Por Helio J. González
La conferencia magistral que el Ing. Dagoberto Valdés, laico destacadísimo y director de la revista Convivencia, nos presentó desde Cuba para la 1ra. Semana Social Católica de Miami, y que fue de nuevo expuesta el pasado 5 de febrero en la Parroquia de San Juan el Apóstol ha sido fuente de concientización para todos los que tuvimos la oportunidad de participar en la misma. Su llamado a la reconstrucción de la sociedad civil como sustento de la democracia en nuestro país, tiene una formulación verdaderamente inspiradora.
Como laicos católicos y como hombres o mujeres de formación cristiana de profundo carácter humanista tenemos una responsabilidad muy directa con la sociedad en que nos ha tocado vivir, y para ello la Enseñanza Social de la Iglesia, nos da una serie de principios de valor universal: la dignidad humana, el bien común, el destino universal de los bienes, la subsidiaridad y la solidaridad. Muchas veces cuando leemos estos principios nos cuesta ver su aplicación directa a la sociedad, y por lo tanto, limitamos nuestra participación en la Iglesia a su liturgia, o a nuestra oración individual o comunitaria, o a la lectura de la Palabra. Pero cuando Cristo al final del Evangelio de Mateo, nos envía a Bautizar a todos, no lo hace centrándose solamente en el acto litúrgico del bautismo, sino con el Mandato del Amor y del mensaje de las Bienaventuranzas. Es por ello que Juan Pablo II, Papa que con su ejemplo, llevaba la doctrina de Cristo a cada uno de los rincones de nuestro mundo, en una constante peregrinación evangelizadora, al plantear la Doctrina Social de la Iglesia como una rama de la teología moral, nos hizo responsables a todos y muy especialmente a los laicos de llevarla a la sociedad como misión.
Hoy, cuando el ansia de libertad se manifiesta en todo el mundo, cuando vemos que países árabes sometidos al despotismo por muchos años, se rebelan, cuando países cristianos de nuestra América, como Cuba, sometida por 52 años a la peor de las dictaduras, va despertando poco a poco del marasmo, nos preguntamos, ¿se dirigirán a la democracia? Cuando en las democracias del Occidente altamente desarrollado, se desarrolla vertiginosamente el relativismo moral en la sociedad, y la crisis pone en peligro muchas de las conquistas sociales alcanzadas, nos preguntamos también, ¿se debilitan nuestras democracias? Es el momento entonces de la Sociedad Civil. Una sociedad civil verdaderamente desarrollada, es lo que se necesita para la construcción de verdaderas democracias en todo el mundo. Para ello la Enseñanza Social de la Iglesia, nos dice, predica el bien común, con centro en la dignidad plena del hombre, a través del amor, amor que debe hacer accesible a todos, los bienes representados por la libertad y el desarrollo económico y social; y enseña que todo lo que pueda realizarse desde las instituciones primarias, familia, comunidades, municipios, sea hecho: es la puesta en práctica de la subsidiaridad; y que a su vez prime la solidaridad como principio integrador de los valores democráticos. ¿Y cómo hacerlo? En su conferencia Dagoberto nos decía, ¨Lo novedoso para el futuro de Cuba sería: el protagonismo y la primacía de una sociedad civil independiente de la hegemonía del Estado y del mercado y reguladora de ambos¨
Primero tenemos que estar de acuerdo en que hoy democracia y sociedad civil son directamente proporcionales, no puede desarrollarse una verdadera democracia sin una sociedad civil fuerte, viva y dinámica. Además esto que se cumple para Cuba, tiene carácter universal, y tenemos que cuidarlo aun en las sociedades con una amplia tradición democrática, y ahí los laicos tenemos que empeñarnos en poner todo nuestro esfuerzo.
Sociedad Civil y Subsidiaridad son inseparables. La primera se forma desde abajo, a través de asociaciones independientes, sea una ONG de cualquier tipo, como Amnistía Internacional, o un movimiento, como el Movimiento Cristiano Liberación, sea una asociación religiosa, como los Caballeros Católicos o un blog, como Generación Y, sea una red social como Facebook, o una fundación, como la Fundación Adenauer, asociaciones como Periodistas Sin Frontera, o Médicos Sin Frontera, o ecologistas como Greenpeace, sólo para citar algunos ejemplos, de esa intrincada red, que da sentido y sustento a las sociedades libres y que al mismo tiempo, hay que fortalecer día a día para que las democracias sean cada vez más representativas y participativas. La subsidiaridad, principio fundamental de la Doctrina Social de la Iglesia, presente desde la Rerum Novarum, nos dice que es imposible promover la dignidad humana, si no se promueve a la familia, a los grupos, a las asociaciones, a los municipios, en fin a toda expresión de carácter social, económico, cultural, político, deportivo, profesional, que da lugar al florecimiento de la sociedad: es el ámbito de la Sociedad Civil. El ¨Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia¨ la define como el conjunto de las relaciones entre individuos y entre sociedades intermedias, que se realizan en forma originaria y gracias a la « subjetividad creativa del ciudadano ». La red de estas relaciones forma el tejido social y constituye la base de una verdadera comunidad de personas, haciendo posible el reconocimiento de formas más elevadas de sociabilidad.
Son muchos los ejemplos que nos muestran la necesidad de fortalecer la sociedad civil en todo el mundo, y la responsabilidad que los laicos cristianos tenemos en ello, aún en sociedades altamente democráticas.
Hace unas pocas semanas fue asesinado en Pakistán, el ministro de las Minorías Shahbaz Bhatti, católico ferviente, por fanáticos islámicos opuestos a la derogación de una ley que castiga con la pena de muerte la blasfemia. A principios de enero, y por la misma razón de oponerse a dicha ley, fue asesinado por uno de sus escoltas, el gobernador del Punjab, Salman Taseer, los parlamentarios autores de enmiendas a la ley, también están amenazados de muerte. Pakistán es un país, aliado de Occidente, se supone que es una democracia laica, y sin embargo el propio gobierno, no tiene intención de apoyar la reforma a dicha ley. En el mismo Egipto, país en que acaba de triunfar una revolución de claveles, por el pueblo, que pacíficamente demandó los cambios hacia la democracia, los cristianos están también bajo el fuego cruzado del fundamentalismo islámico que los discrimina y aterroriza. ¿Cómo desarrollar democracias libres y estables en estos medios? Solo a través del desarrollo de una sociedad civil fuerte que pueda crear las bases de instituciones donde todos los ciudadanos tengan los mismos derechos ante la ley. Para ello la comunidad internacional tiene cada día que perfeccionar mecanismos que fortalezcan los derechos democráticos de todos. El mundo se hace cada vez más pequeño, y no es posible que sigan existiendo tiranías que despojen a sus pueblos de todos los derechos, con absoluta impunidad, basados en el estrecho concepto de la ¨independencia nacional¨ como ha ocurrido en Cuba, Libia, Irán, Corea del Norte y un largo etcétera.
En un artículo publicado por El País, de España, el 21 de octubre de 2009 titulado ¨La sonrisa cansada de Václav Havel”, la destacada escritora checa Monika Zgustova nos describe el daño antropológico que el totalitarismo comunista deja en los pueblos que ha oprimido, describiéndonos una conversación con Havel, que comienza de la siguiente manera: ¨Veinte años después de la revolución de terciopelo, con la que el pueblo checo puso fin a 40 años de comunismo, Václav Havel esboza una melancólica sonrisa¨…
Más adelante, en su artículo, Zgustova nos describe este fenómeno de la siguiente manera: Ninguno de los países que, hace 20 años, se desembarazaron del totalitarismo ha podido evitar los dos fenómenos que caracterizan el poscomunismo: la corrupción y la desmoralización en cuanto desánimo y pérdida del sentido ético. En los países que vivieron bajo el comunismo, la población vive sumida en la frustración y la apatía generalizadas. Havel llama a esta atmósfera, que paraliza la sociedad, la “depresión poscomunista”. El ex preso Havel compara ese extraño estado a la psicosis de un prisionero en libertad: “Cuando un preso, acostumbrado a vivir durante años en una estrecha celda con una estrictísima disciplina, sale de la cárcel y experimenta todo lo que de insólito tiene la libertad, cree que todo le está permitido, pero sufre bajo el peso de las decisiones que hay que tomar continuamente, mientras antes eran el Estado y el Partido quienes decidían”. Y el ex presidente no cesa de asombrarse, de horrorizarse ante todo ese veneno que la era comunista dejó en la mentalidad de los ciudadanos.
Hace unos días, en una entrevista que Wilfredo Cancio le hiciera al P. José Conrado Rodríguez, eminente sacerdote y patriota cubano de visita en los Estados Unidos, publicada el 14 de marzo, José Conrado como le decimos los que nos preciamos de ser sus amigos de muchos años, respondía a la pregunta: Cuando se discuten sobre los retos de la Cuba futura, siempre aflora la misma pregunta: ¿cuál es la parte más dañada y más difícil de reconstruir? ¿Cómo respondería usted?
¨La parte espiritual es la más compleja y la más difícil de resolver. Si por un milagro hubiera una inyección de riqueza en Cuba y el gobierno cubano tomara una serie de medidas -como ha pasado en China y Vietnam- para propiciar una recuperación económica, eso podría hacerse en relativamente poco tiempo. Bastaría crear un ambiente de expectativas que generara la creatividad del cubano, cosa que no hay que ser un gran artista para lograrlo. Ahora, cuando un pueblo se acostumbra a la hipocresía, a la mentira, a la doble cara, al robo, al irrespeto de las personas que piensan diferente a ti… Cuando un pueblo se acostumbra al miedo, esos son problemas muy serios¨.
El gobierno cubano acaba de dejar en libertad a los dos últimos presos de la Primavera Negra. En una entrevista que realizara José Hugo Fernández de Cubanet al Dr. Oscar Elías Biscet, una de las figuras más emblemáticas de la oposición democrática en Cuba y cristiano evangélico de convicciones verdaderamente ejemplares, recientemente liberado, éste respondía a una pregunta sobre la mediación de la Iglesia, ante la dictadura en relación a la liberación de los presos políticos, de la siguiente manera: ¨Pienso que la participación de los obispos católicos, el hecho de que sirvan como mediadores, es un paso positivo. Es mi criterio personal. La vida es polémica. Y no me parece mal que cada cual exponga sus criterios con franqueza. Todos los criterios son respetables. Pero yo veo muy positiva la actuación de la iglesia católica. Tenemos un mediador. Necesitamos a la iglesia, porque el gobierno no quiere hablar con nosotros y nosotros no queremos hablar con el gobierno. Así es la sociedad civilizada, cada cual debe jugar su papel de acuerdo con sus posibilidades. Nuestros intereses y los de la iglesia a veces no son comunes, pero si a los obispos se les permite mediar, pues que medien. Entiendo a esas personas que los cuestionan, porque todas las opiniones son importantes. Que todo el mundo opine y que todos participemos como podamos¨.
Estos ejemplos son contundentes. Václav Havel primero, y el P. José Conrado después, nos confirman la realidad de las sociedades donde la doble moral ha sido el antivalor por excelencia. Cuba sigue bajo esta pesadilla, la sociedad cubana tiene que despertar, y para ello, la Iglesia y los laicos, junto a todos aquellos que comprenden el valor de la sociedad civil para reconstruir la democracia, tienen que unirse. En el segundo ejemplo, vemos como el Dr. Biscet apoya el rol mediador de la Iglesia. En ello vemos también, como la jerarquía de la Iglesia cubana juega un papel de inestimable valor en la reconstrucción de la sociedad civil de Cuba, que ya ha comenzado, con los opositores, los periodistas independientes, las organizaciones de derechos humanos, los bloggeros, las revistas como Convivencia, etc. Muchísimos de ellos son laicos, que han dado el paso al frente por el futuro de nuestra patria.
En este momento la dictadura cubana está inmersa en un nuevo tipo de represión; a través de un serial de televisión llamado ¨Las razones de Cuba¨, está desacreditando públicamente y con ello poniendo en peligro la integridad personal, de destacados hombres y mujeres, como Dagoberto Valdés, Yoani Sánchez y otros. Uno de esos programas fue dedicado a Dagoberto para lapidarlo públicamente, denigrarlo, satanizarlo. Otro a Yoani y a otros bloggeros. La sociedad cubana está cambiando positivamente día a día, el pueblo llano, a través de todos los medios a su alcance, congratula a estos luchadores por la libertad, con pequeños gestos, con una palmada, con una felicitación, en fin, ya no son aquellos años en el que por el solo hecho de ir a la iglesia, te retiraban la amistad y te veían como algo raro al que era peligroso acercarse.
Pero desde el exilio, los laicos católicos, podemos hacer mucho. En primer lugar tomar conciencia de lo que es ser un laico en una sociedad democrática, a la luz de la Enseñanza Social de la Iglesia, y dar también nuestra batalla, por mejorar la sociedad civil y seguirla construyendo en nuestro medio, Miami también necesita que demos un paso al frente, las elecciones para la revocación del mandato del alcalde y una comisionada del condado son un ejemplo de lo que la sociedad civil puede lograr, pues ahora hay que seguir adelante para continuar adecentando, inquiriendo y exigiendo a la clase política que nos gobierna a todos los niveles. Para los laicos cubanos de aquí, esto sirve de escuela, para a su vez, apoyar a los que en Cuba, están luchando a través de la reconstrucción de la sociedad civil por un futuro democrático. Los laicos no podemos quedar encerrados en los templos, tenemos como Iglesia, que proyectarnos hacia la sociedad, tenemos una gran responsabilidad. Los Caballeros Católicos hemos comenzado, de manera muy modesta, organizando la 1ra Semana Social Católica de Miami. En foros abiertos a la participación, presentamos la conferencia de Dagoberto, y continuaremos promoviendo eventos de carácter social a la luz de la DSI. En cada uno de ellos enviaremos un mensaje de apoyo y esperanza a nuestros hermanos que luchan en la Isla por un futuro mejor, de libertad y responsabilidad. Para todos los que entendemos que el desarrollo de la sociedad civil es indispensable para poder vivir en libertad, nos es éticamente imprescindible elevar nuestra voz a favor de los que no tienen esa dicha, por lo que es totalmente indispensable ayudarles en su lucha, pacífica, veraz y solidaria por una Cuba en la que todos esos derechos se hagan realidad.
Hialeah, 25 de marzo de 2011.
Helio J. González
Laico cubano miembro de la Asociación de Caballeros Católicos.
Reside en Miami.