Religión y sociedad – Una parábola medieval con una gran vigencia

Por el P. Eduardo Llorens Núñez, s.j.

El papa Pablo III recibe a Ignacio de Loyola y admite a la Compañía de Jesús.

El papa Pablo III recibe a Ignacio de Loyola y admite a la Compañía de Jesús.

El llamamiento del Rey Temporal

Ayuda a contemplar la vida del Rey Eternal [EE 91]

La parábola como género literario, nos introduce al mundo del simbolismo. Es un relato que recrea, comunica y actualiza algo distinto al relato primario, haciéndonos pensar y dándole una significación actual. Aunque nos resulte lejana o ajena a nuestra cultura, nos hace reflexionar, abrir nuestras posibilidades humanas y de trascendencia al infinito sin ningún tipo de censura. Ejemplo de lo anterior lo tenemos en las parábolas que encontramos en los Evangelios, y la que ocupa el presente artículo fruto de la experiencia de conversión de Ignacio de Loyola, y que nos ha dejado como legado.

El primer punto es poner delante de mí un rey humano, elegido de mano de Dios nuestro Señor, a quien hacen reverencia y obedecen todos los príncipes y todos hombres cristianos [EE 92]

No es mi intención entrar en un análisis sobre los diversos tipos de monarquías, sean constitucionales que se basan en el respeto de la voluntad del pueblo y de las leyes, o despóticas. Entrar en este análisis nos desviaría del objetivo que me propongo: a partir del ejercicio espiritual, orar y reflexionar, para sacar algún provecho para nuestras vidas, intentando vincularlo a nuestra realidad cubana.

El segundo, mirar cómo este rey habla a todos los suyos, diciendo: Mi voluntad es de conquistar toda la tierra de infieles; por tanto, quien quisiere venir conmigo ha de ser contento de comer como yo, y así de beber y vestir, etc.; asimismo ha de trabajar conmigo en el día y vigilar en la noche, etc.; porque así después tenga parte conmigo en la victoria, como la ha tenido en los trabajos. [EE 93]

El tercero, considerar qué deben responder los buenos súbditos a rey tan liberal y tan humano; y, por consiguiente, si alguno no aceptase la petición de tal rey, cúanto seria digno de ser vituperado por todo el mundo y tenido por perverso caballero. [EE 94]

La primera parte de la parábola Ignacio la compone de acuerdo a sus experiencias personales: las hazañas heroicas e ideales de servicio a determinados reyes y reinos. Lo mejor que podía sucederle a un hombre de esa época y contexto era ser llamado por un rey o caballero al servicio de sus armas.

El fundamento de esta parábola lo encontramos en una especie de código ético medieval, especialmente en lo relacionado a las reglas de caballería y valores de la Edad Media: monarquía, código de honor del caballero e ideal de las cruzadas. Si bien un código ético medieval hoy en día es superado en varios aspectos, por el lógico devenir de la historia, no dejan de tener sentido, y nos puede ayudar a reflexionar sobre los códigos éticos, ausentes y presentes, en la Cuba de hoy.

La segunda parte de este ejercicio consiste en aplicar el sobredicho ejemplo del rey temporal a Cristo nuestro Señor, conforme a los tres puntos dichos [EE 95]

En la segunda parte Ignacio aplica la parábola de su experiencia medieval a Cristo, encontrando la misión más digna y garantía de entregarse completamente por una causa.

Es de destacar que esta parábola no tiene ningún sentido militar. Las personas llamadas no son soldados, sino caballeros, personas unidas a un Señor que representa un ideal en una relación interpersonal.

¿Qué valores éticos podríamos sacar del ejercicio “El llamamiento del Rey Temporal”?

Estamos ante un ejercicio que busca en primer lugar llegar a la lucidez que ilumina la disponibilidad. Esto es muy necesario en la Cuba actual, pues lo que nos rodea, en la mayoría de los casos, nos lleva a la falta de lucidez. Vivimos (o sobrevivimos) a base de promesas, postergaciones, falta de diálogo, carencias de toda índole, pérdida de códigos de valores éticos, y exigencias a constantes sacrificios. Es difícil de percibir una propuesta coherente y clara sobre el futuro de Cuba, al no debatirse ampliamente la misma. Tampoco se vislumbra en medio de la crisis cubana actual una solución futura realizable a corto y mediano plazo, a no ser que Dios interponga su mano poderosa de manera milagrosa.

Lo anterior genera en nuestra sociedad cubana una apatía y no disponibilidad para proyectos “faraónicos”, convirtiéndose en sueños irrealizables, que llevan a gran parte de la población a la inercia. Exceptuamos de lo anterior aquellos ciudadanos y organizaciones independientes de las estructuras de poder.

Debemos buscar un proyecto de sociedad en Cuba en que el “Rey Temporal” (entiéndase forma de gobierno democrática) sea capaz de hacernos un llamado humanizador, amable, liberador; y que sea capaz de implicarse en el mismo al igual que sus súbditos (pueblo cubano). Motivando a toda la sociedad cubana, y no a un grupo manipulado por el miedo a expresarse libremente por temor a represalias.

Resumiendo, en primer lugar lo mínimo que se debe implementar, sin excluir a nadie por cualquier motivo, es una llamada de un “Rey Temporal” que ante su manera de ser liberal y humana nos pueda convencer a un llamado inaplazable.

En segundo lugar, los cristianos debemos responder la llamada con nuestros valores, iluminando desde la fe en Cristo esta vocación al servicio e instauración de un reino de amor, justicia y paz. Con una ética basada en la generosidad desinteresada en busca del bien común.

Ante la propuesta del “Llamamiento del Rey Temporal” existen dos únicas respuestas: rechazo o aceptación. La primera respuesta nos paraliza, la segunda nos dinamiza.

Bibliografía:

Santiago Arzubialde SJ. Ejercicios Espirituales de San Ignacio. Historia y análisis. Mensajero, Sal Terrae, Bilbao, 1991, p. 221-238.

Spencer Custódio Filho SJ. Os Exercicios Espirituais de Santo Inácio de Loyola. Um manual de estudo. Ediciones Loyola, Sao Paulo, 1994, p.71-83.


Padre Eduardo Llorens Núñez S.J

La Habana, 1964

Licenciado en Derecho (UH 1990)

Bachiller en Teología (ISI, Belo Horizonte, 2002)

Licenciado en Teología (Universidad Pontificia de Comillas, Madrid, 2005)

Trabaja en el Centro de Espiritualidad Pedro Arrupe, La Habana

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