___________________________________
Pbro. Mario Félix Lleonart Barroso.
Pastor de la iglesia Bautista en
Taguayabón, Santa Clara.
Periodista independiente.
Scroll al inicio