Religión y Sociedad – Tres símbolos de cubanía

Por Yoandy Izquierdo
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La Virgen de la Caridad de El Cobre
A 400 años de su hallazgo sobre las aguas de la Bahía de Nipe, la Virgen de la Caridad de El Cobre es elemento esencial en el alma de la nación cubana, que se sobrepone a credos, ideologías y modos de pensar y actuar.

Por Yoandy Izquierdo
Foto: Yoandy Izquierdo

Imagen original de la Virgen de La Caridad que se conserva en el Santuario de El Cobre.
La Virgen de la Caridad de El Cobre
A 400 años de su hallazgo sobre las aguas de la Bahía de Nipe, la Virgen de la Caridad de El Cobre es elemento esencial en el alma de la nación cubana, que se sobrepone a credos, ideologías y modos de pensar y actuar. Desde sus inicios la Virgen trajo un mensaje de justicia y libertad: fue trasladada en fecha muy temprana al poblado de El Cobre, primer sitio de Cuba en alcanzar la emancipación de los esclavos. No faltaron las ofrendas de nuestros mambises, la encomienda del destino de la Patria y la confianza en la mirada protectora de la “Madre de Todos los Cubanos”.
La peregrinación nacional en el cincuentenario de la República, en 1952, llevó a lo largo y ancho de la Isla, el mensaje de fe y esperanza que perdura hasta nuestros días. En 2011 todos los cubanos volvimos a tener la dicha de recibir en nuestras comunidades a la Virgen y con ella al espíritu renovador, repleto de amor cristiano, ideales de honestidad, compasión, fraternidad, tan necesarios para la convivencia ciudadana.
La Virgen de la Caridad de El Cobre, en su relación mito-leyenda, forma parte del alma popular cubana. A ella cada cubano ha dedicado un triunfo, ha suplicado, ha rezado, se ha dirigido con la certeza de ser acogido por un corazón generoso, sin ningún tipo de exclusión. Desde su lugar en El Cobre y en el corazón de todos los cubanos, dentro y fuera de la Isla, ella nos mira con instinto maternal y nos muestra el camino para la salvación a través de Jesús en la cruz. Como Patrona de Cuba nos alienta a seguir trabajando por una sociedad mejor en la que cada uno de nosotros sea “protagonista de su propia historia personal y colectiva” basados en la máxima de que “Dios no solo respeta la libertad, sino que parece necesitarla”.
¡Qué la Virgen de la Caridad de El Cobre emerja, nuevamente, entre las dos aguas que separan físicamente a la Isla de la Diáspora y forme, con estos dos elementos cubanos, un único signo de comunión!
¡Qué la Virgen de la Caridad de El Cobre, en esta hora de Cuba, continúe señalándonos el camino de servicio a la Patria!
¡Así sea!
¡Virgen de la Caridad, Patrona de Cuba, ruega por nosotros!
El Santuario Nacional El Cobre
Inmerso en un pintoresco paisaje de la geografía santiaguera, rodeado de una cordillera de montañas, aparece, imponente, el Santuario Nacional El Cobre. Inaugurado el 8 de septiembre de 1927 y declarado Basílica Menor el 30 de diciembre de 1977, junto al Monumento al Cimarrón y las minas de cobre, evoca un panorama natural y antropológico de fuerte impacto para los visitantes. Su prominente ubicación acentúa su arquitectura y la Virgen desde lo elevado del Santuario parece velar el futuro de la Patria.
El templo es uno de los lugares religiosos más visitados en Cuba. Acceder a él implica recorrer un laberinto de artesanos que pregonan sus mercancías, que van desde vírgenes de todos los tamaños hasta velas, piedras de cobre y un mar de flores que, desde las aceras, adornan ambos lados del camino.
La Basílica consta de tres naves: una principal donde se encuentra el altar mayor y dos laterales donde se encuentran los altares secundarios. La gran carga decorativa del inmueble recrea preciosos vitrales descriptivos de la aparición de la Virgen en la Bahía de Nipe. Particular valor tiene la Capilla de los Milagros, sitio donde se conservan los exvotos de múltiples personas que dedican o imploran a la Virgen sus más preciados anhelos. En la planta alta, rodeada de flores como en el jardín más variopinto, se encuentra el Camarín de la Virgen: espacio que posibilita un acercamiento a la imagen venerada.
La historia, la belleza, el interés cultural y la devoción hacia la Patrona de Cuba nos hacen tararear, junto al compositor Miguel Matamoros, aquellas estrofas que dicen:
…Y si vas a El Cobre
quiero que me traigas
una virgencita de la Caridad…
El Monumento al Cimarrón
Entre las serranías que invitan a sumergirse en la caprichosa geografía del poblado El Cobre, se encuentra asentado en la Loma de los Chivos, en el Cerro El Cardenillo (una de las elevaciones más altas), el Monumento al Cimarrón. Erigido en 1997 por el escultor santiaguero Alberto Lescay, al cumplir ahora 15 años, deviene en simbiosis perfecta entre naturaleza y tradición. La escultura nos hace rememorar el fenómeno de la esclavitud, que dejó profundas huellas en la Isla y que llegan hasta nuestros días a través de costumbres y ritos de religión.
Esta región, descubierta en 1529 por los conquistadores españoles, resultó rápidamente de interés económico; el descubrimiento de un importante yacimiento de cobre propició el arribo de negros esclavos procedentes de África, para el trabajo forzoso en la extracción del mineral. La esclavitud encontró, en el poblado de El Cobre (otrora Santiago del Prado), un sitio para hacerse sentir, hasta que en la segunda mitad del siglo XVII los cobreros ofrecieron resistencia y comenzaron a huir a las montañas formando los llamados palenques de cimarrones. Estas demostraciones del cimarronaje no cejaron en su empeño hasta obtener, en 1801, la ansiada libertad y el derecho sobre la tierra.
La pieza que representa el monumento, realizada de hierro y bronce, constituye un homenaje a la rebeldía esclava. El brazo que se eleva sobre el cerro nos presenta un cúmulo de tradiciones centenarias, un canto a la emancipación y a la fe, una imagen de resistencia frente a la opresión y la injusticia. Rememora a “los abuelos de la Patria”, como dijera Miguel Barnet; pero es que el espíritu del cimarrón es hoy también parte de “los nietos de la Patria”: es parte de todos los cubanos.
Desde una de las minas de cobre más antiguas de América se eleva un símbolo de cubanía. El brazo enérgico del cimarrón parece bautizar el cerro con sangre esclava que se transforma en libertad. Parece unirse en comunión con el Santuario a la Madre de Todos los Cubanos y fundirse en apretada síntesis como un solo elemento de nuestra idiosincrasia.

Yoandy Izquierdo Toledo. (Pinar del Río, 1987).
Licenciado en Microbiología.
Colabora como editor en Ediciones Convivencia.
Reside y trabaja en La Habana.

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